ARTEFAGIA
Mártires Culturales en el FIAC
El Festival Internacional de Arte Contemporáneo de León que tuvo un polémico inicio, tuvo un dramático e inesperado final. Una semana antes de su inicio, empezaba el curso del creador escénico catalán Amadís en el auditorio Mateo Herrera del Forum Cultural. El ingeniero Sebastián Serra, ante una reyerta de creadores en redes sociales por el video del Chango Pons para el FIAC, dio una entrevista en tono nervioso y dubitativo sobre los alcances del FIAC. Poco después, la entonces directora de Desarrollo de las Artes, Lissete Ahedo, salió al quite en el ruedo de la revista Alternativas, nombrando al FIAC, como un festival “juvenil, atrevido e intrépido“, cosa que hasta gracia causó, ganando porra, ante la crítica de sus detractores en el afamado grupo cultural guanajuatense del Facebook.
Empezó el FIAC, los espectáculos no atraían gente, los coreanos de Samstick divertían en el teatro Doblado, pero no llenaban el ojo de quienes llegaron a ver a Peter Brook o a Dead Can Dance en el mismo foro. Los días pasaban, pero los creadores locales empezaron a dar de que hablar. El trabajo de la maestra de danza contemporánea, Sylvia Salomón, causo una impresión muy agradable ante el bello trazo de su bailarín y bailarinas entre su sensualidad en el danzar y la forma que se acoplaban a su calzado. Israel Araujo, director teatral y creador escénico local, invadió de teatro contemporáneo el sótano de la Plaza Benedicto XVI, en una atrayente invasión a los sentidos con su puesta en escena Inunda, una coproducción de León con Bolivia.
Un día memorable fue la presentación del grupo teatral local, Colectivo Alebrije, con la obra de teatro Aparte, que bajo la dirección de Juan Manuel García Belmonte, presentó en este FIAC un proyecto teatral contemporáneo, del movimiento escénico -muy en boga- de teatro documento. Con una estructura de texto parecida a otras obras como “Mujeres de Arena” de Humberto Robles, en ésta, la dramaturga leonesa Sara Pinedo muestra sus raíces en el Barrio Arriba de León. La dirección toma elementos contemporáneos de muchos directores de teatro como: Jorge Vargas, Valdés Kuri, Peter Brook, Veronese o Armando Holzer
Una obra de teatro valiente, honesta, con elementos sorprendentes como el proyector de acetatos. Los relatos que eran reales, por parte de la actriz y uno de los actores, conmovieron notablemente al público. Como todo estreno teatral, siempre hay elementos que pueden sobrar y no significan o aportan a lo que fue un montaje revelador. En este caso, el video de Nacho Ponce, según los créditos del programa de mano, me pareció muy largo en ocasiones; ahí se encontraba un testimonio de una señora del barrio que insultaba drásticamente a la alcaldesa, Bárbara Botello, me llamó la atención, pues no vi que aportase nada valioso a la obra. Al salir, como de otros espectáculos del FIAC, publiqué mis impresiones en las redes sociales sobre la obra y la pedrada -para mi gusto, innecesaria- a Bárbara Botello.
Llegó el fin de semana y el ICL ya se había convertido en un campo de guerra burocrático; el –para mi punto de vista- insignificante video dentro de la obra, había creado un cisma dentro del siempre endeble, Instituto Cultural del León. Habían cesado a Lissete Ahedo de su puesto. Sebastián Serra presentaba su renuncia, la cual fue negada.
El domingo, un día después de finalizado el FIAC, asistí en shock a la presentación de los trabajos del maestro catalán Amadís, pues todos nos habíamos enterado del desenlace al estilo de la serie de HBO, Game of Thrones. La cabeza de Lissete Ahedo había rodado. Los trabajos finales de los alumnos de la carrera de Artes, y algunos creadores locales como Laura Edith López o Roberto Mosqueda en el auditorio del Forum Cultural Mateo Herrera, fueron impactantes, pues invadieron todo tipo de espacios, entre desnudos parciales y cuerpos llenos de lodo, escenas de la violencia que vivimos en extremo hoy en día, a manera de perfomances multidiciplinarios, con un grupo de músicos itinerantes, con melodías pánicas y abstractas que pusieron a experimentar sensaciones sorpresivas al público que vivió tal odisea inolvidable.
La decisión de quien pidió el puesto de Lissete Ahedo, es aún un enigma, pues para lo que todos califican de censura o una solución visceral, no tiene en las declaraciones de las autoridades, un verdugo oficial; sólo lo que ha salido en prensa hasta a nivel nacional. Por el lado de los creadores, responsables de la proyección del desafortunado video, sólo se han publicado deslindes al clásico de “yo no fui, fue tete“. Hay un comunicado por parte de Colectivo Alebrije, pero no veo una declaración valiente del por qué de ese video o el sustento del mismo, pues aunque sea una declaración de una habitante del barrio, debe existir un significado.
Recordemos que en el teatro y en la dramaturgia, bien lo dice el maestro Jaime Chabaud, todo significa.
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