El Evangelio Según • Operación Chapultepec • Víctor Hugo Pérez Nieto

“…se sacaron la rifa del jaguar, y no precisamente para que les dieran un automóvil inglés de lujo…”
El Evangelio Según • Operación Chapultepec • Víctor Hugo Pérez Nieto

Hace una semana sentí compasión al ver a varios compañeros llegar a la Ciudad de México para apoyar en la “operación Chapultepec”. En la mayoría de los casos su envío no fue voluntario, sino que se dio de la siguiente manera: en cada delegación IMSS se llevó a cabo una suerte de ruleta rusa entre el personal de confianza, donde los elegidos tuvieron que firmar su carta de aceptación para ir a la Ciudad de México.

Entre el personal de confianza, ya sea A o B del IMSS, no hay mucho para elegir: o haces lo que se te ordena o te quedas sin trabajo, porque estás vendido casi bajo un esquema outoucing, donde no te ampara ningún sindicato ni ningún estatuto. Era “La Operación Chapultepec” o la calle.

Tengo mucho que agradecerle a un antiguo ex supervisor de cuyo nombre no quiero acordarme, pero quien requería tiernas ovejitas para justificar su narcisismo, como mecanismo de defensa para ocultar su inferioridad humana, y así sentirse importante y descargar las frustraciones infantiles que lo dejaron estacionado en la segunda pulsión mencionada por Freud como parte del desarrollo psicosexual. A muchos los espantó, pero en mí se encontró al doctor Hannibal Lecter que lo devoró con todo y zapatos. Sin su ayuda, tal vez hoy todavía seguiría escuchando el balar de los corderos, y sin la mía tal vez él también estaría ya en la Ciudad de México, metido en el covitario. Al final, ambos tenemos mucho que agradecernos.

Pero ¿qué es lo que ofreció el IMSS como empresa para los que se integraron a la Operación Chapultepec?: El bono COVID, que no han dado, y las notas de mérito, que también prometieron desde el inicio de la pandemia y continuamos esperando.

A mí eso no me interesa en absoluto; el que me llegue más o menos dinero no es trascendente. Lo que sí debía serlo, ahora que llegaron unas cuantas vacunas para la foto y la campaña del 2021, sería que se destinen esas dosis primero a todos mis compañeros que fueron enviados a México capital.

Más que aplausos, palmaditas en el lomo, y un dinero que jamás verán, van a agradecer que esas vacunas, en lugar de ser utilizadas para políticos, ministros y sus familias, sean destinadas a la loable causa de que no entreguen a nuestros compañeros hechos cenizas a sus familias.

El caso de los encarcelamientos injustificados y torturas a los doctores Grajales Yuca y a la doctora Azucena Calvillo están aún frescos en nuestras memorias de médicos, como para seguirnos poniendo en riesgo por personas e instituciones ingratas.

Ya que los compañeros (entre ellos alguien a quien tengo en alta estima, y quien tiene unos niños que lo esperan en Morelia), se sacaron la rifa del jaguar, y no precisamente para que les dieran un automóvil inglés de lujo, ahora que como coyuntura llegaron algunas dosis de vacuna, es justo que sean ellos los primeros en ser inmunizados, porque si alguno de ellos muere, la comunidad médica entera se los demandará.