miércoles. 24.04.2024
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México, el chivo expiatorio de Trump

"Este tipo de estrategias ha ocurrido siempre a través de la historia, pero es preocupante que el último caso grande de este tipo de acontecimientos se observó en la Alemania Nazi contra judíos, gitanos, comunistas, homosexuales, que realizó la Gestapo en toda Europa..."

México, el chivo expiatorio de Trump

Donald Trump tiene un amplio plan de guerra comercial y económica contra China, pero comenzara a atacar a México para ver cómo reaccionamos ante esta embestida, y después afinará su estrategia de ataque, para doblegar el crecimiento de la economía de China.

Empieza con México destrozando el TLCAN, ya que con ese acuerdo nuestra nación puede introducir productos terminados a Estados Unidos sin restricciones, situación que China y otros países aprovechan, vendiendo una gran cantidad de insumos para las armadoras de productos establecidas aquí.

Es importante observar que esta estrategia también tiene la finalidad de identificarnos a los mexicanos como el enemigo a vencer, porque sus votantes nos identifican como enemigos de sus empleos, de su cultura, de su bienestar.

Este tipo de estrategias ha ocurrido siempre a través de la historia, pero es preocupante que el último caso grande de este tipo de acontecimientos se observó en la Alemania Nazi contra judíos, gitanos, comunistas, homosexuales, que realizó la Gestapo en toda Europa.

Después de derrotarnos e imponer sus condiciones y políticas, Trump seguirá con otras estrategias, como es disminuir en forma drástica el poder de las naciones del Medio Oriente, porque son las proveedoras de hidrocarburos para China.

Empezó con el cierre de puertas a migrantes de varias naciones musulmanas, que identificó como terroristas.

Al mismo tiempo, con una alianza con Rusia para controlar el poder militar de China, podrá abrir un frente entre ambas naciones, para que los chinos se distraigan y empleen recursos en este asunto, lo cual debilitaría a los chinos económicamente.

Para aumentar las presiones a China, está provocando reclamos territoriales en beneficio de Japón, Corea del Sur, Vietnam, Indonesia, Malasia y Filipinas, para tener distraída a la nación y que ésta gaste más recursos.

Por otra parte, amenazó con eliminar el presupuesto a las bases militares de Estados Unidos instaladas en Europa, para quitar gastos adicionales de presupuesto norteamericano, liberando recursos para canalizarlos a la Economía de Estados Unidos.

Destrucción del TLCAN

El objetivo último del ataque contra México es destruir el TLCAN.

Como se mencionó párrafos atrás, mediante este acuerdo, las marcas en otras naciones del mundo envían sus insumos para que sean armados los productos finales (automóviles, pantallas planas, computadoras, motocicletas y miles de productos comerciales)  en México.

Una vez armados los productos, pueden entrar al mercado de Estados Unidos sin problemas.

En realidad, en México los beneficios de esto son raquíticos por los bajos salarios que pagan las multinacionales, la contaminación y destrucción, tanto del medio ambiente como de las empresas mexicanas.

Aun así, existen defensores de oficio del TLCAN.

En sendas conferencias el Presidente del PAN en conferencias realizadas en Estados Unidos, defiende al TLCAN.

El señor Ernesto Derbez, ex secretario de Economía de Vicente Fox, afirmó que para conservar el TLCAN debemos disminuir drásticamente los salarios de los mexicanos, para ser más competitivos.

También dice que nos pongamos al servicio de la Economía China para sobrevivir.

Luis Videgaray y los secretarios del gobierno de Peña Nieto buscan conservar el TLCAN y, al parecer, no se dan cuenta de la magnitud de la agresión: buscan enseñarle a los del gobierno de Trump que el TLCAN tiene beneficios para Estados Unidos.

En lugar de plantearse seriamente la sustitución del TLCAN por una política con mayor variedad de naciones destinatarias de nuestras exportaciones, los mencionados políticos siguen con la idea de defender ese tratado, aunque los beneficios que nos llegan sean muy pequeños.

En este sentido, es importante mencionar que hay economistas de mucho mayor nivel que los mencionados, que identifican sin fundamentalismos del libre mercado al TLCAN como un ente superable, incluso que su abrogación puede beneficiar a largo plazo a la economía de México.

Finalmente, el proteccionismo del nuevo Gobierno en Estados Unidos es una gran oportunidad para la economía mexicana, para disminuir su dependencia del país del norte.

Esta y otras ideas han sido manifestadas por economistas mexicanos como Jaime Ros, Rolando Cordera, Gerardo Esquivel, entre otros.

Algunos economistas extranjeros hacen afirmaciones parecidas; entre ellos destacan Joseph Stiglitz, Paul Krugman, Pierre Noël Giraud y Ricardo Hausmann,  mediante las siguientes recomendaciones:

  • Stiglitz recomienda que si Estados Unidos impone aranceles a las importaciones mexicanas, México debería protegerse de la misma forma, no porque esa sea la protección un medio adecuado para la competitividad, sino en reciprocidad.

Si EU impone un arancel del 2% para pagar el Muro, México puede imponer un impuesto especial a las empresas de Estados Unidos cuya constitución se haya realizado en los Estados que más votaron por Trump, y que no tengan muchos migrantes trabajando en su economía.

Por ejemplo, un impuesto a Wal-Mart en todas sus ventas de productos importados.

  • Krugman recomienda que México deje de depender del gas de Estados Unidos, y que explote el contenido en reservas de Coahuila y demás estados del norte de México.

Afirma que se puede comprar gasolina a precios similares en Sudamérica.

Realizar convenios de proveeduría de material para infraestructura  con naciones asiáticas, para la explotación y conducción de gas mexicano a consumidores mexicanos.

En pocas palabras, fortalecer en forma contundente el mercado interno, sustituyendo la dependencia de Estados Unidos.

  • Por su parte, Griaud dice que la Inversión Extranjera Directa de las multinacionales sólo ha trasladado sus plantas a México como trampolín al mercado de EU, y que las autoridades mexicanas deben imponer una integración alta en los componentes de las armadoras de las multinacionales, de por lo menos el 40%, para poder iniciar verdaderos clústeres regionales.

En otro contexto, León Bendesky,  en su artículo del 27 de febrero en el diario La Jornada, cita al economista Ricardo Hausmann, de la Universidad de Harvard, quien proporciona información sobre el daño a México por el TLCAN, con los datos siguientes:

“En el año 2000 había 18.8 millones de empleos manufactureros en Estados Unidos y 7.7 millones en México. En 2010, en aquel país, éstos se habían reducido una tercera parte, hasta 6.2 millones, mientras en nuestra nación aumentaron únicamente en 200 mil.

“Esos puestos de trabajo no se trasladaron para acá”.

“Pero en cuanto a la productividad por trabajador, en ese mismo lapso, allá aumentó casi 44 por ciento (3.7 puntos porcentuales al año), muy por encima del resto de la economía. En México, en tanto, la productividad declinó en términos acumulativos 1.5 por ciento en esos años. Esto significó pasar de 26 por ciento del nivel estadunidense a 17.8”.

En pocas palabras el TLCAN sólo ha beneficiado a las multinacionales y a los gobiernos que lo han promovido, como el de Miguel Márquez en Guanajuato, que se siente del primer mundo por haber promovido la mano de obra barata, precisamente de las personas que votaron por él.