Las MIL Barajas del ICL

Las MIL Barajas del ICL

Yo sugiero que Alfonso Barajas, presidente del Consejo del Instituto Cultural de León, se separe de su cargo mientras se aclaran las cosas del MIL (Museo de las Identidades Leonesas). Ahí hay una lana que no está clara desde la gestión anterior. Barajas argumenta que el problema fue culpa del despacho asignado para ello y del Consejo pasado, al autorizar una proyecto sin tener certezas sobre asuntos de restauración del edificio. Me extraña que don Alfonso, siendo constructor, no se haya pactado de ello; y me extraña aún más que, justamente el presidente del Consejo pasado, era el propio Alfonso Barajas.

Dice la leyenda, que en aquellos tiempos en los que Ricardito Shefield era Alcalde de León, caminaba más bien perdido por las calles de Burdeos, Francia, y le entraron unas imperiosas ganas de desechar presupuesto. Entró al primer recinto que encontró abierto, y hete aquí que se trataba de un museo que versaba sobre la construcción identitaria de aquella ciudad. Quizás fueron sus retretes o sus retratos, pero algún impacto causó el proyecto museístico en aquel alcalde que, regresando a su terruño, dijo a sus súbditos: yo quiero un juguetito igual. Entonces se germinó la primera idea del MIL (Museo de las Identidades Leonesas), hoy vergüenza de la gestión municipal.

Al día de hoy el MIL no existe realmente, pese a los cerca de 16 millones de pesos que se han asignado para ello. Existe el edificio, sí, porque ese ya estaba desde el siglo XIX, pero su adecuación no ha avanzado en meses porque resulta que al hacer el proyecto, no “sabían” que había que restaurar el edificio el cual, nada más de verlo, se cae a pedazos. Además, el proyecto para el mentado museo también brilla por su poca definición, pese a que se viene pensando en él desde hace como tres años. El MIL aún no existe, pero el dinero sí.

Desearía saber a qué oficina, autoridad o dependencia pudiera yo llevar mi sugerencia. ¿A quién (con cierta capacidad de decisión), puedo pedirle que el Ing. Alfonso Barajas se separe de su cargo mientras se aclara todo el embrollo? En otras latitudes, en donde la dignidad es factor, los funcionarios lo hacen sin que nadie lo solicite de antemano. Acá hay que solicitarlo, sabiendo que lo más probable, acabe siendo una rabieta al aire.

Si voy al Consejo del ICL, me encontraría que don Alfonso Barajas sería que quien me abriría la puerta y con su natural deferencia, me diría que no entiende de qué estoy hablando; y si voy a al presidencia municipal, me toparía con una presidenta que tendría que dar razones del porqué decidió que Barajas repitiera en el cargo honorífico de presidente del Consejo del ICL... y la presidenta no acostumbra dar explicaciones de esta índole. No hay mucho a dónde ir.

La suspicacia es un vicio, y yo su principal cliente. Leí con asombro en meses pasados, que las empresas constructoras de Alfonso Barajas Medina, han recibido contratos por parte de la Dirección General de Obra Pública por poco más de 50 millones de pesos, lo que representa el 19.4 por ciento de la obra contratada por la dependencia. Algunos de estos contratos han sido además, por asignación directa. (Véase Zona Franca, 19 de noviembre de 2013). Y es este solicitado constructor, quien no tenía idea de que para realizar el proyecto del MIL había que restaurar el edificio. No sólo no suena lógico, suena demás, oscuro. Barajas debe, por mínimo sentido de la responsabilidad, separarse de su puesto mientras la oficina encargada de limpiar las suspicacias hace su trabajo.