Una FeNaL bajo sospecha (Desde la FIL Guadalajara)

Una FeNaL bajo sospecha (Desde la FIL Guadalajara)

En la FIL Guadalajara.

Sobre los hombros cabalgan los sentimientos encontrados de aquella Feria Nacional del Libro Infantil y Juvenil de León, que fundamos en 1990 con el respaldo del entonces Consejo para la Cultura de León, aunque luego se nos alegó que 'sólo habíamos aportado la idea'.

En la memoria permanece el gran empuje que la FNLIJ tuvo mientras Conaculta le puso su personal operativo, su nómina de artistas, sus talleristas, su fortaleza para obligar a que los editores vinieran a León y luego a otras  ferias, para así tener cabida en las ferias mayores. Por supuesto, también cuenta el apoyo que empresarios de la ciudad le ofrecieron, comprometidos con un proyecto que ellos habían respaldado desde el inicio, y al que veían posibilidades de fomentar verdaderamente la lectura.

Después hubo de todo: permanencia, rutina, agotamiento del modelo, hasta llegar a esta etapa en que, llamada "Feria Nacional del Libro de León" -FeNaL-, es -como todo lo que opera el Instituto Cultural de León- una suma de inercias, de las que sólo ha quedado lo peor. Para este caso, una reunión anual en la que predominan los libreros-ferieros-salderos, aunque cada vez en menor número -ellos, honestamente, buscan la rentabilidad de sus actividades, y sólo van a donde la ven garantizada.

Ahora tenemos a la mitad del año una feria, a la que se invita para conocer y comprar libros, pero martirizada por el necio, persistente escándalo de un área de espectáculos plantada en medio recinto. Una serie de 'presentaciones' editoriales de cuya divulgación previa y señalización in situ no se responsabilizan los organizadores de la feria, al grado que es común hallar en esas actividades al autor, sus familiares y el presentador... y nada más. Claro, a menos que el autor se llame Estrellita Velevisiva, Catón, Carlos Cuauhtémoc Sánchez, etc. Una FeNaL que rinde homenajes, de tan domésticos, tiernamente menospreciados por sus receptores, o con estados invitados que procuran enviar mínimas representaciones, sólo para atender la cortesía. Una FenaL sin capacidad para explorar y concretar alianzas estatales y/o federales. Una FeNaL sin interés ni capacidad autocrítica que la llevara a proponerse la posibilidad de un rediseño o incluso la desaparición para dar paso a otros proyectos que sí sean socialmente rentables. Una FeNaL que va reuniendo dos elementos comunes: su calidad decreciente en cada edición, y el anuncio mediático a posteriori de que "este año fue mejor, pues hubo más visitantes".

Una FeNaL bajo sospecha, como todo lo que hace el Instituto Cultural de León. Bajo una creciente y fatalista sospecha, sobre todo luego de vivir una farsa defectuosa de 'consulta ciudadana' recién realizada que servirá, temblemos, para presentar en algún momento un plan de desarrollo cultural del municipio de León... ¡para los próximos 25 años!

Estremécete, optimismo.