Colonialismo institucional

"Es como si todo el que tiene poder en nuestro país es poseído por la maldición colonial y lo lleva a explotar una vez más este paraíso de recursos"

Colonialismo institucional

Una colonia por definición es un territorio o país que es conquistado por otro para explotarlo en todo sentido, sobre todo económicamente. México fue una colonia española por casi trecientos años.

Desde 1810 se convirtió en un país libre pero la mentalidad del mexicano aun no ha llegado a su independencia, sigue siendo colonial y por lo tanto admite la explotación. México nunca ha adquirido la identidad y dignidad de un país libre y soberano por lo que a través de su historia se observa una danza alternante de gobiernos corruptos cuyos integrantes explotan al país para su propio beneficio.

Un país libre es digno y sabe que sus recursos son sagrados y deben de ser utilizados para el beneficio de sus habitantes.

El enfocar las riquezas de México hacia el crecimiento de los mexicanos es algo que no ha ocurrido aún. Es como si todo el que tiene poder en nuestro país es poseído por la maldición colonial y lo lleva a explotar una vez más este paraíso de recursos.

Imaginen a los alemanes o los japoneses habitando México, ¡serían la potencia más grande que hay!

Nosotros no sabemos como beneficiarnos como país de nuestros recursos. Estamos demasiado dañados por tres siglos de conquista española y dos siglos más de explotación por gobiernos parasíticos poco patriotas.

El egoísmo y avaricia de los españoles no le piden nada al de nuestros gobernantes. No importa cual sea el costo para el país, se crean modos cada vez más descarados de llevarse lo más posible y dar a cambio lo menos posible.

Todo está de antemano perdonado y por lo tanto cínicamente permitido ya que no contamos con instituciones funcionales que regulen al poder y nos hagan vivir en un estado de derecho. Es la ley de la jungla: el más fuerte y despiadado es rey.

La pregunta es ¿qué se necesita para volver a México un fin en si mísmo y no seguir siendo un medio para que los que tienen poder se enriquezcan?

Un fin donde su gente sea lo más importante.

Debemos de ser realistas, no va a llegar un buen gobernante de la nada a protegernos. No podemos seguir en un estado infantil esperando al “buen padre gobierno” que nos salve.

Debemos de preguntarnos frente a los gobernantes carentes de escrupulos ¿porqué dejamos que esto pase una y otra vez?

La realidad es que tenemos miedo de nuestros gobernantes inmorales ya que ha sido claro que estan dispuestos a matar con tal de poder seguir explotando. No solo matando a una o dos personas, sino a cientos de personas sin el menor remordimiento.

Los periodistas en diferentes estados del país que han perdido la vida, los 43 de Ayotzinapa y muchos más asesinatos atestiguan esto.

El extraño enemigo que osa profanar nuestros suelos es la autoridad misma. Es gente enferma de mal, con narcisismo patológico la que nos gobierna.

Agarran a Duarte y el presidente Peña Nieto dice al recibir críticas que “no hay chile que nos embone” cuando expresamos nuestra insatisfacción porque se necesita hacer tanto mas que solo eso. No entiende nada.

Para añadir insulto a la ofensa pide clemencia con un arraigo domiciliario para el “pobrecito” de Duarte que está “mal de salud” y su esposa, cómplice de robo de miles de millones de pesos, está disfrutando de su fortuna en Londres.

Nuestras “autoridades” se aseguran que la gente tenga suficiente miedo para no oponer real resistencia. Vemos claramente el robo y no podemos hacer nada. También se aseguran que suficientes poderosos esten implicados en los actos curruptos para que el estado los cubra en vez de aprehenderlos.

La impotencia nos paraliza. Reposteamos obsesivamente en medios sociales las noticias de los abusos insultantes sin poder hacer nada al respecto. El miedo nos carcome, nadie nos atrevemos a actuar.

Esta cobardía ya está tatuada en el alma nacional.

Los españoles mataban a los que impedían el saqueo por lo que la mentalidad de vasallos es ya parte de lo que el mexicano es.

En la Plaza de las tres culturas de Tlatelolco se le dio un refuerzo a esta creencia, donde los que osaron levantar la voz al unísono en contra de los abusos del gobierno pagaron con sus vidas.

Un crimen más sin castigo, el entonces presidente Gustavo Diaz Ordaz, el secretario de gobernación Luis Echeverría y el regente del D.F. Alfonso Corona del Rosal salieron impunes y millonarios.

El papel de explotadores pasa a diferentes personas cada gobierno y así vamos, de sexenio en sexenio. Solo cambian las caras porque es la misma esencia corrupta y putrefacta la que se apodera de los recursos nacionales para seguir dando vida, por medio de miedo y sangre, a la avaricia sin límites.

Mexicano, esta es una invitación que no se como formular pues yo misma estoy afectada por la misma enfermedad cobarde que nos une.

Te invito a reflexionar el porqué somos así.

Este es el primer paso de todo cambio sustancial. Entender que existe una lógica colonial que explica donde nos encontramos hoy. Que nada viene de la nada, todo tiene un origen y el de nuestra situación comenzó en 1521.

De esta manera podemos dejar que emerjan recursos internos que traerán sin duda la lenta sanación de nuestra alma colectiva.

Centrémonos en el orgullo que nos dan nuestras costumbres y nuestros éxitos. Cuando en las olimpiadas un mexicano gana y sentimos piel de gallina al ver el verde blanco y rojo subir alto. Quizás podríamos dejar que nuestra parte guerrera se espoleara con la marcha bélica de nuestro himno que no es el de un pueblo de cobardes.