jueves. 18.04.2024
El Tiempo
Jaime Panqueva
14:25
06/04/19

Niñas con tufo

“Las caras divertidas de los adultos que asistieron a la fiesta y la veían beber o deambular de la mano de sus amigas, quienes se perdieron de la mejor parte de la fiesta por estar cuidándola…”

 

Niñas con tufo

Elvira no sabe qué la hace sentirse peor, si la revoltura que todavía siente en la panza con agudos piquetes esporádicos, o la regañiza que le pegaron sus papás tras recogerla de los quince de Marianita, tan borracha que apenas podía dominar los tacones que acababa de comprar para la ocasión. Elvira mira al techo de su cuarto, teme que su fiesta de quince se irá al garete (bueno, piensa en otras palabras) porque los cumplirá en seis meses. Quizá, con algo de suerte, sus padres para entonces se hayan olvidado de esto. En su malestar, piensa que Guillermina seguro corrió con mejor suerte, porque para bajarse la borrachera bebió cantidades enormes de agua mineral, y sus padres ni siquiera lo habrán notado. Le retumban en la cabeza los gritos de ¡Shot! ¡Shot! ¡Shot! y siente la descarga del caballito de ron que se encamina garganta abajo, luego la sensación de flotar, la risa, el mareo y la vomitada. Las caras divertidas de los adultos que asistieron a la fiesta y la veían beber o deambular de la mano de sus amigas, quienes se perdieron de la mejor parte de la fiesta por estar cuidándola. Ellas no hicieron parte de la Gran Peda, y al contrario de los anfitriones, quienes no tuvieron empacho para que la barra sirviera alcohol con absoluta libertad a menores de edad de trece o catorce años, estuvieron pendientes de que a eso de la medianoche no cayera en las garras de unos chavos algo mayores a quienes oyeron decir, “ándale, ya con la que sea...”. Piensa que tal vez Beto habrá terminado en urgencias, porque ya ni respondía cuando lo trataron de levantar.

Cinco años cumple la campaña “No te hagas güey” de la Asociación de Cerveceros de México contra la venta de alcohol a menores de edad. Sin embargo, los adultos seguimos haciéndonos, y las estadísticas llegan a niveles alarmantes: La edad de iniciación en el alcohol ha descendido en los últimos años hasta situarse, según la Comisión Nacional contra las adicciones (CONADIC), en 10.5 años de edad. En encuestas que incluyeron niños de quinto y sexto de primaria, se detectó que en algunas zonas del país cinco de cada diez menores entre 12 y 17 años ya consumen alcohol. Una estadística de esta magnitud es imposible de alcanzar sin la complicidad por acción u omisión de los padres de familia.

La Gran Peda que recuerda Elvira, es medida por las estadísticas como consumo excesivo, y ha aumentado de forma preocupante entre los menores de edad. Acicateado por los retos de las redes sociales, el crecimiento en los índices tampoco respeta géneros. El consumo excesivo de alcohol en el último año y en el último mes en la población femenina de 12 a 17 años en la región Norcentral creció a más del doble en un lustro, al pasar de 6.2% en 2011 a 14.8% en 2016. En cuanto al Consumo Excesivo en el Último Año en la población de 12 a 17 años, Guanajuato ocupa el tercer lugar nacional (19.1%), por debajo de Jalisco (28.6%) y Michoacán (22%). Y si desean comparar con el comportamiento adulto: 37.4% la población entre 18 y 65 años se ha excedido por lo menos una vez al año, mientras que más de una quinta parte de los mexicanos (22%) confiesa haberse pasado al menos una vez en el último mes.

No está de más comentar sobre el daño neuronal irreversible que reciben estos jóvenes con el exceso de alcohol, ni que a mayor edad decidan probar drogas más fuertes, como la cocaína, para disimular los síntomas de la embriaguez y ahorrarse el sermón de los adultos.

Indigna la tolerancia de los padres que conocen bien las consecuencias del abuso y quizás también las leyes. Para esto último cito el Código Penal del Estado de Guanajuato, Título V, Art. 237: A quien procure, facilite o mantenga en la corrupción a un menor de dieciocho años de edad o a un incapaz […] o lo induzca a la […] ebriedad […] al uso de substancias de cualquier naturaleza dañosas a la salud […] se le aplicará prisión de tres a ocho años y de cincuenta a doscientos días de multa.

Para cerrar diré que estas líneas no fueron en contra del alcohol, al que han cantado todos los poetas desde su invención, sino en contra de su abuso. Ni en contra de Elvira, sino de la candidez y quizá falta de atención de sus padres. Ni en contra de las fiestas de quince años, sino de la negligencia de algunos anfitriones.

 

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