De trumps y peñas: Entre buleadores y buleados

"El atraso socieconómico de nuestro país ha proporcionado la impunidad y el suelo barato donde el vecino cultiva sus enervantes, la mano de obra barata para –ya lo dijo cierto bocón- trabajos que ni los negros quieren aceptar…. y las decenas de miles de muertes ocasionadas por los pleitos de narcotraficantes para dominar sus mercados nacionales e internacionales..."

De trumps y peñas: Entre buleadores y buleados

Tenemos un vecino que ha llegado a ser nuestro gran cliente, como también lo somos de él. La dinámica de convivencia vecinal está lejos de la perfección, pero ha sobrevivido.

Para no ir demasiado atrás en la historia, mencionemos sólo que hemos llegado al punto de convertirnos en el patio de producción de las sustancias prohibidas que sus ciudadanos consumen, orginalmente para adormecer su dolor y su condición humana al vestirse de soldados en tiempos de guerra. El problema es que sus guerras –que no suelen darse para defender su integridad territorial, sino con otras justificaciones- nunca terminan, y también en territorios de paz su población le ha tomado el gusto a los dulces alimentadores de sus adicciones.

También exportamos personas, especialmente desde los tiempos de la Segunda Guerra Mundial, cuando el programa Bracero [https://goo.gl/zCBGwz] permitió que mil mexicanos trabajaran los campos norteamericanos… mientras ciudadanos de EU iban a la guerra.

El atraso socieconómico de nuestro país ha proporcionado la impunidad y el suelo barato donde el vecino cultiva sus enervantes, la mano de obra barata para –ya lo dijo cierto bocón- trabajos que ni los negros quieren aceptar…. y las decenas de miles de muertes ocasionadas por los pleitos de narcotraficantes para dominar sus mercados nacionales e internacionales.

Esa convivencia territorial entre los dos países –dicho está-, lejos de la perfección, ha sobrevivido. La crisis que nos avasalla ahora es desatada por alguien que manejaba sus empresas como fascista, fue estrella televisiva como fascista, hizo campaña electoral como fascista, y ahora lleva unos cuantos días de ser el presidente de los Estados Unidos de Norteamérica como fascista, puntualmente rodeado de la más selecta nómina fascista de su país, reclutada para aconsejarle y operar los lineamientos que él va estableciendo, por lo pronto, a punta de actos ejecutivos presidenciales.

Cuentan los analistas que una parte importante de su triunfo electoral radicó, por cierto, en haber vomitado sobre México la reiteración de que construiría el famoso muro limítrofe, apenas unas horas luego de haber sido invitado y recibido por el presidente mexicano para sensibilizarlo sobre el tema.

México fue el primer país que anunció una visita de su presidente a EU –programada para este 31 de enero-, supongamos que para sensibilizar a Trump, ya no para que se olvide de construir el muro –la orden ejecutiva presidencial que lo ordena fue firmada casi mientras llegaban a EU nuestros secretarios de Relaciones Exteriores y Economía para iniciar negociaciones-, ni para que deje de hostigar a trasnacionales que aprovechan las favorabilísimas condiciones laborales de México para ensamblar vehículos que luego llevan a Norteamérica pagando aranceles sumamente bajos, ni para que EU permanezca en el Tratado de Libre Comercio con Canadá y México –también hay una orden ejecutiva determinando su revisión, y la amenaza expresa de que si no es favorable para EU, será denunciado por éste.

La duda, la urgente duda, es sobre la forma en que nuestra Presidencia de la República reaccionará al anuncio trumpiano sobre que si México no se compromete previamente a pagar un muro limítrofe de 3,180 km –la extensión de esta frontera que nos une, más que separarnos-, preferiría no recibir a Enrique Peña Nieto.

La relación entre todo lo dicho y el título de este Diario de Calle… determínela usted, apreciado lector.