El Mictlán recibe a Enrique Florescano
Enrique Florescano nació en San Juan de Coscomatepec, Veracruz, el 7 de julio de 1937. Abogado e historiador por la Universidad Veracruzana, maestro por el Colegio de México y doctor por la École Pratique des Hautes Études. Escribió sobre todo lo que hoy llamamos y entendemos como México. Aunque, su verdadero amor, fue sobre esa época precolombina y nos trajo la comprensión de lo religioso, lo mítico de la cultura Mexica.
En junio de 1967 presentó la tesis Les Prix du mais a México 1708-1813, para obtener el grado de doctor en Historia en la Universidad de París. En 1968 se incorporó como investigador de tiempo completo en el Centro de Estudios Históricos de El Colegio de México. En 1969 se le otorgó nombramiento como profesor titular del Seminario de Historia Económica de México, de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. Desde diciembre de 1970 y hasta 1973 dirigió la revista Historia Mexicana.
En febrero de 1971 fue nombrado titular del Departamento de Investigaciones Históricas del Instituto Nacional de Antropología e Historia y en diciembre del mismo año, cuando el departamento cambió a Dirección de Estudios Históricos, quedó al frente. La permanencia en esta institución llevó a que en 1982 recibiera el cargo de Director General del Instituto Nacional de Antropología e Historia. El 15 de diciembre de 1988 fue nombrado por el doctor Víctor Flores Olea, entonces Presidente del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Coordinador Nacional de Proyectos Históricos, cargo que posteriormente tomaría el nombre de Dirección General Adjunta de Proyectos Históricos, que ocupó hasta 2018.
Sin Florescano, sería casi incomprensible el conocimiento sobre deidades como Quetzalcóatl o Huitzilopochtli, pues le debemos las mejores explicaciones que han originado mucho del orgullo sobre nuestro pasado previo a la conquista, así como los conceptos que hoy nos hacen asumir el Poder Prieto. Su libro Imagen del cuerpo en Mesoamérica, editado por FCE en 2018, es una gran pauta para reobservarnos.
Hoy lo reclamó uno de sus espacios de estudio. Que el camino al Mictlán le sea leve.