Me encuentro con dos de los Radio 69. Una banda de surf que suele tocar en bares de la ciudad de León. Ya están identificados en el circuito nacional de Surf; lo mismo tocan en reuniones de autos tuneados (VW, Vochos) que en conciertos para radios y sus lugares habituales: los bares. En el lugar el ruido es intenso, así que dejamos nuestras botellas de cervezas y salimos.

No puedo dejar de percibir su nerviosismo. Me parece extraño en dos tipos que al subir al escenario son un desmadre. Abajo, sencillos, trabajadores, un tanto soñadores. Les pongo el teléfono para grabarlos y el Mauri se traba, ríe de todo. No se concentra bien. Él está acostumbrado a pegarle a la batería. El rockstarismo no le va. El Rata es un poco más desinhibido, todo en él es risa. No una risa perturbada; al contrario, con ella quita cualquier halago o crítica posible.  

Y si algo tienen los Radio 69 es su capacidad para poner a bailar a sus seguidores: pin ups, rebel boys, rude boys, surfers y cualquiera que llegue a un concierto. En el escenario desprenden vitalidad. Al verlos uno recuerda que el rock & roll es la música del sexo, del vicio… por tanto del cuerpo. Y no se parecen a los tipos que entrevisto.

Tienen tres grabaciones. Una casera, grabada en el cuarto, me dice el Rata. Otra un poco más profesional, la grabamos en un estudio semiprofesional, me cuenta Mauri. La tercera es ya una grabación en forma, autoeditada pero cuidada. Las venden en los conciertos. Los interesados también pueden checar su facebook: www.facebook.com/radio69surf, donde postean la info de conciertos. Por cierto, le han abierto a lo más granado del surf y garage del país. Tocan lo mismo en Mazatlán que en Puebla. El bajío es su territorio; durante diez años han picado piedra aquí. Apenas empiezan a ver algún fruto. Aún no se mantienen de tocar; con todo y las giras, apenas comienzan a notar un despunte. No mames, no somos nuevos, pero seguimos en esto. A ratos arriba, a ratos no te pela ni tu jefa, aclara Mauri. Se les nota en las tablas frente al público: han aprendido a respetarlo y complacerlo. Ya no es la banda que llega superprendida y que se va agotando como avanza el concierto: saben manejar su setlist, son emocionales y miden el ambiente que generan en el escucha.

Y para lograrlo tienen material propio y covers imbatibles. Todo lo que pueda decir no se parece a lo que ellos hacen. O no como lo que hay que ir a comprobar en vivo.