Racismo: La imposición ideológica y las prácticas de su ejercicio

“…de nada sirve tener una semana que conmemore la lucha de los pueblos en contra de la discriminación racial, si estos pueblos victimizados participan en el discurso de odio, discriminando así también a quienes los discriminan…"

Racismo: La imposición ideológica y las prácticas de su ejercicio

 

El odio a las razas no forma parte la naturaleza humana; más bien es el abandono de la naturaleza humana.

Orson Welles

 

El odio y la intolerancia no son innatos al ser humano. Del 21 al 27 de marzo se conmemora y se da énfasis a la Semana de solidaridad con los pueblos que luchan contra el racismo y la discriminación racial. Una lucha que no debería existir, y razón por la que considero prudente reflexionar acerca de estas prácticas que nos han llevado, a colectividades masivas, a vivir bajo el discurso de odio y superioridad o inferioridad.

El racismo viene desde las distintas percepciones, prácticas y acciones que se traducen en una creencia de que la humanidad se divide en distintos grupos biológicos a los que llamamos "razas".

La postura que aquí se presenta va encaminada a una cuestión fundamental. Las razas no existen. Sin embargo, se nos ha inculcado lo contrario con el fin de pretextar las acciones colectivas demarcadas por los círculos de orden y poder para justificar las intenciones más mezquinas, pérfidas y atroces que ha conocido la humanidad. Para poder mantener el control y alcanzar fines específicos (sobre todo cuando éstos son inmorales e inauditos) es menester proporcionar un camino de derivación a sus voluntades.

El término "raza" se utiliza para clasificar a la humanidad acorde con distintas características físicas y genéticas. Realmente, todos los seres humanos hemos evolucionado en los últimos 100,000 años a partir de un mismo pequeño grupo de tribus con origen en África que, posteriormente, colonizaron el mundo. Aparte de esto, también es bien sabido que las variaciones en pigmentación y la modificación de rasgos exteriores de los distintos grupos, se deben a las diferentes adaptaciones al medio ambiente a donde emigraron, no a una composición genética de distintas especies como tales.

Como conclusión a la distinción entre razas, podemos decir  que la raza de los seres humanos no es un concepto científico. Es un concepto donde estas categorías reflejan regímenes sociales, políticos, culturales y diferentes adaptaciones al medio ambiente. Si nos referimos a los estudios del genoma humano, podemos darnos cuenta que los seres humanos constituyen una sola especie biológica.

Lo que llama la atención aquí es que si tenemos conocimiento sobre eso, sigamos difundiendo prácticas de discriminación racial a inmensas magnitudes. Si pertenecemos a la misma raza... ¿De dónde vienen las bases de la superioridad? ¿Cómo se expande el pensamiento racial? ¿Por qué es conveniente educar a las masas bajo este discurso?

Las distinciones raciales comienzan a gestarse bajo el intento de la implementación de un solo pueblo, una sola lengua y una sola religión, aspecto directamente relacionado con el buen funcionamiento de los órdenes de poder. 

Mediante distintas enseñanzas comienzan a sembrarse, desde hace muchísimos años, en las mentes de las personas las ideas y los fundamentos de la distinción entre razas. Desde Augusto Comte, Herbert Spencer y Emile Durkheim, empieza a hacerse referencia a la racialización de los sujetos, y empieza a gestarse la legitimación teórica del racismo.

El ser humano, por ende, naturaliza y aprende el sistema cultural de clasificación social e ideológico que se le establece, e internaliza las creencias que se le inculcan sin cuestionarlas debido a que se encuentra, viviendo bajo un medio ambiente social y cultural específico creado por factores ajenos a él.

