sábado. 20.04.2024
El Tiempo

El Evangelio Según • Víctor Hugo Pérez Nieto • Paredes

“…nada sustituye la poética frustración trazada en la pared de un despacho de gobierno…”

El Evangelio Según • Víctor Hugo Pérez Nieto • Paredes



El Ágora era el medio masivo de comunicación favorito de la Grecia Clásica. Mucho antes de los megáfonos y los medios electrónicos, los oradores se paraban al centro para exponer sus puntos de vista para que quienes los escuchaban y estaban de acuerdo los replicaran en otras plazas públicas.

Jesús y los primeros cristianos se valieron de este rudimentario medio de comunicación: la plaza y la calle.

Para entonces ya también se utilizaban los gráficos en las paredes como método de protesta.

El origen del grafiti se remonta a las inscripciones que han quedado en paredes desde los tiempos del Imperio Romano, especialmente las que son de carácter satírico o crítico.

Por eso no sé si reírme o compadecerme del gobierno de la Ciudad de México, que blindó el Palacio Nacional previo a la marcha del Día Internacional de la Mujer, con mamparas de hierro, para evitar que se acerquen a protestar.

Aun así, espero que esta marcha de mujeres huela a mucho pintura de aceite, thinner, mota y sudor, el efluvio de las manifestaciones en mis tiempos de estudiante, antes del Facebook, cuando salía uno a partirse la madre contra los granaderos.

A diferencia de otras casas de estudio, en mi Alma mater se tenía que fletar uno a derrumbar las barreras alrededor de su escuela, de la rectoría y del propio salón de clases. Así se templaba el acero en la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, con el estigma siempre de ser “grillos”.

El aerosol de los poetas era insustituible a mitad de la marcha, para que los epitetos, onomatopeyas y versos surgieran de prisa, al vapor, siempre protegidos  por la vanguardia y la retaguardia, en lo que llegaba la inspiración.  

<<Pis pas pis pas calis calás calis calás>>, gritaban adelante y atrás, mientras uno se concentraba en una frase pegadora, corta pero con punch, spray rojo y negro en mano.

Luego, espera de nuestros versos, estaban los moneros y dibujantes que los inmortalizaban o de plano los desmadraban.

No es que fuéramos jóvenes delincuentes; sólo seguíamos los pasos de la historia.

Y es que, parafraseando a Pessoa:

Podíamos ser siempre los que aguardaron que les abrieran la puerta frente a un muro que no tenía puerta,
Los que cantaron el cántico del Infinito en un gallinero,
Los que oyeron la voz de Dios en un pozo cegado.
Por eso, cuando nadie nos escuchó, estuvieron las paredes.

Así era la lucha callejera desde la antigua Roma, así fue durante la dictadura priísta del siglo XX, y debe continuar igual.

Que nadie doblegue a las mujeres hoy para protestar por los 7,500 feminicidios en lo que va del sexenio y por todos los félix salgados macedonios que continúan impunes, siendo premiados.

Hoy, a diferencia de la década de los noventa, este chavorruco se siente ya como un león viejo y desdentado en cuyas fauces todos meten la cabeza para sacarse fotos porque creen que es inofensivo.

Pero tal vez pronto también en el HGZ 13 de Acámbaro Guanajuato tengamos que grafitear las paredes del hospital, y publicar una carta abierta dirigida a Zoé Robledo, director de IMSS, para que por fin nos pongan las vacunas. Pero esa será otra historia que se está gestando y de la que se escribirá más adelante.

Hoy es el día de las mujeres y les pertenecen el Ágora, con sus paredes que cada día se parecen más a un gueto:

Rayen las tapias que tengan que rayar para ser leídas y escuchadas. Aun cuando una sola imagen retuiteada cientos de miles de veces tiene más peso que las palabras más convincentes, nada sustituye la poética frustración trazada en la pared de un despacho de gobierno.