La apasionante estancia de Benito Juárez en Guanajuato, narrada por Eduardo Vidaurri
Ofrece charla el cronista de Guanajuato Capital en museo Gene Byron

Guanajuato, Gto. Si Juárez no hubiera muerto, regresaría a Guanajuato a revivir las charlas bohemias en el café “El Pabellón Nacional”, que se ubicaba en la ahora llamada calle del Truco; disfrutaría de las obras escenificadas en los teatros de la ciudad y tendría en la presidencia municipal el recuerdo de donde durmió durante los 27 días de estancia en la ciudad, misma que declaró capital de la República.
Eduardo Vidaurri Aréchiga, cronista de la ciudad, ofreció la conferencia “Juárez en Guanajuato”, en un acto que se prolongó por más de dos horas debido a preguntas e inquietudes de las y los concurrentes.
Doctor en Historia, Eduardo Vidaurri mostró datos documentados sobre la vida, obra y pensamiento del Oaxaqueño y las circunstancias que lo trajeron a Guanajuato.
Hizo referencia biográfica de un niño de origen zapoteco, pero de familia caciquil, que hasta los ocho años conoció a la ciudad de Oaxaca y hasta su juventud salió de su estado natal.
Describió las vicisitudes políticas de un país que tras su independencia se enfrascó en guerras de facciones y en pugnas por diferencias en sus correspondientes proyectos de país.
Refirió en especial cómo Antonio López de Santa Anna pasó de su condición de caudillo a la de dictador y de cómo la generación liberal se rebeló con el Plan De Ayutla, de cómo un plebiscito echó del gobierno a Santa Anna y cómo en ese contexto emergió la figura de Juárez, notable hombre de leyes que llegara a ser gobernador de su estado.
La presidencia fue ocupada, de manera provisional, por el caudillo de la Revolución de Ayutla Juan Álvarez quien se rodeó de un calificado equipo de colaboradores de los cuales destacaron Melchor Ocampo, Ignacio Comonfort, Santos Degollado y Benito Juárez, quien a la postre sería el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Contó cómo surgió la Constitución liberal de 1857 y narró cómo Ignacio Comonfort llegó al poder y cómo lo abandonó, para que el llamado bando conservador nombrara como presidente a Félix Zuloaga, en tanto que Juárez, fiel a la constitución, emergiera como el presidente del bando liberal.
Los conservadores tomaron la ciudad de México y Juárez se llevó consigo la presidencia, para convertir en capital de la república el suelo que pisara. Así llegó a Guanajuato, en su carroza para seis plazas, a la ciudad de Guanajuato el 18 de enero de 1858, para declarar instalado su gobierno el día 19 y declararla capital del país.
Ahí fue donde comenzó la parte más interesante para quienes acudieron.
Benito Juárez en Guanajuato
De acuerdo con el historiador Jesús Rodríguez Frausto quien escribió el libro “La huella de Juárez en Guanajuato”, es muy probable que las primeras horas de su estancia, el día 18 de enero, las haya dedicado al descanso después del largo y agitado viaje que se desarrolló durante la noche del 17 y madrugada del 18 de enero.
La decisión de Benito Juárez de trasladarse a Guanajuato obedeció, entre otros factores, a que Guanajuato brindaba certeza y lealtad al orden constitucional gracias a contar con un gobierno liberal encabezado por Manuel Doblado.
Juárez fue apoyado por los coaligados estados de Guanajuato, Jalisco, Zacatecas, Michoacán, Aguscalientes y San Luis Potosí.
Benito Juárez llegó a Guanajuato acompañado de algunos de sus principales colaboradores: Melchor Ocampo, Manuel Ruiz y León Guzmán, a quienes se sumarían días después el prestigiado escritor y político Guillermo Prieto y el destacado general Santos Degollado.
El día 19 de enero de 1858 el licenciado Benito Juárez García asumió formalmente el cargo de presidente de los Estados Unidos Mexicanos, es muy probable que el acontecimiento se haya verificado en el Salón de Cabildos del Palacio de Gobierno, sede del H. Ayuntamiento de Guanajuato. El presidente Benito Juárez declaró, provisionalmente, a la ciudad de Guanajuato capital de la República.
Manuel Ruiz ocupó de inicio el cargo de ministro universal. Luego se otorgaron los nombramientos a los restantes,
El presidente Juárez y su gabinete se pusieron en acción para mantener en pie a la Constitución, y la república y permanecieron en la ciudad de Guanajuato hasta el día 13 de febrero que partió, junto con sus colaboradores, con rumbo a Guadalajara.
Durante la estancia de 27 días en la ciudad de Guanajuato, el presidente Benito Juárez fue tratado con hospitalidad y generosidad por la mayoría de la sociedad guanajuatense, principalmente por el pueblo minero que le ofrecía muestras de cariño, respeto y admiración, escribió el profesor José Arenas.
Juárez acudió, junto con su comitiva, a un café que se ubicaba a un costado de la entrada derecha del templo parroquial, en donde con modestia y amabilidad estrechaba las manos de la gente del pueblo. El patriótico café que alojaba al presidente se llamaba “El Pabellón Nacional”.
El cronista añadió que Guanajuato debió tener por esa época un aproximado de 63,000 habitantes y experimentaba un ligero aumento en su población. Contaba con once escuelas de primeras letras y funcionaba con regularidad y excelente calidad el Colegio de la Purísima Concepción, precedente de la actual Universidad de Guanajuato.
Pocos años antes, en 1851, se había iniciado la instalación y operación de fuentes en diferentes barrios con el propósito de abastecer de agua a los pobladores de la ciudad. La minería seguía siendo la vocación económica principal. Guanajuato estaba conectado a la línea telegráfica desde 1853. Pero qué más hizo Juárez durante su estancia en Guanajuato.
Lucio Marmolejo en sus “Efemérides guanajuatenses o datos para formar la historia de la ciudad de Guanajuato” consigna que durante su permanencia en Guanajuato el presidente Juárez acudió a presenciar algunas funciones de teatro:
19 de enero: “Tiene lugar la noche de este día en el teatro de Guanajuato el Beneficio del primer actor D. Manuel Fabre: la función fue brillante, asistieron el presidente, sus ministros y algunos gobernadores: la pieza que se representó tenía por título “Pobres de México y Huérfanos de Tampico“.
26 de enero: “Beneficio de la Sra. Pavia: más brillante tal vez que el anterior: se presentó la comedia titulada “Una lágrima y un beso” y asistieron a más de los personajes mencionados en la efeméride anterior, otros gobernadores y el general de las fuerzas coligadas D. Anastasio Parrodi“.
29 de Enero: “Al estarse representando la pieza denominada ‘Una restitución’, y estando el teatro completamente lleno, se escuchó de repente un terrible trueno que hizo estremecer el edificio: un verdadero pánico se apodera de los concurrentes, casi todos huyen precipitadamente creyendo que había estallado una revolución, o que se trataba de asesinar al Presidente que allí estaba también, cuya especia había ya circulado de antemano. Sin embargo, la calma se restablece en breve rato, al saberse que aquel estallido había tenido por origen el incendio de una fábrica de pólvora situada junto al Santuario de Guadalupe“.
Juárez convivió con la población hasta que el avance conservador lo obligo llevarse su carreta, su presidencia y la capital del país a Guadalajara.
Al término de la exposición, la sesión de preguntas fue variada y llena de interés y comentarios, sobre todo porque alrededor de Juárez hay leyendas, mitos y posturas encontradas.
El cronista respondió con creces en una comunidad museística que pidió más charlas de este tipo.