jueves. 18.04.2024
El Tiempo
Jaime Panqueva
06:06
01/01/18

No olvido el Año Viejo

“Mi afán no es enciclopédico, ni el de confeccionar un ranking de lecturas, o develar las novedades comerciales; sólo comparto algunos títulos que siguen en mi memoria, y de los cuales publiqué algunos comentarios en la columna Guía de lectura…”

No olvido el Año Viejo

Se acabó el 2017, por fortuna. Y aunque sé que es difícil hablar en buenos términos del año que se fue, y de los que se han ido de este sexenio, tampoco quiero asustar porque el venidero se ve bastante sombrío por más serpentinas y confetis que quieran aventarnos los candidatos presidenciales. No sé si el 2018 será el año de la ruptura del TLCAN o de un cambio que deje todo igual. Mejor no hacer vaticinios, al menos no en plan serio, que luego sirvan para la burla. Me gustaría hablar más de los meses que se fueron y recordarlos por los amigos que hice, por las ideas que obtuve y momentos que pasé en compañía de buenos libros. 

Decía Ricardo de Bury en su extraordinario Filobiblión: “En los libros veo a los muertos como si fuesen vivos; preveo el porvenir; en los libros se reglamentan las cosas de la guerra y surgen los derechos de la paz. Todo se corrompe y se destruye con el tiempo; Saturno no cesa de devorar lo que engendra, y, sin duda, toda la gloria del mundo se desvanecería en el olvido, si, como remedio, no hubiese dado Dios a los mortales el libro.”

Mi afán no es enciclopédico, ni el de confeccionar un ranking de lecturas, o develar las novedades comerciales; sólo comparto algunos títulos que siguen en mi memoria, y de los cuales publiqué algunos comentarios en la columna Guía de lectura, porque cuando piense en qué leí en el 2017, sus páginas y sus autores vendrán a mí y confortarán mi espíritu (sí, puede sonar ridículo, pero eso se siente, quizás por ese orgullo borgiano que dan los libros leídos). 

En los libros de ensayo o testimonio, comprados, prestados o pirateados, me encontré con Esto lo cambia todo de Naomi Klein; La bendita manía de contar de García Márquez; The hillbillie elegy de J.D. Vance; Homo Deus, de Yuval Noah Harari; Patria de Paco Ignacio Taibo II; En el país de los dioses de Lafcadio Hearn; y El aprendizaje del escritor con conferencias de Borges.  

En los libros de autores amigos, de Guanajuato y otras latitudes, no quiero dejar el 2017 sin recordar a: los poemas de Río Interior de José Antonio Banda; la historia nacional trastocada de Habsburgo de Omar Delgado; el divertidísimo Esta es mi pinche Biblia de Lorena Amkie; la desoladora nouvelle Por una cabeza de Alejandro Badillo; los versos clásicos de Lo que se llama por su nombre de Benjamín Valdivia; la novela irapuatense Por debajo del agua de Eduardo Franco.

De las letras jóvenes, un poemario bilingüe (aunque no me gustaron algunas traducciones) Amalgama de Robin Myers; los cuentos norteños de Dispárenme como a Blanco Ornelas de Daniel Salinas Basave; Las mutaciones de Jorge Comensal y una formidable novela-diario-crónica Mi abuelo y el dictador de César Tejeda. 

De un autor que se nos adelantó en 2017, 96 grados, un caliginoso libro de relatos de Eusebio Ruvalcaba. 

Libros cuya recomendación se recuerda con gratitud: Crímenes de Ferdinand von Schirach y Hanshichi de Okamoto Kido, recomendación de Marco Vanzzini; Los niños de la estrella amarilla de Mario Escobar, regalo de Atala Solorio. 

De Colombia, cuentos De música ligera de Octavio Escobar; y de Cosas peores de Margarita Robayo; una novela escalofriante La balada de los bandidos baladíes de Daniel Ferreira; Tratado de culinaria para mujeres tristes de Héctor Abad Faciolince; y la relectura un collage literario En la ciudad de dolor de Adolfo León Gómez. 

Cierro con las relecturas, que tanto agradaban a Italo Calvino, y que ayudan a redescubrir las grandes obras: La Ilíada, en la versión de Gredos reeditada por RBA; Estudio en escarlata; y El retrato de Dorian Grey en la nueva edición de Mirlo Editorial, con la traducción de Pablo Varto e ilustraciones muy poderosas de Héctor Falcón. 

Y me despido con el deseo de seguir leyendo en 2018, porque para las vacaciones tengo ya algunos ejemplares en fila: Poesía reunida de Willliam Ospina, Destinos intermedios de Octavio Escobar, Pelota de trapo de Adalberto Agudelo Duque, Cuando te hable de amor de Mónica Lavín, y Los amigos arden en las manos, de Juan Carlos Acevedo.

Lo mejor para el nuevo año en compañía de libros y seres queridos.