sábado. 20.04.2024
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El olvido, deforestación de los árboles genealógicos • Maricruz Romero Ugalde

“Las ramas de un árbol genealógico son directamente proporcionales al recuerdo…”

El olvido, deforestación de los árboles genealógicos • Maricruz Romero Ugalde

 

Alguna vez nos hemos preguntado por qué generalmente la representamos con el esquema de un árbol la representación de nuestra relación con los padres, abuelos, tatarabuelos o tatatarabuelos. Parece que la figura es “natural”. Si nos ubicamos en el centro como EGO, seríamos lo que representa el tronco y en orden ascendente, estarían las ramas que van abriéndose hasta donde la memoria alcance, registrando a los padres, los padres de los padres de ego; mientras en sentido descendente ejemplificaríamos las raíces. Tener hijas o hijos, visto como línea de sangre, es trascender.  Esa imagen, incluso la podríamos homologar con los “árboles de la vida”, artesanías que en muchos casos pueden representar el origen desde la religión católica a partir de Jesús, María, José hasta el Espíritu Santo, pero que no incluyen raíces. En la antropología se tiene registro de que la representación de las relaciones de sangre (consanguíneas) o de alianza (matrimonios) en otras culturas no necesariamente se visibilizan como árboles. Se tiene evidencia etnográfica de que entre los Nzema de Ghana “la iconografía visual se basa en un campo de bananas”.[1]

Las ramas de un árbol genealógico son directamente proporcionales al recuerdo. En Cuaxtla, Tlaxco, en la Sierra Norte de Puebla, existe la costumbre de que un especialista de la familia, cada que se instala el altar de muertos para el día de “Todos Santos”, se encarga de nombrarlos en presencia de la familia. Es un acto ritual tan importante como el contar con los elementos para instalarlo, especialmente los objetos que representan a cada uno de los mencionados, y la comida de su preferencia. Ahí se trata de evitar el olvido nombrando a cada uno de los miembros de la familia fallecidos.

 ¿Qué pasa con las personas que actualmente integran los 11 tipos de familia reconocidos por el Consejo Nacional de Población? De acuerdo con el CONAPO, para 2021 en México los tipos de familia se pueden dividir en tres: tradicionales (50% de la población actual), en transición (48%) y emergentes (8%). En las tradicionales incluyen; extensas, parejas con hijos jóvenes y parejas con niñas o niños menores de 12 años. En transición integran a: co-residentes; parejas jóvenes sin hijas o hijos, madres solteras, pareja adulta cuyos hijos o hijas se han ido del hogar (nido vacío). En las emergentes: padres solteros, homoparentales y reconstituidas.[2] Ante esa variedad de familias, algunas posibles motivaciones para recordar a los antepasados suelen ser:  para dejar un legado familiar, saber cuestiones de salud -casi siempre cuando se abre una historia clínica, hay que mencionar en línea consanguínea los padecimientos de las dos generaciones previas: padres y abuelos-, problemas de herencia,  actualizaciones para resolver situaciones administrativas relacionadas con la Clave Única de Registro de Población (CURP) o el Sistema de Administración Tributaria (SAT) o, lo más lamentable, consecuencia de la infructuosa búsqueda institucional de personas desaparecidas. El recuerdo se limita a las necesidades que motivan la indagación. La búsqueda se ve limitada a la capacidad de memoria, la calidad de las relaciones entre los integrantes de la familia, o limitaciones al acceso de documentación relacionada: actas de nacimiento, matrimonio, divorcio, defunción —entre otras– o fotografías, objetos (lápidas en los cementerios o identificadores en las criptas), muebles que vinculan a los integrantes de las familias por mencionar algunos. En el proceso, con frecuencia, los secretos de familia -que algunos conocen- salen a la luz, pero no se registran o “los innombrables” aparecen, personas de las que puede saberse sólo el nombre, el apodo o el sexo biológico, pues hablar de género, es otro asunto.

