CRÓNICA
Paseos por la FeNaL (o La vida de una feria en implosión)
"Es más, si caminas por los pasillos te das cuenta de algo doloroso: hay más bisutería intelectual que libros. Si ya esto comenzaba a notarse seriamente desde que José Luis García-Galiano era director del ICL, con la actual administración sólo se percibe que no hay en el proyecto habilidad alguna, ni técnica ni racional. En pocas palabras, es una feria de la ocurrencia..."
León, Guanajuato. Esta vez no me dediqué a ir eventos o checar los talleres infantiles o las actividades de promoción de la lectura que esta feria ofrece. Por el contrario, una de las cosas más tristes que me pareció fue que se hiciera un encuentro de poetas y no pudieras encontrar ninguno de los libros de los invitados, fuera de tres o cuatro, en toda la feria.
Es más, si caminas por los pasillos te das cuenta de algo doloroso: hay más bisutería intelectual que libros. Si ya esto comenzaba a notarse seriamente desde que José Luis García Galiano era director del ICL, con la actual administración sólo se percibe que no hay en el proyecto habilidad alguna, ni técnica ni racional. En pocas palabras, es una feria de la ocurrencia.
Hay sólo 18 editoriales con distribución nacional o internacional (en años pasados hemos llegado hasta 70, en épocas donde Juan Meliá dirigía o tenía poder de decisión). Hay demasiadas tiendas de detalles intelectuales: juegos didácticos, promoción de medios, promotoras religiosas (alguna de ellas de mucha tradición), y cualquier cosa que llegue a ocupar el espacio es bueno. Las editoriales de marras son: Ediciones ERA, CONACULTA, Editorial Clio, Paidós, FCE, Losada, Tusquets Ediciones, El Colegio Nacional, Selector, Trillas, Penguin House Mondadori, Editorial Océano, Santillana, Planeta, Editores Unidos de México, Artes de México, MIQ, Limusa.
Hace cuatro años podías encontrar a editoriales como Siruela, Sexto Piso, Almadía. Algunos pequeños distribuidores que se arriesgaban a traer a El Billar de Lucrecia, Errata Nature, Bonobos, etc. Ahora sólo encontramos dos editoriales pequeñas y un stand de un grupo de la ciudad.
Si se considera que esto es la promoción de la lectura, entonces no entiendo. ¿Si hay menos posibilidades de elección hay más lectura? A mí me suena a que la dirección de esta feria, que trabaja durante un año para realizarla, nos está estafando. Porque no se puede creer que se gaste en un video que sólo se verá unos cuantos días, para promover una feria que se anuncia con menos de una semana antes de su inauguración. Todos los gastos en ella resultan innecesarios: lo que se paga al equipo de trabajo parece más un grupo de aviadores que se inventan una kermés de secundaria. Podemos entender por qué el primer homenajeado llegó tarde y dejó con la mano estirada a la presidenta municipal: si la dirección de la FeNaL no es capaz de un mínimo respeto para buscar, tener y distribuir de manera digna los materiales de sus invitados, ¿por qué los escritores deberían hacer lo propio? Hacerla de chofer de los invitados y de patiño de los chistes de quienes vamos a la feria, no vale la cantidad que sea que se le pague a la directora.
Con esto no quiero decir que las pocas editoriales que llegaron son malas. Por el contrario, me paré frente a ellas y me quedé como perro fuera de carnicería… muchos títulos que no tendré en mis manos en este momento. Aún así se nota la implosión que está sucediendo al dejar a cargo de alguien que no tiene la capacidad mental, social, ni visión de lo que tiene es sus manos. Hace tres años que se hace cargo y ¿cuál es el argumento para su cadena de errores?
Dadas la mayoría de las actividades que ha presentado desde que esta dirección tomó el cargo, la feria parece un encuentro de teatro. No hay una claridad conceptual para usar el teatro como una forma de inducir a la lectura: hay eventos que ni siquiera sabe la directora qué son. Se programan sin sentido, sólo por quedar bien con los grupos de teatro, para que no molesten. El nivel de descuido se perfila como sumo.
Y aún así lo digo abiertamente: vayan y consuman lo que hay, pero no dejemos que nos traten como oligofrénicos. Es más: hay que ir para saber cómo nos han estafado, para ver que no habido los suficientes arrestos para dejar de mostrarnos como subnormales y de tolerar ser vistos, tanto el ICL como la población en general, como caricaturas de nosotros mismos al no decir las cosas… y que la falta de trabajo de una persona o de su equipo ensucie a toda la institución.