jueves. 18.04.2024
El Tiempo
17:43
30/05/13

La anhelada reforma migratoria

La anhelada reforma migratoria

La reforma migratoria sigue avanzando en los Estados Unidos y hoy, como nunca antes, hay grandes esperanzas para los más de once millones de indocumentados para que regularicen su estancia y confirmen que son un recurso de extremo valor para la economía más grande del mundo. Las condiciones políticas y económicas no son las mismas que aquéllas que echaron atrás el esfuerzo de 2007, cuando el senador McCain no pudo consolidar el apoyo bipartidista necesario que permitiera legalizar a los que entonces eran entre ocho y nueve millones de excluidos.

Las elecciones presidenciales de noviembre pasado pusieron en evidencia que el Partido Republicano no puede mantener su discurso anti inmigrante, si es que desea retornar un día a la Casa Blanca. Los inmigrantes legales hispanos, y en particular los mexicanos, optan crecientemente por la ciudadanía y han incrementado sustancialmente sus números: en esas elecciones votaron 12.2 millones de hispanos, “un aumento del 26 por ciento en comparación con los 9.7 millones que lo hicieron en las elecciones presidenciales del 2008”, publicó el El Nuevo Herald el 7 de noviembre de 2012. La participación fue alta, pues el total de votantes hispanos registrados fue de 14 millones.

Esta nueva “potencia electoral” no puede ser ignorada por los políticos norteamericanos. Y si la reforma migratoria se concreta, ese volumen se incrementará sustancialmente. Según la Cámara de Comercio Hispana, los hispanos suman ya 50.5 millones de personas, sobre un total de 308.7 millones de habitantes: un 16%. Para el 2050 se estima que el porcentaje será de un 29% (http://www.holaciudad.com/que-importancia-tienen-los-votantes-hispanos-n231079).

Samuel Huntington, el politólogo conservador fallecido no hace mucho, advirtió alarmado sobre esta nueva circunstancia demográfica y cultural en su libro Who are we? (¿Quiénes somos? 2004). Preveía que los Estados Unidos verían transformada su identidad original WASP (White, Anglo, Saxon, Protestant) en una nueva realidad social bifurcada, donde uno de sus componentes, el hispano, contaría con grandes ventajas para su expansión y consolidación, entre ellas la cercanía a la matriz mexicana, caribeña y centroamericana; el enorme número de los inmigrantes legales e ilegales; la concentración de esta población, en particular en el sureste de ese país; la persistencia de esta inmigración, y su fortaleza cultural e identitaria. Las aspiraciones reintegristas mexicanas sobre los territorios perdidos en el siglo XIX, presentes todavía en el inconsciente colectivo azteca, parecen tener un importante estímulo con las realidades que se ven en múltiples condados del suroeste, que ya cuentan con una mayoría de habitantes de origen mexicano. Ya se habla incluso de la emergencia un tercer país: “Mexifornia”, “Aztlán” o “Mexamérica”. Muchos creemos que estos son simples sueños guajiros: los México-americanos en general se encuentran muy a gusto con su ciudadanía americana.

La reforma migratoria que se cocina en el Senado norteamericano no se va a parecer a la de 1986, cuando se aplicó una amnistía para todos aquellos que hubiesen inmigrado pocos años antes, es decir, a los infractores de la ley migratoria. Más de tres millones de inmigrantes se regularizaron, la gran mayoría mexicanos. Hoy se plantea que la regularización se hará por fases, y que de la misma estarán excluidos los infractores reincidentes de la ley. Esto va a dejar fuera a muchos paisanos. Cada año son deportados alrededor de 300 mil indocumentados, y a los reincidentes se les condena hasta a cinco años de cárcel. En esta situación se encuentran alrededor de 300 mil paisanos, encarcelados (a.m. 30 de mayo de 2013, nota de Raúl Olmos y Silvia Millán). Para el resto se contemplan multas y periodos variables durante los que tendrán que salir del país –arriesgándose a ver denegada su solicitud-. Se preferirá a los que no tengan antecedentes criminales o infracciones a las leyes, incluso las de tránsito. De igual forma se privilegiará a los dreamers, los jóvenes indocumentados que se encuentran estudiando y que desean continuar haciéndolo, así como a los trabajadores agrícolas que se acojan a programas de empleo temporal.

No será una reforma que deje contento a todos los indocumentados. Habrá muchos que queden fuera, y que incluso sean deportados. Muchas tragedias de separación familiar seguirán ocurriendo, y los sueños de muchos no serán cumplidos. Pero hay que reconocer que los Estados Unidos tienen el derecho soberano de admitir o no inmigrantes, y que siguen siendo el país más generoso en cuanto a recepción de expatriados, como reza el pedestal de la estatua famosa: “Dame a tus tristes, a tus pobres, a tus multitudes perseguidas que ansían respirar aires de libertad”.

Antropólogo social. Profesor investigador de la Universidad de Guanajuato, Campus León. [email protected] – www.luis.rionda.net - rionda.blogspot.com – Twitter: @riondal