martes. 16.04.2024
El Tiempo

El buen juez

“…he esperado mucho tiempo para que la justicia divina les pegara con el mismo mazo a ellos, que siempre se han servido con la cuchara grande y nunca se han parado a hacer filas en el ISSSTE…”

El buen juez

Si la equidad existe, debe ser para todos. Si alguien queda fuera, por haber sido oprimido o por ser quien hace cumplir las leyes, no tiene derecho a llamarla equidad o justicia, ya que la justicia es un principio moral que inclina a obrar y juzgar respetando la verdad y dando a cada uno lo que le corresponde. Se trata de ser justo para mantener la armonía entre los integrantes de una sociedad, donde se supone que sus miembros tienen una concepción de lo justo, y consideran una virtud el actuar de acuerdo con esa concepción.

Es algo de lo que he abordado mucho en mis columnas, igual o más veces que de la doble moral, un antagónico de la justicia, al igual que el egoísmo, la desvergüenza, la farsa, la avaricia, la antipatía y la deshonestidad, entre otros calificativos, que tan bien le van a los ministros y magistrados de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

No es la primera vez que escribo de ellos, ni lo hago porque esté de moda criticarlos, ya que desde que toparon las pensiones, desde que impidieron que alguien que se retirara de dos trabajos tuviera derecho a dos jubilaciones, cuando permitieron la aplicación de la UMA para sueldos y pensiones, y en el momento en que permitieron también una jurisprudencia para que a los trabajadores jubilados del IMSS ya no se les diera de sus AFORES el rubro de cesantía y vejez, desde ese momento dejaron de ser santos de mi devoción y he esperado mucho tiempo para que la justicia divina les pegara con el mismo mazo a ellos, que siempre se han servido con la cuchara grande y nunca se han parado a hacer filas en el ISSSTE para recibir atención médica, mucho menos para cobrar su pensión al retirarse con tan sólo 10 años de antigüedad y 400% más de retiro que la jubilación más alta que otorga el IMSS por el tope que ellos mismos le impusieron.

A quienes, como es obvio, carentes de lecturas filosóficas los defienden, sólo respaldados por lo que escuchan en la televisión en boca de Ciro Gómez Leyva o de López Dóriga, sólo les puedo recordar que las bases de la justicia moderna se originaron en la antigua Grecia, donde se creía que el Estado debe ser justo, ya que de lo contrario NO SE LE PUEDE LLAMAR ESTADO. Según Platón, una Polis justa es una polis sana. Y la equidad es hermana gemela de la justicia.

Los tres poderes de la nación, El Ejecutivo, El Legislativo y el Judicial, deben ser poderes independientes y autónomos en la manera de lograr la equidad, el equilibrio de poderes y la justicia, no en el modo de servirse del erario público. Eso no no tiene nada que ver con la autonomía, sino todo lo contrario: están argumentando que dependen de lo que se se les paga para ser imparciales. ¿Ajá? Entonces no merecen la silla que ocupan.

Si para ellos topar las pensiones fue constitucional, y rebajarse el sueldo es anticonstitucional, le veo más relación a eso con la doble moral que con la justicia, lo que los incapacita para ejercer un puesto de juzgadores.

Es una verdad innegable que el pueblo de México (principalmente la clase media) está resentido con los ministros de la Suprema Corre de Justicia de la Nación, pero no por lo que ganan, sino por haber topado las pensiones, aprobado la UMA, haberse sacado una jurisprudencia para que a los trabajadores del IMSS las afores no les devuelvan el rubro de cesantía y vejez; por no haber resuelto hasta el día de hoy los crímenes de lesa humanidad de Tlatelolco, Aguas Blancas y Ayotzinapa; por dejar en libertad a Florence Cassez bajo presiones de un gobierno extranjero; al haber permitido que los expedientes de casos de corrupción de altos funcionarios y los estados de cuenta de la cleptocracia permanezcan ocultos por un tiempo suficiente hasta que prescriban los delitos de cuello blanco, como el del Caso Odebrecht; por trabajar durante más que décadas, generaciones, al servicio de la burocracia dorada, quienes les dieron manga ancha a sus salarios a cambio de impunidad, generando en México la justicia más cara del planeta. Parafraseando a la canción: “Por eso y más los aborrezco esta Navidad”.

Un camino sin piedras es un arroyo donde los cuerpos se hunden y se ahogan. No será fácil transformar a México en contra de tantas fuerzas, algunas fácticas y algunas otras que se hacen llamar “legítimas”. Recordemos que hay un millón de cosas que no son justas sólo por el hecho de ser legales, por eso, como pueblo debemos repudiar todo lo que continúe fortaleciendo la inequidad y las brechas sociales entre los ciudadanos, aún más entre quienes somos empleados de un mismo patrón: los mexicanos.