martes. 16.04.2024
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Andamos en Catar • Día tres: confirmación, sorpresa y falta de gol • Fernando Cuevas

Andamos en Catar
Memo Ochoa
Memo Ochoa
Andamos en Catar • Día tres: confirmación, sorpresa y falta de gol • Fernando Cuevas

Un par de empates sin goles, una sorpresa y la confirmación de uno de los favoritos fue el saldo del tercer día de acciones en el Mundial.

Sorpresa 

Arabia Saudita salió al campo del estadio de Lusail a reducir sus dimensiones a 25 metros, aprovechando la precisión milimétrica del VAR para tratar de limitar el juego elaborado de Argentina, uno de los favoritos del certamen. Un espacio vacío entre el portero del equipo verde y la línea defensiva fue visitada por múltiples fuera de lugar, incluyendo un par de goles anulados a los sudamericanos por un hombro o brazo adelantado. Pero fue el mismo VAR quien alertó al árbitro sobre una falta en el área para que Messi convirtiera antes de los diez minutos de juego. Los bicampeones del mundo dominaban pero enfrente tenían a un rival dispuesto a defender sus colores al límite y si bien no llegaban a la puerta contraria, mantenían el partido en la zona sin certezas, siguiendo al pie de la letra las indicaciones del técnico Renard.

Los mejores diez minutos de la historia del fútbol de Arabia Saudita se presentaron al inicio de la segunda mitad, justo cuando le dieron la vuelta al marcador ante la mirada atónita del planeta: primero fue Al-Sherhi con disparo cruzado por abajo y Al-Dawsari que la colocó cerca del ángulo ante cierta indolencia de los defensores sudamericanos. Cambios multitudinarios y la presión se incrementó, pero el arquero asiático se fajó los guantes para evitar la asediada caída de su puerta, con su defensa empujada hacia atrás. 36 partidos sin perder de la albiceleste fueron rotos en el momento más inesperado: el fútbol te da sorpresas, sorpresas te da el fútbol. Con la frente en alto y depositada en el césped en señal de agradecimiento, los saudí árabes nos recordaron la importancia de lo impredecible en el deporte y que los entrenadores también juegan.

Empates en blanco

Túnez arrancó con plena confianza el encuentro ante Dinamarca, dominando ligeramente los primeros minutos con una sólida estructura en la contención, pero los de rojo absoluto fueron emparejando el trámite en un desarrollo trabado, sin mucha claridad hacia el frente a pesar de los esfuerzos de la gente de adelante. A partir del 25’, los nórdicos se fueron posesionando de la pelota y el juego tendió a desplegarse en terreno tunecino, sin que se presentaran opciones demasiado claras, aunque sí alguna sensación de peligro creciente, si bien la más clara opción fue de los de blanco (que se revisaría en caso de haber sido gol), salvada en emergencia por el arquero Schmeichel cuando ya terminaba la primera parte.

Los norafricanos empezaron apostando al contragolpe en el inicio de la segunda mitad, mientras que los daneses apostaban a elaborar un poco más el juego, si bien el resultado era neutralización mutua, esperando a ser rota, más allá de una descolgada o un gol anotado en fuera de lugar. Un remate al poste a falta de veinte minutos levantó la esperanza de romper un equilibrio en cero que se aferraba a permanecer, no obstante que ambos equipos tuvieron sus momentos de búsqueda. Bajó la presencia en ambas porterías durante los últimos minutos aunque todavía en la compensación tuvo una oportunidad Dinamarca, al final con mayores aproximaciones en el partido más equilibrado hasta ahora.

En el estadio 974 (llamado así por ser el número de emergencia) México y Polonia arrancaron en igualdad de circunstancias, disputando la pelota sin mucha claridad y apostando al juego físico, más que al mental. Los de verde trataban de tejer más fino y los de blanco recurrían a pelotas largas, intentando sacar ventaja de la altura y cediendo la iniciativa a sus rivales, quienes levantaban la mano para tomarla y enviar mensajes no del todo contundentes en la parte alta del campo. Las llegadas escasearon y básicamente fueron vistas en la puerta polaca con algún cabezazo que pasó cerca del poste y otra que sacó el portero: de ahí en fuera, el dominio mexicano no consiguió verse reflejado en los cartones, inamovibles en la primera parte.

La segunda mitad arrancó en la misma línea argumental aunque con un mayor equilibrio de fuerzas en el medio campo; los mexicanos seguían siendo un poco más punzantes al frente sin inquietar demasiado al arquero europeo, quien resolvía son solvencia las pelotas que le llegaban. El desarrollo entró en una zona lodosa que dio paso al momento de mayor tensión: el VAR advirtió de un jalón a Lewandowski en el área y el mismo jugador se encargó de cobrar pero el portero Ochoa hizo un lance oportuno y evitó el tanto de los vestidos de blanco, levantando el grito de todo un país. Parecía un momento ideal para que los de verde se lanzaran al frente con envión anímico: lo intentaron pero todo quedó en el esfuerzo que se antojaba para más. El empate quedó decretado sin sacudida de las redes.

Confirmación

Elegante y con varias bajas pero aún así de plantel imponente, el campeón vigente se presentó en el torneo ante una Australia que sorprendió al inicio, después de contener un primer embate. En jugada veloz, un servicio a segundo poste fue concretado por Goodwin alrededor de la decena de minutos; tiempo después, al 21’, un disparo que pasó saludando el poste volvió a alertar a Francia, que se dio cuenta que era momento de reaccionar y meterse al partido en serio: el vendaval empezó para primero emparejar vía Rabiot con la cabeza; después remontar, a través de un pase a la red de Giroud, y partir de ahí dominar por completo el juego, aunque todavía los de la gran isla estuvieron cerca del empate con remate de cabeza que se quedó en el poste. Fue una sabrosa primera mitad, aderezada por el colorido que se logró con la combinación de los uniformes, entre gallos, canguros y emúes.

El segundo tiempo arrancó en plan analítico, con los franceses más calculadores y los australianos cuidando la retaguardia pero viendo por dónde podrían alcanzar en el marcador. Pero Demebele tomó la pelota a falta de poco más de veinte minutos y le puso un gran centro a Mbappé para que rematara de cabeza al poste y adentro; poco después, el propio delantero del París Saint Germain, que juega a un ritmo distinto del resto de los mortales, sirvió la pelota para que Giroud empatara a Henry como máximo goleador de la historia del seleccionado francés. La fiesta todavía nos regaló más llegadas pero el marcador ya no se movió: el campeón luce sólido a pesar de las ausencias y, muy importante, con capacidad de respuesta ante las adversidades.