Blanca Navidad

" ... a todos mis lectores, radioescuchas y amigos les deseo un venturoso 2017, y que la bendición les dure todo el año, no nada más cuatro días. Todo sea –hasta mis despropósitos- por la absoluta determinación de equilibrarnos en la balanza"

Blanca Navidad

“Ser o no ser, ésa es la cuestión”. Así empieza una de las más famosas citas de la Literatura Universal, escrita por William Shakespeare, y a ese respecto, sintiendo cercana la Navidad, quisiera saber cómo hacer para no ofender tanto a quienes nos ofenden y darles una tregua este fin de año, pero sin parecer lambiscón. Por un lado cuento con la fortaleza de la palabra, y en el otro extremo está el no siempre grato deber de criticar todo tipo de abusos intentando, hasta donde es posible, ser una voz objetiva, lo cual ocasiona irritación en un sector que disiente de mi opinión (especialmente la clase política), cuestión que aunque no lo crean, agradezco de sobremanera, porque eso me indica que soy escuchado, para bien o para mal.

Es así que he sido tachado de comunista, de fascista, de misógino y feminista, de indigenista, de clasista, de libertino y hasta de moralista. He sido priista, panista, perredista y lopezobradorista del mismo modo que, incluso, anarquista, pero siempre he dicho lo que pienso, aunque no siempre de una manera amable.

Por eso, este fin de año quiero agradecer a todos mis amigos en El Sol del Bajío, en Es Lo Cotidiano, a los radioescuchas de la cadena Exa, especialmente del noticiero A la Una Noticias, y a todos mis lectores en los distintos espacios impresos y en línea que han acogido esta pluma, por dejarme entrar a sus hogares con mis insolencias.

Con quienes he sido crítico, tengan por seguro que ha sido en defensa de cuantos no tienen la posibilidad de valerse de algún medio para hacerse oír y son sujetos a ser pisoteados: el hombre está hecho de filosofía, y si no hay conciencia epistemológica del hombre como tal, jamás se entenderá el valor de su existencia, y esa existencia de la dignidad del individuo, por muy humilde que éste sea, es la que hay que hacérsela saber a los poderosos, pues la dignidad del hombre debe ser respetada hasta en sus extravíos. No es que uno sea enemigo del poder, de la política o del dinero. Es simplemente que debe haber un contrapeso para que exista equilibrio, y en la medida que todos dejemos de exhibir nuestras pobrezas humanas, independientemente la clase social a la que pertenezcamos, iremos recuperando la sensatez, la cual por si sola ya tiene un desesperado instinto de conservación pese a los ataques de la que es objeto de manera repetitiva.

Por eso este fin de año abrigaré amor en mi corazón: para estar bien conmigo mismo debo estarlo con los demás. En aras de la sensatez, me disculparé con todos a quienes ofendí en mis columnas: a los promotores de la cultura oficialista, a los cantantes de narcocorridos, al perro por cuya culpa me tuve que vacunar contra la rabia, a Donald Trump con sus supremacistas anglosajones, a las mafias que nos tienen sojuzgados y a todos los políticos corruptos en general, les suplico de la manera más atenta y respetuosa disculpas, para que vengan y deschinguen a su madre en esta blanca Navidad (pero nada más el 24 y 25 de diciembre, y el 31 y 01 de enero). También les devuelvo su dignidad perdida por esos cuatro días, si algo de ella les queda.

Es así que siempre en la lucha por un mundo más justo –pese a tener todas las estadísticas en contra, ahora con los cambios que se nos vienen, pero sabiendo que un milagro se da cuando el bien triunfa a pesar de que no tenía posibilidades de hacerlo-, a todos mis lectores, radioescuchas y amigos les deseo un venturoso 2017, y que la bendición les dure todo el año, no nada más cuatro días. Todo sea –hasta mis despropósitos- por la absoluta determinación de equilibrarnos en la balanza.