Desde la llamada maldición de Canaán, la limpieza de sangre del Imperio Español para imponer su religión, las "guerras contra el indio" en Latinoamérica para desarrollar económicamente las regiones indígenas, la esclavitud  de negros africanos en Estados Unidos, el uso de la ciencia y biología por parte de los Europeos para justificar su gobierno encima de los otros, el holocausto en Alemania para poder instaurar una dictadura bien legitimada, y así, hasta prácticas cotidianas de nuestros tiempos, nos vamos dando cuenta que la humanidad desde tiempos prácticamente inmemorables, ha sido producto y ha estado actuando bajo las imposiciones de un grupo minoritario y dominante a quienes convenía que las colectividades pensaran de esta manera también. El racismo (así como muchas otras cosas) es un constructo social e ideológico, perversamente diseñado y bien calculado para justificar crímenes contra la humanidad como el genocidio y diversas formas de dominación de las personas como la esclavitud, la servidumbre, el colonialismo, el neocolonialismo y el imperialismo, y ha sido pieza fundamental en el mantenimiento del orden y la selección de los puestos de mando y poder. Pero  como no hemos tenido la capacidad para ser críticos ni se nos han dado los medios para salir de nuestra mísera ignorancia, es fácil pensar que nacimos así naturalmente.

Más de lo asombroso que pueda ser el hecho de que nuestra ideología y nuestras acciones cotidianas puedan ser manipuladas a placer de otros, es indescriptiblemente sorpresivo el hecho de que, en pleno siglo XXI y existiendo toda esta información disponible, sigamos reproduciendo un modelo de discriminación racial que no es ni siquiera natural al ser humano, y del cual únicamente hemos sido objeto y divulgación. El hecho de que podamos tener acceso a todas las herramientas para enterarnos de lo que sucede, y ni siquiera de esa forma podamos darnos cuenta de cuánto nos degrada como humanidad, y como individuos el dividirnos y actuar en contra de nuestra naturaleza, nutriendo inadvertidamente prácticas que no nos otorgan nada bueno a cambio.

La sensibilización, la solidaridad y la fe en la humanidad están en decadencia, y de nada sirve tener una semana que conmemore la lucha de los pueblos en contra de la discriminación racial, si estos pueblos victimizados participan en el discurso de odio, discriminando así también a quienes los discriminan. Estamos en un buen momento para despertar y dejar de ser títeres de intereses ajenos. Es inaceptable continuar victimizando a algunos y dejándonos victimizar.

En esta semana, si te vas a solidarizar con un pueblo que luche contra la discriminación racial, habrá que solidarizarte, más que con tu propio pueblo, con el pueblo que te discrimina. Porque ese pueblo es el producto de todas las configuraciones mentales equivocadas a las que hemos estado sujetos tanto tiempo, y la propagación del odio no puede tener fin si discriminamos a los que nos discriminan, por discriminarnos. Sino entendiendo que somos todos los que hemos sucumbido ante ideas y actos no apegados a nuestra naturaleza. No es una cuestión de comprender o tolerar al pueblo discriminador, sino como pueblo discriminado, abrir conciencia y dar acción a finalizar con el ciclo interminable en que esto se ha convertido para que, ojalá, no repitamos ni olvidemos los errores que se han cometido en el pasado en nombre de una distinción que no existe. No hagamos del odio al racismo, un pretexto más para propagar la violencia en contra de las "razas superiores". Eduquémonos, informémonos y pongámosle fin de una vez por todas a la intolerancia que se nos ha impuesto.

Fuentes consultadas

Lesmes Espinel Sergio, Viveros Vigoya Mara. 2014. Cuestiones raciales y construcción de Nación en tiempos de multiculturalismo. Universitas Humanística. Disponible en:

Pineda Esther.  Discriminación racial y Afrodescendencia. Espacio Abierto Cuaderno Venezolano de Sociología. Disponible en: http://www.redalyc.org/pdf/122/12249087008.pdf

García Martínez, Alfonso, Sánchez Lázaro, Antonia Mª. 2012. Retorno a las bases de la exclusión: Las diferencias raciales como pretexto. Disponible en:

Fugazza, Marco. 2003. La discriminación racial. Teorías, hechos y planes políticos. Revista internacional del trabajo. Vol. 122.