Andamos en Catar • Día ocho: Recuperaciones • Fernando Cuevas

Dos dignas presentaciones de los equipos de la CONCACAF, corriendo distinta suerte, una de las sorpresas del Mundial y uno de los mejores partidos de la fase de grupos para cerrar la jornada número ocho.
Pura vida
Fueron vapuleados en su debut y todo indicaría que se irían a casa en blanco. Pero Costa Rica mostró poder de recuperación, se organizó mejor en la zona media y propuso un partido de contención ante Japón, un rival que se fue volviendo predecible conforme pasaban los minutos. La primera llegada de relativo riesgo fue hasta cerca del cuarto de hora con un centro que se paseó por el área sin encontrar correspondencia, reflejo del dominio nipón pero sin las conexiones suficientes para inquietar a Navas. Fu hasta el 25’ que los centroamericanos se empezaron a asomar tímidamente en el terreno de enfrente más por hacer presencia que por crear verdadero peligro, tampoco muy notorio en el otro arco, aunque al menos con mayor frecuencia, incluso hasta el tiempo añadido.
Los nipones se lanzaron al abordaje muy pronto en la segunda mitad y obligaron a Navas a volar por los aires para salvaguardar su meta; siguieron hacia el frente y desperdiciaron un par de tiros libres al filo del área que después lamentarían dado que a diez del final perdieron una pelota en zona baja que fue aprovechada por Fuller para disparar con la elevación suficiente para superar al arquero y marcar el gol de la ventaja, no obstante su presencia en el área había sido casi inexistente. Todavía tuvieron el empate los asiáticos en un par de oportunidades más llenas de confusión en el área pero no lo consiguieron y, fieles a sus tradiciones, se despidieron pidiendo perdón a sus aficionados por la derrota, en tanto los costarricenses dispararon una vez a portería y con eso tuvieron para seguir pensando en pura vida.
Revuelta marroquí
Bélgica se presentó en su segundo partido tras una victoria muy apenitas, mientras que Marruecos, con 8 jugadores que no nacieron en su territorio, trataban de ahora sí hacer efectivo su desempeño al frente tras el empate sin goles de su debut. Una nebulosa primera parte con escasa acción en los arcos y batalla en la tierra media, un poco más inclinada hacia el territorio marroquí: los belgas se acercaron al inicio con llegada peligrosa y un par de tiros esquina, en tanto los norafricanos tuvieron su alternativa al 35’ pero el disparo se vació y después en un remate que acabó en las redes pero fue bien invalidado por el VAR. Los talentosos belgas no andaban en modo fino y les costaba tomar la mejor decisión: quizá el paso del tiempo en algunos jugadores ya empieza a pasar una cierta factura.
La segunda parte se prendió al inicio con oportunidades en ambas puertas en las que los arqueros tuvieron que intervenir con distinto nivel de complejidad. En este ir y venir, la balanza parecía inclinarse ligeramente hacia los marroquíes, quienes lograron ponerse en ventaja en pelota parada, ejecutada a primer poste por Saïss e introduciéndose en la portería con la complicidad de Courtois. Algunos cambios belgas pero la creatividad y la fuerza no alcanzaban, al punto que ya en la compensación, Aboukhlal recibió centro retrasado para anotar el segundo y definitivo, volviendo loca a una tribuna que los apoyó mayoritariamente todo el partido. Los Leones del Atlas rugieron fuerte y vencieron a unos cansinos y poco encendidos Diablos Rojos, que ahora tendrán que vérselas con los croatas para buscar la clasificación.
Recuperación croata
Inicio de vértigo con Canadá volcado en busca de la puerta de Croacia, rápidamente abierta en fulgurante anotación de cabeza de Davies, haciendo historia al marcar el primer gol en la historia de su país en la historia de los mundiales y, de paso, el más rápido en este hasta donde vamos. Fue duro el golpe para el equipo de los cuadros, sobre todo porque la andanada siguió sobre su arco dada la postura ofensiva que mantuvieron los de la hoja de maple a pesar de ir en ventaja. La experiencia de los europeos como equipo de a poco se fue imponiendo y tras nivelar el desarrollo del partido, lograron emparejar el marcador vía Kramaric que aprovechó un buen servicio de Perisic; de ahí y aprovechando el momento, le dieron la vuelta con disparo rasante de Livaja poco antes del término del primer lapso, en el que pudieron ampliar la ventaja.
Los norteamericanos estuvieron cerca de emparejar el marcador al inicio de la segunda mitad con un disparo cercano y otro que exigió al arquero; a partir de ahí, el partido se alargó y los canadienses se fueron extraviando en el campo, si bien nunca bajaron los brazos y mantenían esperanza de lograr el empate hasta que nuevamente Kramaric concretó con jugada de catálogo a falta de 20 minutos. Con desorden y ruptura, el partido siguió avanzando y ya en la compensación, Majer anotó el cuarto en una descolgada para redondear un marcador que al final se estiró. Los canadienses han jugado mejor que lo que dicen sus números y han sido dignos representantes de su nación en este regreso mundialista, a pesar de las declaraciones fuera de lugar de su técnico, ofensivas en la previa hacia la selección croata que comandada por el incombustible Modric, está cerca de la siguiente fase.
Igualdad de fuerzas
En el enfrentamiento más esperado del día y uno de los más atractivos de la primera fase, españoles y alemanes salieron al campo a dejarlo todo, a pesar de estar en situaciones contrastantes. España goleó en su debut y saltó al campo jugando igual, posesión punzante al frente que produjo una pelota en el poste, tras desvío de Neuer; Alemania perdió sorpresivamente en su presentación y, a sabiendas de a quién enfrentaba, trató de inicio de buscar presión alta y rápidas transiciones, generando un par de llegadas. El árbitro se sumaba a la idea de fluidez que predominaba en el partido, dejando correr faltas aparentes o dudosas, mientras que los alemanes lograban emparejar el trámite pasado el minuto 25 entre destellos técnicos y tácticos de ambos contendientes. Un gol anulado por centímetros a Rüdiger y otra aproximación ibérica para sellar un brillante primer medio.
Empezaron los de rojo a presionar pero conforme pasaron los minutos, los de blanco fueron empujando para poner el partido en un estado de equilibrio con menor claridad que el primer lapso, incluso robando la pelota en la salida, dada la exageración española, y generando peligro. Luis Enrique manda al campo a Morata y en poco tiempo rindió fruto, rematando con espacio cerrado un servicio que se incrustó en la puerta germana, cuando corrían poco más de quince minutos del complemento. Había que echar a andar el espíritu alemán de resoluciones y con los cambios enviados, la maquinaria empezó a generar opciones como una de Musala, con gran partido, que dejó escapar en un mano a mano bien resuelto por el arquero Unai, también conteniendo otros embates hasta que llegó Füllkrug para igualar el marcador con disparo fulminante. El resto del tiempo vio cómo todavía se pudo romper el empate como la opción que tuvo Sané, pero el equilibrio prevaleció. La Mannschaft todavía palpita y la Furia Roja hierve sin problemas rumbo a la siguiente fase.