¿Ciencias o humanidades, letras o números?

¿Ciencias o humanidades, letras o números?

Todos alguna vez nos hemos preguntado: ¿qué es mejor estudiar, letras o números? Por “letras” entiendo algo como Historia, Literatura, Arte o Filosofía; por “números”, Ingeniería, Economía, Física o Química. 

A primera vista, la respuesta puede parecer sencilla: es mejor estudiar números, porque si estudias una carrera humanística, te vas a morir de hambre. En el imaginario colectivo no es raro pensar en artistas, por ejemplo, pintores, que murieron en la miseria y que irónicamente sus obras, una vez muertos ellos, alcanzaron precios exorbitantes. 

Con los enormes avances tecnológicos que hemos presenciado en las últimas décadas se le ha dado un gran valor a las Ciencias Exactas, a los números. La ciencia ha logrado revelar muchos misterios del mundo físico y, a través de la tecnología, los ha puesto al servicio de la humanidad. 

Pero la ciencia, por el hecho de estudiar al mundo físico, es también limitada. Ese es su campo. Nos puede decir con exactitud a qué temperatura alcanza el agua su punto de ebullición; pero no nos puede decir cuánto va a durar el amor en una pareja o por qué un político traiciona a su pueblo. Tampoco nos puede decir cuántos kilos de belleza hay en una escultura o pintura. No es su campo. 

Las Ciencias Exactas nos hablan de una parte de la realidad, no de toda. Si las absolutizamos y las consideramos como “el” conocimiento por excelencia y a todo lo demás lo vemos como mitos más o menos creíbles, estamos empobreciendo nuestra capacidad para entender el mundo y, por lo mismo, para
interactuar con él y beneficiarnos. 

Digámoslo de otra forma: si tienes conocimientos de historia, literatura o arte, es muy probable que te vaya mejor en los negocios y en la vida en general. Porque los negocios y la vida misma tienen que ver sobre
todo con personas no con objetos. La ciencia se ocupa de objetos o de personas convertidas en objetos. Las letras te ayudan a conocer el corazón humano, es decir, te vuelven más humano. 

Necesitamos respirar con ambos pulmones, es decir, tener conocimientos de números y de letras. Si alguien tiende espontáneamente a los números y tiene facilidad para ellos, entonces convendrá que haga una carrera de ciencias. 

Pero sería muy bueno complementar esos estudios con algún postgrado o diplomado en humanidades. Por ejemplo, ser un ingeniero civil con un postgrado en Historia del Arte; o un contador con un diplomado en Letras
Hispanas; o un químico farmacobiólogo con amplios estudios de cultura grecolatina; etc. 

Lo que quiero decir es que las humanidades no son un adorno que podemos añadirle a las ciencias. Son algo necesario y, además, por hablar directo al corazón, despiertan un grandísimo interés, sobre todo, si buena parte de la vida se ha transcurrido entre números, fórmulas y calculadoras. 

Para los romanos, un auténtico vir romanus era el que, además de tener grandes posesiones e influencia política, era un buen militar, un buen orador y sabía escribir con elegancia. En las villas romanas, los propietarios tenían bibliotecas en las que se encerraban para leer —siempre en voz alta— a Virgilio, a Homero
o a algún otro gran autor. 

Julio César, por ejemplo, fue un gran orador y escritor, además de un extraordinario militar. Se puede leer su libro sobre la Guerra de las Galias (de Bello Gallico) donde narra cómo conquistó lo que hoy es Francia, Bélgica y Suiza. 

Si vas a estudiar o estudiaste letras es una excelente opción. Contribuirás a hacer más humano este mundo; si bien hay que recordar que es imposible prescindir de los números. Hay que tener sanos ambos pulmones, quizás uno un poco más grande que el otro.