jueves. 18.04.2024
El Tiempo

Insabi

“Seguiremos en espera de la salud nórdica tan cacareada y prometida al pueblo que se fió de ellos…”

El último círculo del Infierno está constituido por un inmenso lago de hielo,
llamado Cocito, formado así gracias al movimiento de las alas de Lucifer.
Están aquí castigados los traidores de quienes se fiaron.

Dante Alighieri

Era como Pie Grande o el Monstruo del Lago Ness: todos hablaban de él, pero nadie lo conocía, por lo menos hasta el 01 de enero del 2020, sin reglas claras de funcionamiento ni financiamiento, y el cual ya cobró sus primeras víctimas, como siempre, entre la población más vulnerable, como consta en cientos de reportes periodísticos, aunque El Presidente tenga otros datos. Se llama Insabi.

Cuando el Seguro Popular comenzó a operar, yo apenas terminaba la residencia de ortopedia y traumatología, pero recuerdo que los consultorios de los médicos del sector privado se quedaron vacíos debido a que con el nuevo sistema de salud se dotó a los hospitales con medicamentos e insumos suficientes para atender incluso a la población que ya estaba afiliada al IMSS o al ISSSTE, instituciones que también vivieron un desahogo en su carga de trabajo, ya que sus derechohabientes preferían la mejor atención que se daba en el Seguro Popular. 

Pero luego, algo sucedió en el sexenio anterior 2012-2018, donde la corrupción fue la regla y no la excepción, y dentro del Sector Salud se notó que el Seguro Popular comenzaba a escorar como un trasatlántico carguero con sobrepeso en una tormenta perfecta. Yo era director de un hospital de segundo nivel del IMSS cuando nos devolvieron a todos nuestros derechohabientes que se atendían en el Seguro Popular,como si fueran apestados. Algunos, en su desesperación,renunciaron a sus trabajos para perder la derechohabienciaen el IMSS (que entró también en una grave crisis de desabasto) para volver a ser aceptados en el Seguro Popular. Principalmente se trataba de pacientes con enfermedades catalogadas como “catastróficas” por los gastos que implica su tratamiento. Eran enfermos que requerían un soporte de vida que no se podía detener por horas, mucho menos por dos o tres semanas —en lo que la burocracia decidía su futuro, como Calígula el de los gladiadores–. Ahí fue mi punto de inflexión hace 2 años: decidí dejar el cargo de confianza nivel 53 que ocupé por 3 años.

Me di cuenta de que los atributos de un buen administrador son contrarios a los valores de un hombre recto, con principios éticos y morales. 

En la delegación del IMSS León necesitaban un buen administrador. Por eso busqué para que me sustituyera en mi puesto a alguien sin ética, que pudiera contabilizar en papeles maquillados (con cifras felices, como es debido) el dolor, la muerte, sin interdicciones morales, ni habilidades profesionales (cómo debe ser cualquier médico de escritorio)y sobre todo, que fuera capaz de traicionar a sus benefactores y a los pacientes mismos. Creo que, con esto, si no les fallé a mis jefes, muchos de ellos ya rescindidos al iniciar el nuevo sexenio por ser excelentes administradores,pero haberse olvidado del lado humano de la profesión médica, lo cual me dio la razón, a más corto plazo del que esperaba.

Lo que tenía que pasar pasó también en el Seguro Popular: a pesar de deshacerse de la población que ya tenía derechohabiencia en otras instituciones siguió haciendo agua, hasta que ese gran trasatlántico carguero se comenzó a hundir, lo cual fue bien aprovechado por el nuevo régimen político, que en lugar de inyectarle recursos, cambiarle el nombre y regresarlo a lo que fue en un principio, en la época de Julio Frenk Mora, antes de que el PRI lo corrompiera como todo lo que toca, lo borró de un plumazo para dar vidaal Insabi, otro anquilosado Frankenstein que nació sin pies ni manos, como mancha voraz.

Es prematuro hacer un recuento de daños, pero por lo pronto la gente comienza a llenar nuevamente los consultorios privados, donde apenas nos damos abasto con los expatriados del extinto Seguro Popular, ya que la atención de tercer nivel y alta especialidad como son prótesis de cadera, de rodilla o cirugías de columna (hablando sólo de mi especialidad), se han vuelto casi impagables en el Insabi.

Seguiremos en espera de la salud nórdica tan cacareada y prometida al pueblo que se fió de ellos.