​Reseña

'La cantante calva', el teatro del absurdo en León

Escena de 'La cantante calva', dirigida por Eulalio Nava en Microteatro León - Foto, Paola Arenas
La presentaron en temporada de tres fechas

Cuando pienso en Microteatro, vienen a mi mente recuerdos de temporadas de teatro breve con muchos compañeros, llenos de gente con emociones a flor de piel, un lugar muy dinámico que combina dos de las cosas que más disfruto en la vida, el teatro y la comida. En estas pequeñas salas para quince personas, recuerdo haber visto por primera vez en escena a muchos intérpretes, que tomaron muy buenas tablas entre la posibilidad de enfrentarse al público a centímetros de distancia y la repetición que supone tener temporadas de un mes con 120 funciones de quince minutos repartidas en cuatro fines de semana, lo que es muy difícil de conseguir en esta ciudad.

Este sábado me di la oportunidad de regresar a este recinto, que se ha cambiado de locación a una casa en la calle Independencia, y que ahora cuenta, además de sus salas pequeñas, con un foro más grande al fondo de la casona, donde se presentó “La cantante calva” de Eugene Ionesco, bajo la dirección de Eulalio Nava y la producción de Mayed Nazzoure.

Presentar un clásico del absurdo representa un reto importante en todos los sentidos, tanto estético como interpretativo. Recordemos que Eugene Ionesco y Samuel Beckett son los principales representantes del teatro del absurdo. En este texto, entre los más afamados de su autoría, Ionesco hace uso del non sense (juegos verbales sin sentido) y genera ambientes sofocantes; sin embargo, el humor está presente en toda la obra.

Para afrontar la encomienda de dar vida a este texto, el director Eulalio ha conformado un elenco interesante sobre la escena: una mezcla entre intérpretes de experiencia y jóvenes con cierta trayectoria, cosa que una década atrás hubiera sido complejo de conformar. Encabezan como la señora y el señor Smith Gemma Quiroz y Alberto MarNav, quienes logran captar la atención del público con gestos y movimientos muy precisos, una presencia escénica que han desarrollado con los años, y un compromiso con la escena de mucho respeto. Así logran instaurar el juego de la ficción desde el primer momento, a pesar de l complejidad de enfrentarse a un texto del absurdo.

El montaje se desarrolla desde una visión clásica de la puesta, intentando hacer gala de lo que el propio dramaturgo plantea desde el texto, como se lee desde la primera acotación:

Interior burgués inglés, con sillones ingleses. Velada inglesa. El señor SMITH, inglés, en su sillón y con sus zapatillas inglesas, fuma su pipa inglesa y lee un diario inglés, junto a una chimenea inglesa. Tiene anteojos ingleses y un bigotito gris inglés. A su lado, en otro sillón inglés, la señora SMITH, inglesa, remienda unos calcetines ingleses. Un largo momento de silencio inglés. El reloj de chimenea inglés hace oír diecisiete toques ingleses. (La cantante Calva, Ionesco)

Esta pareja irá mostrando su vida inglesa desde una verdad absoluta que cobra sentido el mismo non sense que maneja el autor. Una vez instalados en esta realidad, aparecen otros personajes, una mucama (interpretada por Estefy Álvarez), quien destaca por su corporalidad y gestualidad, manejando un buen ritmo, rompiendo intencionalmente la cuarta pared en repetidas ocasiones para conectar desde el humor con el espectador y convirtiéndose en un personaje entrañable para la puesta. Este personaje desencadena la entrada a la segunda pareja, un par de judíos asustados que desenvolverán el juego del absurdo al encontrarse con los Smith, hasta que irrumpe en escena el capitán de bomberos, un ser que devela las relaciones entre todos los personajes, y cuya presencia expone la existencia del tiempo y sus las consecuencias.

Las dos parejas exponen la rutina de la vida cotidiana, la desesperanza, cuestionan el trayecto para llegar a estos lugares que como humanidad nos hemos permitido transitar, pensando en lo correcto socialmente, en el deber ser, en lo que significa ser exitoso en la vida. En contraparte, tanto la mucama como el bombero nos reconectan con la realidad, con los propósitos de vida, con el tiempo que no se detiene, aportando humanidad a la escena rutinaria de las parejas, regalándoles un poco de emoción.

El trabajo de Adriana y Renato como la pareja judía de los Martín construye desde la primera escena la relación compleja entre ambos, en la que hubo amor sincero, pero que debido a la rutina se fue apagando, juego que instauran con el bombero en busca de esa “chispa” que genere un mínimo fuego para que él lo pueda apagar. Esta pareja da la idea que buscan salir del agujero donde dan vueltas, exponiéndose a situaciones que los orillen a reencontrarse para reanudar el interés mutuo, despegándose así de los Smtih.  

La puesta en escena utiliza todos los espacios posibles en el espacio reducido del recinto teatral sobre y bajo el tablado, que tiene una altura de aproximadamente 1.20 metros, lo que permite crear distintos planos, sobre todo en las escenas más concurridas, permitiendo a todos los espectadores total visibilidad de los elementos y ejecutantes. La luz transita por colores fríos y cálidos, según el tiempo y la intención de la escena. Llamó particularmente mi atención el cambio de color del vestido de la Mrs. Smith, por momentos azul, por momentos verde, un cambio de vestuario lumínico muy interesante.

Los ambientes sonoros acompañaron la puesta de poco más de una hora, marcando quiebres, ritmos y siendo parte sutil de la puesta, hasta en la escena final que incluye con la especial de un gaitero, un láser verde y un globo que se va apoderando del espacio mientras los actores enmascarados buscan salida y sentido a su propia vida, y todo para regresar a la rutina desde otra postura.

La puesta de esta obra es armónica, con buenos valores de producción y un elenco que sustenta el trabajo escénico. Aporta un aire fresco ver este tipo de trabajos en la ciudad, generados desde la independencia, desde la necesidad creadora y con un equipo rico en experiencia, combinado con elementos jóvenes y bien preparados.  Es de reconocerse además el ímpetu de un espacio como Microteatro, que sigue de pie después de la pandemia y no cesa en sus esfuerzos por seguir nutriendo la escena leonesa.  

 

Créditos
Dramaturgia: Eugéne Ionesco
Dirección: Eulalio Nava
Elenco:
Gemma Quiroz, Alberto MarNAv, Daniel Vázquez, Estefy Álvarez, Adriana Ortega, Renato Padilla.
Participación especial: CuAllate
Producción: Mayed Nazzoure
Asistencia técnica y de dirección: Ricardo Arjona.