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12/05/13

De realidades y desmentidos en la cultura leonesa

De realidades y desmentidos en la cultura leonesa

Es bueno para León, a fin de cuentas, que como efecto colateral de estas alternancias en la administración municipal, la alcaldesa regrese del DF de vez en vez, como diciendo a los leoneses: miren, niños, ahora les traje… y entregue grandes noticias sobre gestiones de diputados federales o de ella ante dependencias centralizadas o descentralizadas federales, para beneficio del municipio.

Es bueno que Bárbara Botello esté buscando 5 mil millones de pesos para obras como una vía alterna al bulevar López Mateos, entre otras. Es bueno aunque los ceros de esa cantidad no quepan en la cabeza, igual que no cabían los 800 buscados por la anterior administración municipal para endeudar a la ciudad y convertir la avenida Morelos en vía rápida hacia fraccionamientos privilegiados –millones que, por cierto, entonces sólo quedaron en la mitad, gracias a la republicana limitación impuesta por el Congreso del Estado a aquella solicitud.

El municipio sale ganando con esa prisa por consolidar la oportunidad histórica para hacer de León el niño del bautizo en este regreso de administraciones priistas al poder, con Enrique Peña Nieto en la presidencia de la República y Bárbara Botello en León.

Ya los contrincantes políticos y el resbaloso piso harán lo que puedan en otro sentido.

Lo que no parece concretarse es aquella esperanzadora solicitud para hacer de la cultura un factor para la reconstrucción del tejido social, expresado por Bárbara ante el consejo directivo y el director del Instituto Cultural de León, cuando éstos asumieron sus posiciones formalmente.

Los síntomas de que así sucede: la atención sobresaliente para los jóvenes de nuestras colonias populares en fines de semana sigue a cargo de la policía municipal y sus esculques anticonstitucionales; las dependencias municipales siguen estructurando cada una por su cuenta –realidad, desmiénteme por favor- sus estrategias de intervención sociocultural comunitaria; el Instituto Cultural de León acaba de operar otra vez algo llamado feria nacional del libro, que terminó siendo la suma de las taras conceptuales, programáticas y operativas vividas en sus 23 anteriores ediciones y, sobre todo, no se ha dado replanteamiento o reconfiguración alguna de esa dependencia, metida en resolver sólo los eventos que a lo largo del año le dicta la acumulación de su inercia burocrática.

No se conoce, por ejemplo, un proyecto a largo plazo, una propuesta, ni siquiera una conversación, como para suponer que –por fin- el Instituto Cultural de León tomará su papel de líder en la puesta en marcha de un Plan Municipal de Desarrollo Cultural, que para ello lo faculta el correspondiente reglamento del municipio.

Un plan que, con criterios de transversalidad, entreteja las estrategias y presupuestos de todas las dependencias municipales posibles para que la cultura, y no los operativos policiacos disuasorios, sea nuestro factor de cohesión social. Un plan en el que podrían ocuparse incluso de tiempo completo a lo largo de los dos y medio años restantes, para entregarlo al municipio –a sus ciudadanos, que no a la administración municipal siguiente- para su vigencia por los 25 o 30 años siguientes. Un plan que sea hecho desde y con la sociedad, y no como un documento que muestran como tal, hecho en un tris y desde escritorios externos.

Un plan que también incluya a la cultura como impulsor de nuestra economía, con proyectos donde el talento y la creatividad desarrollen propuestas como para convocar turismo cultural desde cualquier otro lugar del mundo.

En serio, este redactor ha escuchado cómo se consideran las presentaciones de la Sonora Santanera o Los ángeles Azules en un 'martes' de la plaza del Expiatorio, como 'atracciones turísticas' generadoras de derrama económica, cuando ya hasta una kermesse parroquial o quinceañera de potentado leonés los contrata. Ahí está, en cambio, una deslumbrante infraestructura cultural, muriéndose de risa y aburrimiento, en espera de la atención y el uso que se merece.

Luego de la fiesta de chivos en cristalería que la administración municipal pasada de León fue en términos de cultura, cualquiera habría pensado que nada peor podía suceder en esos terrenos.  ¿Les ganará esta apática inercia?

Realidad, desmiénteme por favor.