Entre la memoria y el olvido, los árboles genealógicos dependen de la memoria de quienes los van integrando, el interés por la investigación y la paciencia, ya que registrar la vida y la muerte nos exige un trabajo constante de actualización. Un árbol genealógico está vivo porque registra el proceso de los integrantes al menos en sus datos básicos: cuándo nacieron y murieron. El recurso tecnológico del uso de software para el registro es de gran ayuda. Muchos de ellos requieren de contratos, sus pruebas gratis se limitan a aproximadamente 14 días, o bien, si te quedas con la versión gratuita, los campos para subir la información se restringen.[3]

En la actualidad, gracias a un ejercicio escolar, llama la atención que la información registrada en un árbol genealógico se limita en promedio de cuatro a cinco generaciones ascendentes a partir de EGO: padres, abuelos, bisabuelos, tatarabuelos y tatatarabuelos. Más allá, incluso nombrar a los parientes se dificulta: en ningún caso se llegó al chozno, hijo del tataranieto de una persona.[4] En relación con el tiempo de registro, considerando que EGO, en su mayoría, eran personas nacidas a partir del año 2000, ubicaron el registro más antiguo a fines del siglo XIX, es decir pudieron llegar en el menor número de casos a un poco más de 100 años. Para quienes trabajamos haciendo investigación social con personas contemporáneas, es decir a partir de compartir el momento presente y recuperando información a través del diálogo apelando al recuerdo, encontramos dos limitaciones, en primer lugar, como lo enuncian los demógrafos y los sociólogos es importante considerar que la gente sana después de los 65 años empieza a tener problemas con la memoria de corto plazo, si recuerdan -a veces con gran lujo de detalle- momentos de su vida significativos gracias a la memoria de largo plazo, pero de manera selectiva. Por otro lado, la técnica de entrevista de historias de vida, basadas en los recuerdos, ha demostrado que se puede reconstruir hasta 100 años, dependiendo de los recursos para motivar la memoria y las capacidades de las personas involucradas, investigador e investigado. Desde la biología llama la atención que para 2006, la Secretaría de Salud de Guanajuato y la Universidad de Guanajuato participaron en el proyecto del Instituto Nacional de Medicina Genómica (INMEGEN) sobre el Mapa del genoma de los mexicanos, para lo que se solicitaban muestras de sangre a mayores de edad “cuyos padres y abuelos sean originarios de esta misma identidad. Los participantes no deber ser familiares en primer grado entre sí”.[5] La Iglesia de Dios (Séptimo día), religión cristiana protestante y evangélica, promueve entre sus agremiados la reconstrucción de sus árboles genealógicos para encontrar el vínculo entre todos sus integrantes.

Así encontramos que entre la información para identificar el genoma sólo se requiere de dos generaciones ascendentes aproximadamente 50 años. Para la investigación científica social se logra reconstruir a partir del testimonio tomado en el presente de manera oral poco más de 100 años, y motivados por creencias religiosas con trabajo colectivo, se pudiera reconstruir la genealogía con el propósito de llegar hasta “Adán y Eva”.

La deforestación que implica el desconocimiento de los ancestros no sólo tiene que ver con los árboles sino con la pérdida del reconocimiento de aquellos que nos antecedieron y de los que a veces, sin saberlo, hemos heredado rasgos físicos, pautas sociales, patrones culturales. De ahí, la invitación a conversar y reconstruir nuestros árboles genealógicos, para fortalecer el bosque de la memoria valorando nuestras raíces. Junt@s es mejor. Hasta la próxima.


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Maricruz Romero Ugalde es etnóloga, profesora de la Universidad de Guanajuato adscrita al Departamento de Estudios Sociales, División de Ciencias Sociales y Humanidades, Campus León e integrante del Cuerpo Académico: Agua, Energía y Cambio climático

 

[1] David Lagunas en su libro El quehacer del antropólogo. Métodos antropológicos para el estudio de la sociedad y la cultura. Barcelona: edicions bellaterra, 2018 cita a Piasere. Por favor, si alguien encuentra la imagen de esa representación compártamelo, yo no la he encontrado, sólo conozco la distribución de los campos de banana de la agroindustrial del siglo XIX a la fecha.

[2] En una infografía del CONAPO se reconoce que Consúltese: https://www.gob.mx/conapo/documentos/que-onda-con-la-familia-tradicional-y-las-familias-diversas RECUPERADO 23 DE JULIO DE 2021

[3] En el GenoPro la versión libre permite incluir hasta 25 personas. Este programa está diseñado para atender o hacer diagnósticos de salud, otros como el Ancestry; el Myheritage; FindmyPast ofrecen pruebas gratuitas de 14 días y el Onegreatfamily te vincula con toda su base de datos y ofrece pruebas de ADN.

[4] Palabra de origen desconocido, tomado del Diccionario de la Real Académica.

[5] https://www.proceso.com.mx/nacional/2006/2/10/participara-guanajuato-en-elaboracion-del-mapa-del-genoma-mexicano-40671.html