martes. 23.04.2024
El Tiempo
Jaime Panqueva
05:54
04/05/19

Vanitas vanitatum

“…cuesta trabajo creer que quienes ahora desean erigirse como los grandes defensores de la libertad de expresión, hayan vivido durante décadas del chayote oficial. Quienes ahora se jactan de la independencia de los medios, dejan a trasluz con mucha facilidad sus intereses corporativos…”

 

Vanitas vanitatum

Desde hace unas semanas veo menos noticieros y leo mucho menos las noticias. Por lo menos las de los diarios que retoban en contra del gobierno federal por cualquier comentario, mientras en el sexenio anterior callaban con exquisita prudencia. Aún me sorprende que a quien consideraba el mejor caricaturista político de México, con cartones excepcionales los domingos, ahora sale publicado a diario, a veces con trabajos de mucha menor calidad pero de gran efecto satírico. Estos trabajos me recuerdan cómo tras el gran triunfo electoral de Francisco I. Madero, y ante las enormes dificultades que enfrentó su efímero gobierno, la prensa se fue ensañando con su figura hasta echarle en cara, entre otras cosas, ser demasiado chaparro.

Me alejo de los fifís, como mal los llama el presidente, pero también de aquellos que replican sin cesar y sin filtro alguno las conferencias mañaneras. Un experimento demasiado desgastante que aún no comprendo. ¿Qué sentido tiene este exceso de exposición? ¿Permite en realidad gobernar con eficacia? ¿Es indispensable y sano que el gobierno marque el ritmo de la agenda informativa?

Quizá por el enfrentamiento de ideologías e intereses lo sea, pero nada mejor para confundirse que el exceso de ruido y de noticias, que en muy contados casos lo son en verdad.

Por otra parte, me cuesta trabajo creer que quienes ahora desean erigirse como los grandes defensores de la libertad de expresión, hayan vivido durante décadas del chayote oficial. Quienes ahora se jactan de la independencia de los medios, dejan a trasluz con mucha facilidad sus intereses corporativos. Me pregunto muy seguido: ¿vale la pena estar al tanto de todo eso?

Los noticieros televisivos, por ejemplo, nos mantienen al día del paso de las caravanas de migrantes, de los trinos de Trump & Co, de la opinión de los peatones cercanos a alguna estación migratoria o de cualquier desprevenido, pero nunca se señala con nombres y apellidos a los integrantes y operadores de gobiernos mafiosos generadores de miseria y explotación. La oferta informativa me parece que tiende (aunque no lo crean posible) a volverse aún cada vez más evanescente y frívola.

Ayer escuché en la radio un comentario en un noticiero que considero serio, sobre el muro de Facebook del expresidente Enrique Peña Nieto y su anuncio oficial de divorcio. Por si fuera poco, también leyeron lo que la contraparte comentó por Instagram... ¿Qué hay detrás de esto? ¿Falta de rigor? ¿Falta de filtros? ¿Pura y simple frivolidad?

A veces siento como si viviera en otro planeta, porque también he silenciado lo más posible mis cuentas de redes sociales, a las cuales dedico un tiempo mínimo y, al revisarlas de manera ocasional, es tan insustancial lo que encuentro que me aburro con mucha facilidad. Por fortuna, aún hay personas que comparten verdadera información, de lo contrario las emplearía únicamente para enterarme de eventos y onomásticos.

Entre la vacuidad y la insignificancia, quizás deberíamos readoptar de aquellos tiempos barrocos el contrapeso del vanitas o el ubi sunt. Eso no vende tanto como la idea de la eterna juventud, pero  ayuda a centrarse mentalmente en lo que puede ser más trascendente. No sé, quizás hasta podría patrocinarlo alguna empresa funeraria... Total, lo que importa es vender.

 

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