Periodismo, democracia y salud

“Cuando leí el título ‘OMS retira oseltamivir: un triunfo para la ciencia’, logré observar que era un artículo periodístico escrito sin ningún rigor científico, que de paso criticaba también la vacunación masiva porque el biológico podía ocasionar ‘narcolepsia’…”

Periodismo, democracia y salud

 

 

Gran parte del conocimiento humano no es más que confianza en el arraigo, o admitir que todo lo que los demás dicen, es, por democracia, lo aceptable.

La repetición no genera verdad, sólo hace más creíbles y más tolerables los postulados de la vida. Nos permite construir un mundo significativo sin tener que reinventarnos socialmente a cada momento. Lo cual, a final de cuentas, se convierte en un monstruo mitológico que es el mayor enemigo de la verdad: La costumbre, cuya fortaleza radica en rechazar la existencia de verdades mediante la reincidencia, aunque sus bases sean sofismas sujetos al cambio que intentan encubrir con una chapa de oro la mentira.

Estoy de acuerdo entonces con que no existen las verdades absolutas, pero sí las mentiras absolutas que se dicen, algunas, sin ningún propósito tangible, como por ejemplo la que acabo de leer en el portal de La Jornada, referente a un medicamento de primera línea, que ha salvado la vida a millones de personas y ahora la Organización Mundial de la Salud planea quitarlo del listado de drogas esenciales: el oseltamivir (Tamiflu es su nombre comercial).

Cuando leí el título ‘OMS retira oseltamivir: un triunfo para la ciencia’, logré observar que era un artículo periodístico escrito sin ningún rigor científico, que de paso criticaba también la vacunación masiva porque el biológico podía ocasionar ‘narcolepsia’. Lo primero que rogué es que lo que ahí decía fuese una mentira, un malentendido, o un buscapiés como los de Julión Álvarez y Rafa Márquez, para desviar la atención ahora que quieren unificar los servicios de salud y afectar los regímenes de jubilaciones y pensiones. De cualquier manera, no dejó de causarme escalofríos la nota.

 

El problema es que hoy día, a los políticos (que tampoco son médicos) les interesa más lo que se diga en redes sociales y medios de comunicación que la verdad (o lo que más se acerque a ella según lo que diserté al inicio) y basan sus acciones, más en opiniones empíricamente vertidas que en datos científicos y estadísticas reales.

Como galeno y sobreviviente de la influenza AH1N1, me preocupa que los periodistas se metan en asuntos médicos, los tergiversen y desinformen. Porque si la gente deja de vacunarse, o el virus muta, o los países no tienen el abasto suficiente de medicamentos en caso de una nueva pandemia, podemos estar ante un escenario como el que se vivió en 1918 con la Gripe Española (no era otra cosa que la misma influenza A), que en un solo año segó 40 millones de vidas.

La influenza, es una enfermedad que puede llegar a ser mortal, y lo que se silencia en los brotes es mucho más de lo que se dice. Cuando los virus de influenza “A” padecen un cambio antigénico, causan brotes graves y ocasionan epidemias globales, que han ocurrido en ciclos de quince a veinte años desde su aparición en la pandemia de 1918. No es ningún juego ni llamarada de petate. Y si ha habido abusos por parte de la farmacéutica Roche y los encargados de adquisiciones en el sector salud de distintos países, eso es otro boleto, que se arregla con auditorías.

Afortunadamente el mencionado artículo es sólo una de las muchas falsedades que se dicen a diario. Espero que nuestros estúpidos políticos no lo lean, porque para ellos el ahorro sería incalculable, sobre todo por las menos bocas que tendrán que alimentar ahora que se venga la mortandad. Investigué en el sitio, con honda preocupación, y les comparto la última actualización de la OMS, que no menciona nada de sacar al antiviral de los medicamentos esenciales.

Quienes tenemos bajo nuestra responsabilidad la vida de cientos de miles de gentes, luchamos contra estas nuevas tendencias todos los días, sobre todo tres veces al año, en cada Semana Nacional de Salud. Ya no sólo estamos expuestos al crimen organizado que nos está exterminando: también al descrédito en redes sociales y la merma de nuestra credibilidad.

Los doctores debemos bregar contra muchos sofismas para que la gente salve su vida, y las nuevas tendencias de comunicación no ayudan en nada. Yo se lo puedo asegurar porque estudié 7 años una carrera, 4 años un post grado y 3 años una subespecialidad (obviamente, teniendo en cuenta que la medicina es una ciencia factual). Pero resulta que el Dr Facebook tiene más razón que yo… si cuenta con mayor número de likes.

Les encanta la democracia, pero les recuerdo que la muerte también es democrática y nos va a agarrar a todos parejo, sobre todo si no estamos preparados y bien inmunizados, así que recomiendo a mis lectores apegarse a las indicaciones de su médico, el primer ser humano que vieron al nacer, y tal vez el último que los acompañará al morir.

¡Ah! Y también les recomiendo que se OPONGAN a la unificación del Sector Salud, porque entonces sí dejarán de tenerlos, y su único galeno de cabecera será la fría pantalla de una computadora.