jueves. 18.04.2024
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Es mujer, señoras y señores... es una mujer

Es mujer, señoras y señores... es una mujer

Es tu rostro como el de tu madre, mi hermosa niña!
¡ADA! ¿Mi única hija de mi casa y de mi corazón?
La última vez que te vi, tus jóvenes ojos azules me sonreían,
Y entonces partí, no como ahora parto, sino con una esperanza.

Lord Byron

En mi infancia, un señor (Carlos Nieto) se dio cuenta que andaba husmeando su biblioteca. No recuerdo cómo fue con precisión, pero me otorgó la oportunidad de leer varios libros de ella. Me regaló, también, un microscopio y un telescopio. De aquellos libros hubo uno que nunca pude dejar de leer; era una biografía. Hablaba de la vida de una mujer que me hacía llorar, me daba coraje y soñaba que algún día rescataría a aquella condesa y la dejaría libre para que ella rescatara al mundo de sí mismo. Era la hija de Lord Byron y Annabella Milkbanke. Nació en 1815 y murió en 1852. Su padre nunca la vio, pues se separa de su esposa cuando ella era un bebé que quedaría hasta el último de sus días bajo la tutela materna. Lady Ada Byron soportaría la rigidez moral y religiosa de la señora Milkbanke.

Su primera educación estaría a cargo de Augustus De Morgan. A los catorce años padece parálisis, al igual que su padre. Sin embargo, y a diferencia de él, Ada se aliviaría varios años después, hasta convertirse en una jinete de habilidad impresionante.

En 1833 Ada conoció a Charles Babbage, matemático e inventor británico, profesor de la Universidad de Cambridge, fundador de la Analytical Society, en la misma cátedra que antes había desempeñado Isaac Newton. En 1835 ella se casó con el octavo barón William King y primer conde de Lovelace, quien admiraba el intelecto de su esposa, pero dejó que la madre mantuviera restricciones para conservar la santidad y el recato de la familia. La amistad de Ada con Babbage dio oportunidad a la madre para hacer un sórdido episodio familiar entre la pareja. Hay varias cartas de Ada a su marido exigiendo respeto a su trabajo intelectual. El Conde decide finalizar el conflicto y dejar que ella siga con su investigación.

En 1942, Ada hace una traducción y una análisis de la obra “Elements of Charles Babbage analitycal Machine, de Menabrea, sobre la Maquina Analítica. Si bien Babbage nunca pudo construir tal máquina, Ada detalla cómo ésta puede ser programada  para computar los números de Bernoulli. Explica con suma claridad el uso de tarjetas perforadas (inventadas por Joseph-Marie Jacquard para telares mecánicos) para que tejieran fórmulas matemáticas ahora. Ella no quería inventar el hilo negro; por el contrario, afirma: ... no tiene pretensión alguna de originar nada. Puede seguir un análisis, pero carece de poder para anticipar relación o verdad analítica alguna. Su campo específico es ayudarnos a disponer de aquello con lo que ya estamos familiarizados... y sin embargo, edita este logro científico sólo con sus iniciales para evitar la rebatinga materna.

Al terminar con este trabajo ella cae enferma; su madre no deja que sea atendida con más que sanguijuelas, opio, morfina y brandy. Al no tener alivio es atendida bajos las ideas de Franz Mesmer, todas ellas un conjunto de charlatanerías que aún andan por ahí: curas con magnetismo, imposición de manos, hipnosis y similares. Ada resiste todo esto, su marido hace una escapada con ella a médicos reales sólo para confirmar que ella tiene un avanzado cáncer y que es irrecuperable. Su madre festeja: considera que el dolor le abrirá la puerta de los cielos y la hace abjurar de su trabajo científico. La señora Milkbanke considera que la enfermedad la envió Dios para que ella se alejara de esa vida impía y licenciosa que es saber cómo funciona alguna parte del mundo. Y para que el resultado fuera contundente, a la muerte de Ada, con sólo treinta y seis años, manda quemar las copias que encontraba del texto. Babbage trata de recuperar algo en uno de sus libros al mencionar a Ada y su trabajo. Los abogados de la señora Milkbanke lo ponen contra las cuerdas. Dios uno–Ciencia cero.

Pero parte del trabajo de Ada se recuperó en 1889, en una memoria sobre la Maquina Analítica. Y aún allí, durmió el sueño de los justos.

Hasta que la computadora volvió a ser un objeto importante en la Segunda Guerra Mundial. Será B.V. Bowden quien observe el gran aporte de Ada Byron, Condesa de Lovelace, a la programación. A tal punto que el lenguaje ADA sigue funcionando. Y el libro que leí fue de Doris Langley Moore.

Si bien el lenguaje ADA comenzó a usarse en 1974, en 1979 el departamento de defensa norteamericano lo nombra así en honor de quien lo inicio un siglo antes. ADA es un lenguaje especializado en programas militares para sistemas empotrados, donde la computadora es una parte esencial de un sistema mayor. Es un lenguaje extenso, pero alcanza a englobar diversos aspectos de la programación de sistemas prácticos.