viernes. 06.12.2024
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54 MUJERES [IV]

Delia Derbyshire, heroína desconocida de la música electrónica británica • José Luis Justes Amador

José Luis Justes Amador
Delia DerbyShire, heroína desconocida de la música británica electrónica
Delia DerbyShire, heroína desconocida de la música británica electrónica
Delia Derbyshire, heroína desconocida de la música electrónica británica • José Luis Justes Amador

Demasiado sofisticada para la audiencia de la BBC2 [el canal más popular de la cadena].
(Memorándum interno de la BBC, años sesenta)
 

Her creative spirit and refusal to be held back by barriers around gender and class is an inspiring
example of artistic adventure and integrity.

(Página web de la BBC sobre mujeres pioneras en la radio)


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Cuando el compositor Ron Grainer escuchó el tratamiento que había hecho Delia Derbyshire de su grabación original, a la que había convertido en la que sería una de las melodías más reconocibles de la historia de la televisión británica y mundial, le preguntó: “¿Realmente escribí esto?”, Delia contestó simplemente “La mayor parte”. Era el tema de apertura de Doctor Who del que hablaban. Delia Derbyshire es una de esas personas de quienes la historia de la música está repleta: la de aquellos artistas de los que sólo nos acordamos por uno de sus temas. Además uno que probablemente sólo los más adictos a la cultura popular reconozcan, pero si le preguntamos a alguien por White Noise o Unit Delta Plus, hay más probabilidad aun de que la respuesta, si la hay, sea de ignorancia.
 


Delia Derbyshire, quien se ha llamado con justísima razón “la heroína olvidada de la música electrónica británica”, trabajó con, o inspiró con su trabajo a, artistas tan diferentes, pero con un gusto semejante por la exploración sónica, como Paul McCartney, Karlheinz Stockhausen, George Martin, Pink Floyd, Brian Jones, Anthony Newley, Ringo Starr y Harry Nilsson. Sus discos, inencontrables hasta hace pocos años en que una campaña de reediciones —especialmente en Suecia y Japón– ayudó a revalorar su nombre, han sido fuente para la música de grupos como Add n to (x), las distintas aventuras de Sonic Boom, Aphex Twin o, incluso, los Chemical Brothers, que siempre hablan de ella con respeto a la pionera que fue, siendo una de las organizadoras del primer festival de música electrónica en ¡1966!

Derbyshire estudió en el Girton College de Cambridge matemáticas y música, haciendo de las dos pasiones de su vida su campo de estudio también. Sin embargo, a finales de los cincuenta era muy difícil para una mujer encontrar trabajo en cualquiera de los dos campos, tradicionalmente masculinos. Decca la rechazó en 1959 porque no utilizaban mujeres en sus estudios, pero al año siguiente, tras una estancia en Ginebra y trabajar como editora musical, entró a la BBC como jefa de estudio en entrenamiento. Su excelso trabajo le permitió elegir su siguiente puesto que la llevaría al mítico, gracias en parte a ella, Radiophonic Workshop.

En aquellos años, y en sus propias palabras, el Radiophonic Workshop era “un paraíso”. Un paraíso machista porque muchas de sus producciones, inolvidables algunas, aparecían firmadas como “sonidos adicionales: BBC Radiophonic Workshop”. Lo que era y a partir de Delia ya no lo sería más, un departamento adicional y bastante de segunda para el departamento de teatro, entró en lo que todos los especialistas llaman “la edad de oro del Workshop”. Hasta ella siempre se había encargado a alguien de teatro que supiera de música. Con ella, por primera vez, se encargaría alguien especialista en música.

Del Workshop saldrían las bandas sonoras de todos aquellos programas, en especial —aunque no exclusivamente– documentales, en los que el sonido de una orquesta resultaría, cuanto menos, extraño. Se encargó de documentales sobre el pasado o el futuro, sobre la mente humana o los inventos más destacados de la historia. Todo aderezado por una música abstracta que se adelantó en años a lo que ahora conocemos como música electrónica. Y logrando una maestría tal en el sonido, en la edición de sonido, que años antes de soñar ni siquiera con la invención del sampler logró, para una serie documental sobre los zoológicos del mundo, una música creada sólo a base de cortar y pegar y editar sonidos de animales.

Delia Derbyshire también trabajaría con algunos de los compositores clásicos de avanzada de la época como sir Peter Maxwell David, Roberto Gerhard, Ianni Christou o Luciano Berio. Si bien su obra no era tan bien recibida dentro de la cadena a la que tanto contribuyera, ya que la fueron apartando poco a poco de su trabajo con frases como “[una música] demasiado lasciva para niños de once años” o “demasiado sofisticada para la audiencia de la BBC2 [el canal más popular de la cadena]”. Y, aunque siguió trabajando en el Workshop, encontró un campo propicio para sus exploraciones en la creciente industria pop y de psicodelia de vanguardia. Y en 1966, junto a Brian Hodgson y Peter Zinovieff, inventor del primer sintetizador de uso común, creó Unit Delta Plus.

Unit Delta Plus nació desde el principio con dos finalidades no contrapuestas sino complementarias: crear música electrónica de vanguardia e inteligente, y promover su uso frecuente en la televisión, el cine y la publicidad. A ellos se debe el primer festival de música electrónica en Inglaterra, que se dio en el teatro Watermill de Newbury (ni siquiera Londres estaba preparado para ellos) y que fue, según sus palabras, “un espectáculo de música electrónica y efectos de luz. La música se daba dentro del teatro con una pantalla en la que se proyectaban los juegos de luces de los maestros del Horney College of Art”.

Al mismo tiempo que en Unit Delta Plus, comienza a trabajar junto a otros pioneros con un grupo, White Noise, que solamente publicaría un disco, An electric Storm, que en 1969 combina el jazz y la electrónica más avanzada de aquellos tiempos. Un disco que pasaría sin pena ni gloria hasta su reivindicación. Un disco que contiene piezas como “Love without sound”, que anticipa en años el trip hop y los experimentos más amables del ambient contemporáneo con un toque pop, “My game of loving”, con su simple de un auténtico orgasmo femenino a todo volumen en el segmento central de la canción, o la ruidista “Black Mass: an electric storm in Hell”, que no desmerecería en un disco de Sonic Youth o en los experimentos jazzistas de John Zorn.

Pero Unit Delta Plus, como todas las historias que suceden antes de que el mundo esté preparado para ellas, se extinguió tras desavenencias entre sus miembros en 1967 después de un concierto desastroso, tanto por la organización como por la respuesta del público, en el clasista y conservador Royal College of Art. Y su trabajo en la BBC también se fue por la borda, ya que como ella recuerda en una entrevista, “algo pasó alrededor del 72 o 73 o 74. Creo que, probablemente, lo que hicieron fue poner a un contador como director general”.

A partir de ahí, durante los años setenta Derbyshire, también decepcionada del rumbo comercial y no experimental de la música electrónica, se alejó del medio para trabajar en una librería, una galería de arte y un museo. Sólo hasta que una nueva oleada de psicodelia y aires frescos en la música electrónica la devolvió al mundo, al trabajar con generaciones que la reverenciaban, encontró su lugar.

En el año 2011, pocos días antes de morir, Delia Derbyshire, con casi setenta y cinco años, escribió: “trabajar con gente como Sonic Boom en electrónica en estado puro me ha devuelto el vigor. Él es de una generación posterior pero siempre ha sentido afinidad por la música de los sesenta”.
 



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