Interstellar: Ahora Nolan nos lleva al espacio

Do not go gentle into that good night,
Old age should burn and rave at close of day;
Rage, rage against the dying of the light.
Dylan Thomas

 

 

Si, otra película del espacio. ¿Qué no tuvimos suficiente con el éxito de taquilla “Gravity” del año pasado? ¿Qué hay que contar del espacio que no se haya contado? ¿Qué no necesitamos que la mejor temporada, para los amantes del cine, tenga cosas innovadoras y hechas con el corazón, después de que nos aventamos 10 meses esperando a que llegarán grandes directores a salvarnos?.

El director Christopher Nolan no ha enviado a Batman. El encargado de la misión es la sensación de Hollywood, Matthew Mcconaughey. Nolan se despide de la tierra para llevarnos a galaxias y dimensiones desconocidas, a través de agujeros de gusano y negros, espacio y relatividad, y de mil términos que pueden confundir a la mayoría de la audiencia, que no tenemos la preparación suficiente para esas terminologías, pero en ese punto se diferencia la magia de la película.

Se trata de un tiempo apocalíptico, donde la humanidad ha perdido la esperanza, donde hay una crisis alimentaria y eventos tales que pareciera que el polvo cubrirá capa por capa a la humanidad, hasta enterrarnos y quedar en el olvido. Ahí, el granjero y ex piloto Cooper (Matthew McConaughey), el abuelo Donald (John Lithgow), su hijo adolecente Tom (Timothée Chalamet) y su hija de 10 años, Murphy (Mackenzie Foy), viven y trabajan una granja familiar.

Los rebeldes Cooper y Murphy dan con las instalaciones de la extinta NASA, encabezada por el profesor Brand (Michael Caine), quien convence a Cooper de ir a una misión que puede o no regresar, dejando a sus huérfanos hijos atrás. En esta misión lo acompañan: Amelia (Anne Hathaway), Doyle (Wes Bentley), Romilly (David Gyasi) y dos robots de la milicia estadounidense, súper inteligentes: CASE y TARS.

Casi tres horas de maniobras espaciales, peleas, climas extremos, vueltas de historia, desilusión. Horas de gran cine. Puede ser que te guste o no, y puede ser que le entiendas o no, pero Nolan es un gran cineasta. Demuestra maestría y pasión en lo suyo –hace  poco salió un artículo en el New York Times, sobre cómo inspeccionó las proyecciones de la película en los tres formatos en los cuales se va a proyectar, en una sala de la ciudad de Nueva York- . Sobresaliente la musicalización que envuelve a la película y nos mantiene al filo de la trama. Paul J. Franklin se encarga una vez más de los efectos especiales en una película de Nolan, y la fotografía quedó a cargo de Hoyte Van Hoytema (Her, The fighter).

Lo mágico de la película proviene, no de la exploración de la infinidad a la que los personajes se enfrentan, sino a los pequeños detalles que nos hacen humanos (el paso del tiempo, esperanza, grandeza, valentía, miedo) y nos mueven. Y que Anne Hathaway es la encargada de dar un monólogo donde todo se reduce al amor.