Si usted padece una enfermedad que ni Obama tiene… ¡Pare de sufrir!

" ... el sistema de salud de México ofrece promesas de bienestar que en la práctica no cumple, y es muy probable que el principal obstáculo en el funcionamiento sea la corrupción."

Si usted padece una enfermedad que ni Obama tiene… ¡Pare de sufrir!

Si se hace a un lado la broma del título de este artículo, se puede concluir que el sistema de salud de México ofrece promesas de bienestar que en la práctica no cumple, y es muy probable que el principal obstáculo en el funcionamiento sea la corrupción.

Para abordar este tema, se ejemplificará con la forma de operación de las consultas, tanto de una clínica del IMSS urbana, como la de una unidad de atención médica del Seguro Popular en una comunidad semi rural.

IMSS

Si una persona vive en la colonia Punto Verde y quiere un servicio médico del Seguro, no podrá ir a la clínica que esta junto a Centro Max; debe ir a la clínica del IMSS del Boulevard Madrazo, algo así como a 24 kilómetros de donde vive.

La clínica de Centro Max está a 500 metros del mismo sitio.

Esta división es porque al norte del bulevar López Mateos se va al Madrazo, y al sur, a la clínica de San Miguel o a la de Centro Max.

Con esta división de los usuarios comienza el calvario que hace el IMSS para no atender a los pacientes, y también para no cumplir con su responsabilidad.

Esta falta del más elemental sentido común no es lo más grave.

Cuando se llega al seguro en la calle Madrazo, le indican que debe hacer el trámite en una de las filas de la clínica cerca de Centro Max.

El usuario explica que estuvo en la clínica cercana a Centro Max y lo enviaron a la de Madrazo (vaya que el usuario recibió innumerables madrazos, administrativos, burocráticos y hasta médicos si logra que lo atiendan).

El de la ventanilla, aburrido, le pregunta:

  • ¿En qué fila de la clínica Centro Max le dijeron que viniera directamente aquí?
  • En la fila 4, contesta el usuario.
  • Precisamente por eso no le informaron adecuadamente, porque le debieron de dar la información en la fila 2.

 

El usuario regresa a la clínica cercana a Centro Max y el de la fila 2 no lo atiende, porque está comiendo sus sagrados alimentos del almuerzo vespertino o casi vespertino.

Finalmente le dice que para realizar el trámite, y le falta una lista de documentos en original y copia.

Sólo los usuarios más pobres, si su salud les permite seguir vivos, culminarán el trámite, perdiendo en el intento por lo menos tres días, aun en curaciones insignificantes.

Seguro Popular

En el centro de atención médica del Seguro Popular de la comunidad de Los Sauces, a menos de 2 kilómetros del ultra modernísimo Puerto Interior, la atención médica no es tan modernísima, ni siquiera moderna; es mala.

La consulta es bien fácil: se llega y luego de una espera de aproximadamente 6 horas es atendido el paciente, que debe ser ser muy paciente.

Cuando se le dice que debe hacerse pruebas de sangre, o una radiografía o cualquier cosa que sea diferente a la consulta que realiza el personal contratado, es cuando los problemas empiezan.

Le dice que lo esperan otro día, muy temprano. Decir temprano es antes de las 7 de la mañana.

A esa hora reparten 20 fichas, y si no alcanza el señor que se levantó temprano, que vuelva al siguiente día.

Cerca de esta área de servicio médico hay comunidades, rancherías y demás centros de población que suman más de 30 mil habitantes.

El Seguro popular nació en el sexenio de Fox. Sus operadores de salud inventaron un sistema de seguridad social que aprovecharía la infraestructura construida por la Secretaria de Salud en los últimos 100 años.

Era de esperarse que como ya tenían la infraestructura, los burócratas del Seguro Popular no gastaran mucho dinero.

La realidad fue diferente, ya que el presidente Felipe Calderón tuvo que inhabilitar al primer director general durante una buena cantidad de años para ejercer puestos públicos.

Nos percatamos de que no se aplicó un sistema de administración, ni eficaz ni eficiente, y existe la posibilidad de que ni siquiera decente.

Obviamente, no fue posible saber la verdad a secas, ya que en las actividades políticamente correctas se impone una sanción administrativa, simplemente porque no se llega a fondo en la investigación del comportamiento de los burócratas.

¿Qué harán los gobiernos federales, estatales y municipales al ver cómo votó el electorado este 5 de junio, harto de la corrupción?

¿Volverán los delitos a ser catalogados como faltas administrativas?

Eso sí es todo un misterio