Tres o cuatro risas generará a lo mucho la película The Interview (La Entrevista), un largometraje que estuvo precedido por el escándalo de un improbable acto terrorista cibernético y que impidió su estreno en la fecha señalada en los Estados Unidos.

Esta supuesta amenaza ya había sido denunciada en medios nacionales y extranjeros que se trataba de una argucia publicitaria, ante la baja calidad del argumento y de los resultados de la película en sí; una cinta cuyo logro mayor consiste en mofarse de Kim Jong-Un, de los medios de comunicación gringos de baja estofa y de sus no menos impresentables personalidades, cuya referencia televisiva más obvia resulta ser la inefable “E” Entertainment.

Para pretender brindar al espectador 112 minutos de entretenimiento guarro, el humorismo brilla más bien por una construcción elemental. Previsible en sus gags y remates que minan el efecto de los mismos, de no ser por la caricaturización extrema (James Franco de tan exagerado parece Tribilín y Seth Rogen, uno de los chicos malos en permanente recurso de la coprolalia), sus devaneos hacia la homoerotización entre dos “profesionales de la comunicación” y por la gravedad de la situación política ahí mostrada, estaríamos ante un fiasco total. En el “tratamiento” de esta realidad superpuesta, hasta Dave Skylark y Aaron Rappaport pueden justificar dilemas morales a la hora de intentar asesinar a un tirano incómodo en el mapa geopolítico actual.

El gran problema con The Interview es que parece haber sido producida sobre la marcha y dirigida con las patas. A través de una edición que se limitó a zurcir las secuencias en lo que parece ser la elección de primeras tomas, un manejo del humorismo y dirección actoral de tan bajo nivel, se acentúa la vulgaridad recalcitrante y sin sentido, o sus continuas referencias misóginas y sexistas, hasta genera la impresión que hubiera sido encargada a Víctor Manuel “Güero” Castro, amo y señor de la sexy comedia nacional; así las cosas.

No obstante, el tramo final del metraje sí que responde a los objetivos de la burla desaforada: en la “intimidad” del cuarto de control televisivo se desata una carnicería por la manipulación de la emisión, con una violencia en los linderos del gore, paradójicamente, donde usualmente el objetivo principal parece ser el desmembramiento de la imagen pública, como la padecen el otrora galán Rob Lowe y un improbable gay en la figura del rapero ¡Eminem!

En un mundo de apariencias, mentiras, tratos chapuceros y la búsqueda de la fama o la respetabilidad televisiva, por la buena o por la mala, los directores desaprovechan un remate dramático contundente, que apenas se insinuó y en el que le sacaron al parche por cobardes: convertir a dos marionetas mediáticas en mártires del periodismo, teledirigidos por dictados espurios de gobiernos impresentables como el de los Estados Unidos.

Para los mexicanos que logren ver la película, la experiencia periodística de Skylark y Rappaport bien debería ser una reminiscencia más cruda y reveladora: en una sociedad con memoria de corto plazo como la nuestra, este oficio no basta para cambiar el estatus de las cosas.

The Interview (La Entrevista)/ D: Seth Rogen y Evan Golberg/ G: Dan Sterling, Seth Rogen y Evan Goldberg/ F en C: Brandon Trost/ E: Zene Beker y Evan Henke/ M: Henry Jackman/ Con: James Franco, Seth Rogen, Lizzy Capland, Randall Park, Diana Bang, Timothy Simmons y James Yi/ P: Columbia Pictures, LStar Capital y Point Grey Pictures. EUA. 2014.