Jaime Panqueva
06:34
14/03/20

El verdadero miedo

"Se reprocha el actuar del gobierno mexicano, pero me parece mucho más prudente que la de quienes predican en los medios que el cielo está a punto de colapsar..."
El verdadero miedo

La emoción más antigua y más fuerte de la humanidad es el miedo, y el tipo de miedo más antiguo y más fuerte es el miedo a lo desconocido.
H. P. Lovecraft


 

La semana pasada comenté sobre mi ausencia de miedo al coronavirus. A pesar de las alarmas y medidas caóticas que han adoptado varios países, mi postura no ha cambiado, porque tampoco lo ha hecho el comportamiento de la pandemia. Se reprocha el actuar del gobierno mexicano, pero me parece mucho más prudente que la de quienes predican en los medios que el cielo está a punto de colapsar. Hay otros temas mucho más preocupantes para quienes vivimos en México y en el Bajío que el coronavirus. Tuvimos una buena muestra esta semana virulenta y tormentosa.

Primero, la película grande: El fin de semana pasado se rompió el acuerdo OPEC+ entre los países que conforman la OPEP, liderados por Arabia Saudita, y Rusia. Hasta ese momento se habían realizado recortes en la producción petrolera que mantenían la mezcla mexicana en niveles de precios entre 40 y 50 dólares el barril. Para lograrlo, los árabes sacrificaron volúmenes de producción en beneficio de Rusia, que no había realizado grandes recortes. La caída temporal de la demanda mundial, debido al brote ya controlado de coronavirus en China, exigió que Rusia hiciera su sacrificio en cuanto a volúmenes de explotación. Los rusos se negaron y no sólo se rompió el pacto: comenzó una guerra de precios donde Aramco, la Pemex saudí, ofrece petróleo a precios que oscilan entre 25 y 28 dólares el barril, con el fin de presionar el regreso de Rusia al pacto original.

Como consecuencia, los precios internacionales se han desplomado y nuevos pedidos de refinerías europeas han llegado a Aramco para despacho en abril en detrimento del producto ruso y de otras naciones. Un par de días después, Emiratos Árabes se sumó a la temporada de ofertas, mientras Rusia afirma que no cederá a las presiones de sus antiguos socios. No sabemos hasta cuándo.

La mezcla mexicana se cotizó el pasado viernes en USD 24.19 por barril, cuando a inicios de año con la crisis iraní costaba casi 60, y nuestro presupuesto 2020 se había definido sobre la base promedio de USD 49 por barril. Por el momento, las coberturas de precio contratadas, por las que se pagaron más de 23.400 millones de pesos, permiten respirar tranquilos por unos meses. Sin embargo, de persistir el fenómeno, la inestabilidad en el presupuesto nacional sería poco menos que desastrosa, si consideramos que buena parte de las finanzas públicas depende de nuestras exportaciones de petróleo y de la venta de gasolina, que también bajaría de precio como consecuencia de esta guerra.

La jugada árabe no sólo afecta a México y a Rusia, la desestabilización de precios golpea también a la producción norteamericana que extrae petróleo a través de la fracturación hidráulica o fracking. Con precios bajos, los aceites bituminosos que se obtienen con esta técnica no son rentables, lo que afectaría multimillonarias inversiones en este campo. No me sorprendería que en pocos días el gobierno estadounidense, aquejado por el poderoso lobby de la industria del petróleo, obligara a Trump a pronunciarse, o peor, a tomar medidas punitivas.

El petróleo barato conviene a muy pocos y nos afectaría a todos por el efecto que tiene el consumo de hidrocarburos en el calentamiento global. Es difícil predecir si esta presión tendrá un efecto a largo plazo, o sólo se sostendrá por algunos meses hasta que Rusia regrese al redil, pero sus consecuencias se reflejaron de inmediato en todos los mercados de valores del mundo, y es algo que suma inestabilidad en un mundo con una coyuntura inestable. Aquí, sí hay algo para temer.

Cierro con la película local. Mientras hace unas semanas nuestro gobernador Diego Sinhué se vanagloriaba de haber diezmado el cartel local y tenerlo en franca retirada, esta semana tuvimos una muestra de su capacidad para desestabilizar a Guanajuato, o quizás peor, de la incapacidad del gobierno local para mantener el orden en la entidad. Nuestro presidente 4T y la vocera de seguridad de Guanajuato comentaron que los bloqueos son “propaganda”, ¿por qué no usaron el término adecuado? ¿Por qué lo usó el gobierno estatal contra quienes improvisaron la asonada de Cuerámaro? ¿No es terrorismo hacer explotar un coche bomba? ¿No es terrorismo bloquear carreteras con coches incendiados?

La violencia no se detiene, el estado mantiene su dosis diaria de una docena de ajusticiados. La alcaldesa Elvira Paniagua salió este viernes a rogar ayuda al gobierno del estado y al federal. ¿Qué pasó con la tan cacareada coordinación de los tres órdenes de gobierno? ¿No sería un buen momento de que Paniagua diese un paso a un lado, como lo exigen sectores de la opinión pública celayense? ¿Por qué calla el gobierno estatal? ¿Estará muy concentrado en el Rally Guanajuato o en el coronavirus? A este silencio, a esta incompetencia hay que tenerle más miedo que a la pandemia.

 

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