Qem Pom Po

"Con ese perfil se ha conducido el amigo del presidente, aquel mismo que resolvió el caso Paulette y luego alborotó el avispero en Michoacán, para finalmente ser premiado con la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade)..."

Tenemos una estructura social dominada por nuestro perfil de víctimas que se culturizó desde antes de la llegada de los españoles. Cambiamos la piedra de los sacrificios por la hoguera y las ofrendas humanas por dogmas de fe que ahora sacrifican el libre albedrío, por eso no estamos acostumbrados a pedir rendición de cuentas. Creemos que todo lo que nos pasa es un castigo que nos merecemos al no haber nacido güeros. Y sí, efectivamente lo merecemos, pero por no saber escoger, por no aprender de nuestra historia, por desentendernos de la política, ver muchas telenovelas, venderle nuestra alma al diablo a cambio de una tarjeta de Soriana, de una despensa o de una pantalla plana, y por no saber distinguir entre un producto publicitario y la realidad; pero jamás debido a que somos prietitos acharolados y tenemos los pelos parados. De lo contrario los chinos, los japoneses o los surcoreanos correrían la misma suerte que nosotros.

El caso de Alfredo Castillo, que ha saltado como pajarito de una rama a otra para cagarla, me recuerda mucho al “lobby gay” del Vaticano, donde los sacerdotes que incurrían en prácticas homosexuales solamente eran cambiados de una diócesis a otra. Nada hubiesen tenido de reprobables las preferencias sexuales que les diera la gana, la homosexualidad per se no es mala. El problema sobrevino cuando comenzaron a incurrir en abuso a menores y lejos de ser castigados fueron protegidos, utilizando su investidura como instrumento de poder, de corrupción, y gracias a la cual salieron impunes.

Con ese perfil se ha conducido el amigo del presidente, aquel mismo que resolvió el caso Paulette y luego alborotó el avispero en Michoacán, para finalmente ser premiado con la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (Conade).

Vivimos en una democracia distópica, un país donde acudimos a las urnas a elegir al siguiente que nos robe, censure, reprima, y sea cada vez más ojete que su antecesor. Votamos de manera absurda por el partido que llevó al país en dirección inversa, involucionando hasta llegar al lugar donde partimos el 2 de octubre de 1968, momento en que comenzó nuestro experimento fallido como democracia. Tal vez Tlatelolco dejó una herida tan profunda que desde entonces no nos atrevemos a levantar la voz por miedo a la represión del Estado, que él mismo se encarga de recordarnos en sitios como Apatzingán, Ayotzinapa y Nochixtlán.

Lo único rescatable de todo es que nuestro estatus de víctimas no es irreversible. Además de esparcir agua de San Ignacio en Los Pinos para desterrar los demonios, debemos comenzar a exigir rendición de cuentas. ¿Qué se hace con nuestros impuestos? Y si no hay resultados, impedir que los malos funcionarios públicos de alto nivel salten de un puesto a otro, teniendo la potestad de inhabilitarlos de una vez por todas, para evitar que sigan causando daño patrimonial al país. Que no les inventen plazas ni comisiones para darles chamba, y poder hacerles una evaluación a mitad de su mandato, como ellos –los políticos- lo innovaron con los maestros, y así decidir si se quedan o se van. Deben beberse sus propios venenos: universalizarles los sueldos igual que al resto de la población; y ya que hablamos de universalizar, que también se atiendan en el sistema universalizado de salud y le mendiguen sus 10 salarios mínimos de jubilación a una afore.

Todo empleado tiende a ascender hasta llegar a su nivel de incompetencia. Sólo en la política no aplica este principio, y nos siguen sorprendiendo cada vez más con su ineptitud. Para eso estamos quienes votamos por ellos, para impedirlo; que no nos vuelva a acusar la mala memoria. Un país no es una empresa trasnacional, ni los habitantes sus empleados: ellos son empleados nuestros.

Lo de menos es una justa deportiva, pero cuando hay desigualdad, devaluación, pobreza, enfermedad, inseguridad, narcopolítica, impunidad, pésimos resultados en todos los rubros, ¿a nuestras víctimas quién las conforta? Las olimpiadas son el reflejo de las naciones en general. Como nos fue en Río nos está yendo aquí.

Por fortuna, no todo ha sido mal sabor de boca en Brasil. El ingenio mexicano sacó tajada de la fiesta olímpica y rebautizó Qem Pom Po a la clavadista malaya Yan Yee Ng mediante un tablero que fue manipulado, para recordarnos vía meme desde redes sociales al desaparecido cantante tabasqueño Chico Ché, y sólo superada por los memes de Alejandro Fernández enfiestado entre la chotada.

Propongo que mejor sea Virgilio Andrade quien presida la Conade para la siguiente olimpiada, al fin también es compadre de nuestro presidente. Pero que primero nos diga Qem Pom Po los departamentos de la Gaviota en Miami, Qem Pom Po la casa blanca de Las Lomas, Qem Pom Po vestidito de la novia de Alfredo Castillo, Qem Pom Po chapatitos, Qem Pom Po…