Imperfección

Imperfección

Leonard Cohen en su canción “Anthem” escribió: “Hay una grieta en todo, así es como entra la luz”. La primera vez que la escuché  me conmovió porque da voz a una gran verdad que solo un poeta de su calibre podría haber expresado con tal belleza. Es cierto que a pesar de nuestra imperfección, de las “grietas” tan evidentes en todo lo humano, podemos accesar a la luz. De hecho es precisamente al reconocer esta imperfección que la luz entra. Uno pensaría que las grietas son un impedimento a la luz, y así lo pueden ser si no se enfocan de manera correcta.

La luz es la consciencia clara de nuestras fortalezas y debilidades y de las de los demás. La falta de luz nos hace enfocarnos en las grietas del otro y creernos perfectos.

No somos perfectos, pero muchas veces hacemos como si lo fuéramos o creemos que lo somos y vamos con nuestra verdad como si fuera inamovible y estuvieramos en lo cierto. Ahí nos cerramos a la luz. No nos vemos con consciencia clara.

Si reconocemos que no importa que tanto creamos en algo, no tenemos la certeza de que así sea, y no importa que tanto tratemos de ser perfectos, no lo somos. Desde el reconocimiento humilde de esta duda y de nuestra imperfección  podemos dejar que la luz entre a través de las grietas y, paradójicamente, podemos comenzar a perfeccionarnos.

En un atentado como el de Barcelona o Charlotesville vemos como los terroristas creen que su ideología es la correcta, es perfecta, no dudan de sí en lo mas mínimo, y están dispuestos hasta a matar por ello.

Esta falta de luz, de claridad, causa por necesidad que vean grietas en los demás. No importa que grupo racial o preferencia religiosa sea la receptora de su imperfección, el mecanismo de defensa contra ver las grietas propias causa que de manera fanática quieran destruir lo que consideran echa a perder su mundo que de otra manera sería…perfecto.

Cuando un ruido estruendoso ocurre cerca de nuestros oídos nos lastima y ensordece y queremos inmediatamente buscar al culpable de nuestra incomodidad. Cuando ocurren tragedias como las mencionadas anteriormente corremos el riesgo de buscar chivos expiatorios para librarnos del miedo y del descontrol que sentimos.

Entonces hacemos lo mismo, proyectamos nuestras propias grietas en  los musulmanes, los  neo nazis o en quien este perpetrando el terror, poniéndolos a todos en el mismo paquete sin darnos cuenta que nos estamos dejando degradar por el dolor. No son un grupo, son individuos con historias tristes y violentas que deberían de producirnos, además de rabia, compasión. Están limitados. No dejan entrar la luz porque proyectan en sus enemigos las grietas necesarias para que ésta entre.

Ahora bien, la compasión no debe de ser debilidad ni falta de discernimiento.  Estas personas necesitan ser limitados porque están limitados.

Es importante que poco a poco podamos dar a nuestro mundo claridad para que no se tome ventaja. El ejemplo de Charlottesville es claro:

 No se puede tener tolerancia para que expresen su punto de vista los que pregonan la intolerancia. Los seres humanos no somos iguales, tenemos el mismo valor absoluto por el simple hecho de existir, pero en lo relativo hay seres más valiosos que otros. Esto se mide por su estado de consciencia.  Por cuanto aceptan sus grietas y dejan entrar la luz. Un neo nazi o un terrorista islámico no vale lo mismo que un Einstein o un Gandhi.

 En esta tierra habitamos billones de humanos y  solo algunos son racionales, muchos  son preracionales y muy pocos trans racionales.

Una persona preracional como los terroristas o neo nazis no tienen la capacidad de discernir racionalmente que lo que les dice su ideología no hace sentido. Sienten su frustración y enojo y lo dirigen contra el que su ideología dice que es el malo. A estas personas debemos de tenerles compasión pero ponerles límites.
No seamos ingenuos e ignoremos que  hay diferencias entre los ser humanos, que algunos no pueden pensar racionalmente ni ponerse en los zapatos del otro.

No podemos seguir con la idea de tábula rasa, donde todos somos iguales. Esto nos pone en gran desventaja frente a seres que aprovechan que se les ve como iguales para explotar al sistema ya que ellos no creen que seamos iguales, sino que creen que ellos son superiores ya sea la raza aria o el califato, pero los demás somos inferiores para ellos.

No es una empresa fácil ya que hablar de este tema te asegura que te ataquen ambos, los neo nazis y los que confunden el valor absoluto del ser humano con el relativo que explique anteriormente. Es una conversación incómoda pero absolutamente necesaria para resolver los problemas que nos aquejan como humanidad hoy en día.

Desde nuestra imperfección veamos la realidad y dejemos entrar la luz.