Jaime Panqueva
10:46
02/07/22

Opinión • Irapuato huele a muerte • Jaime Panqueva

“No se trata de dar sólo la cara y tragar el sapo con un discurso. Se trata de revertir el deterioro que vivimos y recobrar primero la confianza de la policía y luego la de los habitantes de la ciudad…”

Opinión • Irapuato huele a muerte • Jaime Panqueva

Así decía una de las cartulinas sostenidas por decenas de policías que se plantaron frente a la presidencia municipal de Irapuato hace unos días, tras los funerales del comandante Juan Carlos Moreno Ayala y del exdirector J. Reyes Méndez, ejecutados vilmente por sicarios cuando se encontraban fuera de su horario laboral, el último incluso acababa de retirarse de la corporación. Protestaban en el mismo lugar donde hace un par de meses fue reprimida, por la misma policía, con violencia y saltándose los protocolos, una manifestación feminista. Y, al igual que el de las mujeres de la ciudad, su descontento está plenamente justificado: no sólo exigen compensaciones salariales y equipos adecuados para realizar su trabajo, también justicia, que se capture a los autores de los asesinatos de policías que suman 4 en lo que va de este año.

No recuerdo un panorama más desalentador para la policía municipal que el de este primer semestre de 2022, que además de los asesinatos de sus miembros, suma el retiro de un titular como Miguel Ángel Simental y la desarticulación de uno de sus programas más vistosos, el Comando Especial de Reacción Inmediata - CERI. A esto hay que abonar el descrédito de la institución ante la población en general con casos como la represión de la marcha feminista o el arresto del policía en activo Miguel Ángel Barrón García por el presunto asesinato y desaparición de su hijastro Juan David.

El jugoso presupuesto que se había comprometido para el CERI, que llegó a tener cuarenta miembros —casi todos antiguos policías federales–, ahora dicen que se empleará en otros rubros del área de seguridad. Recordemos que el presupuesto total de la ciudad aprobado para 2022 fue de 2.013 millones de pesos, de los cuales 503, un 25%, se etiquetó con este propósito.

Mientras tanto la única respuesta clara ante la opinión pública ha sido la impunidad: No sabemos a quiénes y de qué forma se sancionaron los desmanes policiales del 1 de mayo; no aparece el cuerpo de Juan David, y sin él es posible que el presunto asesino sea liberado pronto; sobre los asesinatos de policías flota un silencio incómodo que sólo genera incertidumbre en la población. Parece que el gobierno municipal actual, que tanto buscó desligarse del anterior alcalde, retoma la senda trazada por él: privilegiar el tema de la obra pública para ya no mostrarse como el gobierno que traería de nuevo la paz a Irapuato, sino como otro constructor ávido por convertir la ciudad en un estacionamiento.

Hay sólo una forma de recuperar la credibilidad institucional y revertir el deterioro al que parecen estarse acostumbrando: el imperio de la ley. Sólo con capturar y juzgar a los perpetradores de los crímenes antes mencionados podrán ostentarse como funcionarios que dan resultados. No se trata de dar sólo la cara y tragar el sapo con un discurso. Se trata de revertir el deterioro que vivimos y recobrar primero la confianza de la policía y luego la de los habitantes de la ciudad.

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