martes. 23.04.2024
El Tiempo
Jaime Panqueva
02:48
25/11/17

Daños colaterales

“…se refirió a él como “el joven asesinado el fin de semana”, y lo calificó textualmente como un “daño colateral”, el primero que había en la ciudad…

Daños colaterales

Ismael Almanza caminaba el sábado pasado sobre una banqueta de Casimiro Liceaga, cerca de la esquina que conforma esta avenida con la calle Ramón Barreto en Irapuato. No iba solo; a su lado caminaba su amigo, el may. Eran las 10:20 de la mañana e iban a cortarse el pelo para asistir a una boda. Estarían conversando o quizás avanzaban en el silencio que fortalece la complicidad, cuando una pareja que pasaba a su lado en una camioneta azul, fue interceptada sobre la avenida por un grupo de sicarios que desde otro vehículo dispararon ráfagas de calibre .762. En el video, tomado desde la estación de gasolina ubicada enfrente, se observan los destellos de las detonaciones; el cuerpo de Ismael queda tendido en el piso, mientras el may corre por su vida, pero regresa segundos después para auxiliarlo. El parte de la Procuraduría dice que falleció a causa de impactos en el tórax. Tenía 19 años.

Lucero N tenía 18 y necesidad de trabajar. Buscó colocarse como mesera en la zona de restaurantes de Irapuato. Mientras se abría una plaza en el Café Bulevar, aceptó un puesto en el bar La Parranda, a pocos metros del anterior. A las 22:06 del 12 de septiembre, Lucero fue asesinada junto con otras dos mujeres y dos hombres más, mientras hacía su trabajo. Del hecho da cuenta un video, donde se observa a los agresores encapuchados disparar indiscriminadamente contra clientes y personal del establecimiento.

El martes pasado escuché en una entrevista radial a nuestro presidente municipal, Ricardo Ortiz, mencionar a Ismael Almanza. No lo hizo por su nombre, pero lo identifiqué porque se refirió a él como “el joven asesinado el fin de semana”, y lo calificó textualmente como un “daño colateral”, el primero que había en la ciudad. A lo que habría que responder que daño colateral es un término militar para designar daño no intencional de una operación militar. Ismael (sí, tenía nombre) fue abatido por criminales y, como lo atestigua la muerte de Lucero (que también tenía un nombre), tampoco fue el primero.

Tras lo dicho siguieron declaraciones muy airadas en contra de quienes, al quejarse por la inseguridad en la ciudad, sólo “pretenden sacar raja política”. Son tiempos pre-electorales (bueno, qué tiempos no lo son...), así que podríamos ser condescendientes con sus acostumbradas bravuconadas, si no estuvieran también de por medio sus intenciones reeleccionistas. Por eso es más irritante una declaración tan soberbia para referirse a la gente de bien que el arquitecto Ortiz gobierna, y que por necesidad camina sin escolta por la calle, o tiene que trabajar en un bar para mantenerse. Todavía más molesto es que esgrima estadísticas para decir que el trabajo en seguridad se está realizando con eficacia, porque la misma fuente estadística que alude para pedir aplausos por el control de la seguridad, afirma que a octubre de este año, en Guanajuato ya superamos el registro de homicidios de todo el 2016.

Con la misma frialdad y ante un congreso nacional de seguridad, Samuel Ugalde García, secretario de Seguridad Ciudadana de Irapuato, hace un par de días aseguró que 97% de los últimos delitos acontecidos en el municipio tienen una relación directa con delitos del orden federal. No sé si eso sea una excusa para no encontrar y procesar a los culpables de los asesinatos de Ismael y Lucero. O quizás para mantener en secreto los nombres de las gasolineras investigadas por venta de combustible robado. O quizás también sea otra pretexto para que sigamos pagando el proyecto Escudo, o para reelegir al actual Procurador por ocho años más. No lo sé, pero por lo pronto lo invito, amigo lector, a que no se desaliente, ni permita que en algún momento cualquiera de estos servidores públicos venga a llamarlo “daño colateral”.

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