martes. 24.06.2025
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Tutorial de muerte

Tutorial de muerte

Francamente, un servidor no hubiera pagado el costo de la función de una película que en una introducción de casi 8 minutos, se asemeja a un tutorial de cómputo, bastante elemental, por cierto. Pero he aquí que se trata de una cinta de género que entronca con una novedosa posibilidad expresiva, tan querida en cierta corriente de terror y que ya estudiaremos con mayor detalle en el taller de apreciación cinematográfica, a impartirse con el apoyo de una institución universitaria de nuestra ciudad.

Si en las viejas películas de terror la tecnología dejaba de funcionar o servía para un carajo, víctima de una “fuerza” que impide cualquier lazo de comunicación con la modernidad, el código terrorífico se tardó en abordar a modo de metáfora, los posibles efectos que las redes sociales están causando en las generaciones de nuestro tiempo.

Desde una óptica documental, ya dos trabajos habían expuesto los peligros de estas formas de alienación social: en Hot Girls Wanted (2015) de Jill Bauer y Ronna Gradus, el tratamiento a un fenómeno que ha llevado a la pornografía amateur a un estatus escandaloso y altamente lucrativo. Y por otra parte, en Deep Web (Alex Winter. 2015), sobre los entresijos de una subcultura digital al margen de la ley, donde se edifica un novedoso mercado para las drogas, que trata de inhibir la criminalidad y la violencia callejera derivadas de una actividad sin control.

Ambientada (es un decir) para reflejar ciertas inquietudes juveniles y sobre todo para echar desmadre en altas horas de la noche sin el estorbo que significa la vigilancia paterna, la película Unfriended narra el insólito acoso perpetrado desde la intimidad del hogar, por medio de varias computadoras interconectadas; el tratamiento de un asunto de degradación moral que propiciará la creación de una entidad omnisciente que obliga a varios estudiantes implicados en un caso de bullying, a revelar su doble moral, su hipocresía congénita, las mentiras consuetudinarias y actos de cierta obscenidad entre ellos mismos, rompiendo los lazos de la hipotética fraternidad.

Dadas las implicaciones de la propuesta en el aspecto formal, la historia de Nelson Greaves recurre a la premisa de la venganza sobrenatural, vistiéndola con golpes de efecto de feísmo documental, sin llegar al estilo enardecido de muchas de sus predecesoras enclavadas en el Found Footage. Eso sí, el realizador se las arregla para mostrar un improbable contra-campo para romper la sensación plana del ambiente… y para sostener la noción de una amenaza oculta en las sombras, más o menos con el apoyo de la degradación de la imagen, estética que ya había ensayado Olatunde Osunsanmi en su poco valorada The Fourth Kind (2009).  

Con un inicio de una hueva desesperante; el filme del desconocido realizador georgiano va tomando interés y hasta algo de lucidez a medida que las inocentes palomitas revelan su verdadera naturaleza, implicados en el suicidio de una estudiante.

Para fortuna de eso que conocemos como suspenso, la anécdota logra mantener en sus asientos tanto a los espectadores como a los propios protagonistas, cinco sujetos obligados a interactuar en una noche de terror y que serán expuestos en las diversas formas de la manifestación de la vileza, capaces de gastar bromas de una obscenidad tamizada por gracia de la elipse.

Sutil en lo que cabe en el asunto de la manifestación sobrenatural de la que no ofrece mayores explicaciones, el cuadro de contagio de la paranoia, la pérdida del raciocinio y revelación de la verdad, cimentan un experimento que tiene el descaro de instalar el terror en lo profundo de la intimidad, como ya lo había hecho Actividad Paranormal (2007) de Oren Peli; una fuerza creada por la propia suciedad de jóvenes gandallas en lo que aparenta con convicción un impío acto de penitencia, cruel e inhumano; el ritual de expiación de una juventud que no tiene posibilidad de redención, con algunas escenas gore para parvulitos.

No es mérito menor que los arquetipos del terror que involucran a chavales, ya no sean tan distinguibles –y discutibles- en el maniqueísmo de antaño. Por el contrario, tal parece que cada uno de los personajes luce francamente embarrado de mierda en un microcosmos que degradó su moral en aras de exponer y vejar impunemente en el mundo digital.

Un viejo conocido dijo no hace mucho que como experimento, El Proyecto de la Bruja de Blair (1999. Daniel Myrick y Eduardo Sánchez) sería irrepetible. El mismo tiempo y la gran cantidad de filmes posteriores son indicativos de la vigencia y hasta cierto grado de evolución, como lo manifiesta este parco derivativo posmoderno.

Unfriended (a.k.a. Cybernatural-Eliminar Amigo) / D: Levan Gabriadze/ G: Nelson Greaves/ F en C: Adam Sidman/ E: Parker Laramie y Andrew Wesman/ M: No Acreditada/ Con: Heather Sossaman, Matthew Bohrer, Courtney Halverson, Shelley Hennig, Moses Storm, Will Petz, Renee Olstead y Jacob Wysocki/ P: Bazelevs Production, Blumhouse Productions. EUA-Rusia. 2014.