Carta a un diputado local de Celaya

“Lo que no dudo es que me regodearé ante los resultados en las urnas el próximo domingo 01 de julio, que seguramente me darán la razón…”

Carta a un diputado local de Celaya

Señor diputado del distrito XV por el Partido Revolucionario Institucional.

Quiero hacer de su conocimiento el encono que ha causado en el gremio de la medicina, al conocerse su propuesta de aumentar un año de cárcel a los “delitos médicos”, por tres razones: la primera es que vivo en Celaya, y por desgracia, usted también es mi representante; la segunda: porque los médicos no somos delincuentes, a diferencia de algunos políticos que sí lo son y piensan como el león, que todos son de su condición; y la tercera, porque mi boca no es bodega para guardarse nada.

No estuve de acuerdo ni aplaudí a los miembros de la organización civil “Guanajuato Despertó” cuando le gritaron PARÁSITO.

Y no estuve de acuerdo porque, más bien, la palabra correcta para todos los de su bancada sería hieródulos de la opinión pública.

Así como usted, que es abogado y diputado, yo también tengo dos profesiones: soy médico y escritor.

La primera profesión la estudié 14 años, me da de comer y paga mis cuentas, por eso sé que la medicina es una ciencia factual, es decir, inexacta, al contrario de las matemáticas que tienen un resultado previsible; y las guías de práctica clínica son apenas eso: guías que cada año cambian, porque surgen cosas nuevas o regresan a su origen.

El segundo oficio me vino de nacimiento. Como quien dice: me cayó del cielo, igual que a usted su diputación; aunque lo mío se llama talento o don, no suerte.

Le recuerdo, primero que nada, que su partido es el causante de gran parte de las desventuras nacionales, incluidos los recortes al sistema de salud que ahora quieren paliar con la criminalización del acto médico, como si la falta de insumos y personal fuera por causa nuestra. Por fortuna su partido está destinado al fracaso en las próximas elecciones, tanto en lo federal como en lo estatal, y no es para menos.

Decisiones como la suya lo han ayudado a descender hasta el sótano de las preferencias, con sus ignotas propuestas que contribuyen al encono de la población contra sus médicos, pero sobre todo contra ustedes mismos, la clase política. Eso sólo pone al descubierto la estulticia con la cual legislan. ¿Cómo pretender que se castigue a un galeno que no siguió al pie de la letra una guía de práctica clínica como si fuese ecuación matemática o receta de cocina? Desconoce, por superpuesto, cuántas variantes anatómicas consideradas como normales puede haber en un órgano o sistema, porque eso no viene en Wikipedia; se estudia en una universidad y se refuerza en un hospital. Si a esto le agrega que en los nosocomios del Sector Salud se encara hoy el desabasto en el más amplio sentido de la palabra, exigir el apego a una guía de práctica clínica o a cualquier manual de procedimientos equivale a pedirnos no trabajar, y ser meros espectadores del sufrimiento al faltar algún insumo.

Para terminar, no se preocupe, no le pido nada. Sería infecundo apelar a que reflexione sobre su decisión. No estoy siquiera interesado en saber qué piensa al respecto, porque usted me representa a mí, no yo a usted, por eso está obligado a escuchar mi opinión como un servidor público a quien elegí para que me representara —por decirlo de algún modo—, y las alusiones que escribo las hago a su encargo y a su partido, no a su persona, porque no tengo el gusto de conocerlo.

Lo que no dudo es que me regodearé ante los resultados en las urnas el próximo domingo 01 de julio, que seguramente me darán la razón.

Quedo de usted. Su atento y seguro servidor.