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Moisés Tort
13:16
16/03/16

Dávila y Maturana, semillas para la transformación del mundo

" ... leyendo libros de Humberto Maturana, deshilando conceptos crípticos sobre biología molecular, sumergida con él en cosas para las que aún no se inventaba un leguaje. Se hizo su alumna"

Dávila y Maturana, semillas para la transformación del mundo

Siento que Ximena Dávila me mira como bruja mapuche porque me doy cuenta de que sus pupilas brincan con una rapidez increíble y, cuando se lo digo me revela en secreto que no estoy lejos de esa verdad y me hace un comentario de su linaje que hace que la coloque en mi catálogo personal de gurúes, chamanes, maestros, a quienes consulto en el silencio de mi universo personal para tomar las decisiones de mi vida.

Sólo puedo describir el mundo que observo desde mí. Las fluctuaciones energéticas que veo, las revelaciones que presiento, las señales que dejan ver los brillos de la red que une a todas las cosas es la danza que el universo danza para mí, y yo danzo así la toma de mis decisiones personales. Por eso veo a la bruja mapuche dentro de Ximena y me dejo transformar por ella. Soy otro culturalbiológicaculturalmente. Hasta el fondo.

Y aunque parezca contradictorio, la doctora Ximena Dávila no tiene nada qué ver desde sí con esta iniciación chamánica que estoy experimentando, pero aún así fluyo en su conversar y algo Ve con los ojos que le brincan sin que nadie más que yo lo perciba. Y, para esta historia, no importa qué piensa ella de todo esto o si ella está hablando con uno más de cientos de personas que se le acercan para tejer otra conversación con otros hilos de lenguaje.

Ximena Dávila pasó de ser alumna de Humberto Maturana hace dos décadas a colaborar con él en uno de los proyectos más apasionantes que la ciencia haya trabajado hasta ahora (sí, ya sé… es que sólo puedo hablar desde mí…), porque tiene qué ver con los humanos y su entendimiento. Se trata de un proyecto que está ocurriendo ahora mismo, ahora mismo, ahora mismo, en el presente (y cómo no, si el presente es el único espacio en que algo puede ocurrir). Que están vivos, pues, creando todos los días conocimiento nuevo.

Dos años después de mi iniciación espiritual bajo los ojos mágicos de la chamana mapuche, otra vez en México Ximena misma se recuerda (tal vez no así exacto, pero es mi historia, pues…) leyendo libros de Humberto Maturana, deshilando conceptos crípticos sobre biología molecular, sumergida con él en cosas para las que aún no se inventaba un leguaje. Se hizo su alumna. En presencia de este sabio, gurú para el mismo Tenzin Gyatso, la propia fuente, desentrañaba, para su práctica profesional, la medicina para la transformación humana.

Dávila tal vez no lo sabía entonces, pero tuvo una revelación que provocaría un sistema de colapsos paradigmáticos. ¡Así, como lo digo (desde mí, por supuesto)! Y se la comentó al maestro: Todo dolor, todo sufrimiento, por el que se pide ayuda relacional, es siempre de origen cultural y proviene de la aceptación válida de una negación cultural; sin embargo, todo lo cultural se puede cambiar: cuando este dolor desaparece, surge el respeto por uno mismo. Este hecho dio fin a la relación que habían experimentado hasta entonces.

Surgió otra, más poderosa, cuyo resultado de dos décadas Ximena carga bajo el brazo, con el peso de nuevos universos múltiples; El Árbol del Vivir es todoslosárboleselárbol, un libro que concentra un nuevo saber que emerge de las conversaciones especializadas de estos dos maestros, ¡la reflexión más profunda que se haya hecho hasta hoy sobre la vida humana! ¡Fractal que retorna recursivo sobre sí mismo donde el árbol del vivir es una semilla reflexiva que, al tiempo que se siembra, desaparecenacen mundos nuevos, se colapsanlosparadigmas, se rasganlascertidumbres!

Ximena Dávila ha dicho que la escuela Matríztica que sostiene con Humberto Maturana no pretende amontonar una nueva teoría en las bibliotecas ni crear una ideología, sino hacer una invitación global a la reflexión sobre lo que los humanos estamos haciendo; una reflexión transformadora de alto impacto, pienso.

El que tiene la razón no conversa; la revisión de nuestro hacer como arqueología psíquica nos ciega ante el presente; lo evidente no se ve; no se puede describir nada fuera de nosotros; cambiar es generar nuevas coherencias operacionales; todo cambio cultural pasa por un cambio personal; conversar transforma al otro. Pensamiento profundo encapsulado que podemos tomar, tres veces al día, gracias a la relación de Ximena Dávila con Humberto Maturana, que los decodifica y potencia.

Dávila y Maturana salen del teatro donde han expuesto su pensamiento a universitarios, académicos y otras personalidades, en celebración de los 50 años de la Universidad Latina de Celaya. Un pájaro carpintero canta un canto de dioses al mismo tiempo que el auto de ellos avanza; para mí, señal mapuche de que el camino que camino es el camino correcto hacia la transformación del mundo.