viernes. 19.04.2024
El Tiempo

Los riesgos de la austeridad

"...está teniendo efectos contraproducentes, resultado de la prisa en su implementación, la falta de evaluaciones previas sobre los riesgos, y la aplicación dogmática de preceptos más ideológicos que técnicos..."

Los riesgos de la austeridad

Ante los recientes sucesos en el panorama político nacional, me parece claro que la austeridad republicana está teniendo efectos contraproducentes, resultado de la prisa en su implementación, la falta de evaluaciones previas sobre los riesgos, y la aplicación dogmática de preceptos más ideológicos que técnicos. La bien conocida tijera de Hacienda, que las previas administraciones federales aplicaron un año sí y otro también, se ha transformado en un machete romo que cercena programas sin anestesia ni asepsia.

El martes pasado se anunció —en los hechos— la siguiente fase, que afectará al Sistema Nacional Electoral (SNE). Se considera que los Organismos Públicos Locales Electorales (OPLE) son muy costosos y que son redundantes con el INE, que en los hechos ha asumido muchas de las funciones que antes tenían asignados esos organismos —reclutamiento de funcionarios de casilla, capacitación, definición de espacios para las casillas, supervisión de materiales, distritación, etcétera—. Un diputado federal ha manejado una cifra de casi nueve mil millones de pesos como presupuesto de los OPLE en 2019. Nadie sabe cómo la calculó, y es sospechosamente cercana a la del INE. Entretanto, la Cámara de Diputados convocará a sesiones de consulta para discutir este tema.

Sobre el INE mismo penden varias amenazas: sobrecargarlo con más y más atribuciones, con menos y menos presupuesto, y convertirlo en un organismo temporal que sólo se instale cada tres años, a la manera como hacía la vetusta Comisión Federal Electoral hasta 1988. Recordemos cómo se comisionaba a centenares de burócratas que con facilidad se prestaban al mapacheo, con tal de cuidar la chamba.

En las últimas tres décadas, México ha sabido construir un SNE que se ha consolidado como uno de los más confiables en el mundo. Así lo han reconocido organizaciones como IFES (International Foundation for Electoral Systems), IDEA (International Institute for Democracy and Electoral Assistance), la ONU, la OEA y muchos otros organismos internacionales. A nivel local, los OPLE se han profesionalizado no sólo en la función electoral, sino también en cumplir su obligación constitucional de promover la educación y la cultura cívicas. En este ámbito esos órganos han innovado mucho, y se han aliado con otras instituciones estatales y con asociaciones civiles para cumplir con la obligación de construir ciudadanía. En esto destaca la Red Nacional de Educación Cívica, que recién emitió un pronunciamiento que vale la pena conocer (twitter.com/RedCivicaMx/).

Los OPLE han promovido la mejora en muchos campos: el voto electrónico, la tecnificación del PREP, la formación de capital humano, la generación y difusión de conocimiento político electoral, el uso de redes virtuales y tecnologías de la comunicación, certificación de procedimientos electorales y administrativos, paridad de género, inclusión de poblaciones vulnerables, etcétera. Con frecuencia con un paso adelante del INE.

Los presupuestos del INE y de los OPLE no son consumidos por completo en sus procesos internos. Entre una tercera parte y la mitad se destina al financiamiento de los partidos políticos. El INE dirige un cuarto de su gasto al padrón electoral y a la gestión de obligaciones no electorales, como la administración de los tiempos oficiales en los medios de comunicación. En los procesos electorales no se puede economizar debido a las restricciones de seguridad que impone la legislación. Además, el SNE ha desarrollado uno de los pocos servicios civiles de carrera, el Servicio Profesional Electoral Nacional, que evalúa permanentemente a sus miembros, garantizando su desempeño de excelencia.

En todos los ramos de la administración pública es posible hacer economías, focalizando las áreas de oportunidad que generan entropía financiera. Pero hay que hacerlo con cuidado, para no afectar lo que funciona bien. Desaparecer los OPLE, por ejemplo, suena bien a los oídos del lego, pero implicaría un enorme desperdicio de capital humano y pondría en riesgo la legitimidad del sistema político en general, sobrecalentando a una institución ya recargada como el INE.

Los OPLE son una expresión del federalismo que sabe reconocer la heterogeneidad de un país tan rico como el nuestro. No cedamos a la tentación de aplicar soluciones simplonas a problemas complejos.