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CINEFAGIA EN EL GIFF 2014

Cantinflas, hijo predilecto de San Miguel Allende en el GIFF 2014

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Cantinflas, hijo predilecto de San Miguel Allende en el GIFF 2014

San Miguel de Allende, Gto. Algo que muchos asistentes al Festival Internacional de Cine de Guanajuato (GIFF) no se esperaban en San Miguel de Allende, era la proyección de la controversial película de Sebastián del Amo “Cantinflas”, con mucha expectativa en Iberoamérica, la cual tendrá su estreno nacional el próximo 19 de septiembre. Esto sucedió en el marco al homenaje al Mimo de México dentro del Festival, como hijo predilecto de San Miguel de Allende, dado que en vida pasó mucho tiempo de vacaciones y descanso en varias fincas, casas y ranchos que compró y construyó en el entonces pintoresco pueblito, invitado por el tenor de América, el sanmiguelense, Pedro Vargas. Mario Moreno fue uno de los precursores en transformar a San Miguel de Allende como uno de los puntos turísticos con mayor magnetismo internacional del país, y donde filmó la película “El Padrecito”.

El evento de Alfombra Roja se llevó a cabo en el enorme Cine Los Aldama, espacio rescatado por el GIFF, donde se colocó una enorme pantalla nueva para proyectar los filmes, equipo de sonido, butacas y una dulcería, así como alfombras y una manita de gato al lobby y los baños. El director Sebastián del Amo fue acompañado por actrices como Ana Layevska, Cassandra Ciangherotti e Ilse Salas; actores como Aarón Díaz, Alejandro Calva y Carlos Bardem, así como los productores de la película. Vidal Cantú y Adolfo Franco. Proyectó su segundo largometraje en el GIFF, donde su opera prima, “El Fantástico Mundo de Orol”, también tuvo su premier nacional hace dos años.

La película, que trata sobre la vida del cómico mexicano desde su aparición en las carpas a mediados de la década de los 30, a su globo de oro por su trabajo en Hollywood con “La Vuelta al Mundo en 80 Días” a finales de los 50, cuenta con una impresionante caracterización y actuación del histrión español Óscar Jaenada, quien prácticamente se comió a Mario Moreno en todas sus facetas. Es notable la progresión que logró con su personaje, callando de tajo el arranque nacionalista de todas las bocas que criticaron su elección para llevar a Cantinflas a la pantalla grande. Resalta su relación con la actriz Ilse Salas, quien estuvo a la altura con Valentina Ivanova, la esposa de Cantinflas, así como con el actor Luis Gerardo Méndez, quien personificó a Estanislao Chilinsky, el actor que descubrió el talento en Mario Moreno en las carpas y lo llevó del lodo a la gloria. El complicado filme –como lo expresó Sebastián del Amo- repite un trabajo impecable en fotografía, edición, locaciones y postproducción, como lo logrado en Orol.

Sin embargo, la estructura del guion al contar dos historias paralelas, la primera de cómo el productor neoyorkino, Michael Tood, lucha contra viento y marea para llevar a Cantinflas a Hollywood, y la segunda, de cómo surge el exitoso fenómeno de Cantinflas en las carpas y su ascenso en el teatro y cine nacional, no tienen, por desgracia, un equilibrio que armonice con el desarrollo del filme.

La trama, que tiene un prometedor inicio en cuanto a ritmo, se pierde por tratar de incluir tantos ingredientes en un no tan extenso recipiente. Las escenas de la travesía de Michael Tood no están del todo logradas, a pesar del voluntarioso actor Michael Imperioli, pues ver a Bárbara Mori como Liz Taylor nos deja un aire de gran inverosimilitud en la cinta. Sin duda resulta muy complicado hacer una cinta histórica y con tantos personajes tan entrañables de la época del cine de oro mexicano, que van y vienen sin gran gloria. Rescatables tal vez las inclusiones de Medel, el Indio Fernández (Joaquín Cosío), Fidel Velázquez o Charlie Chaplin; penosas y lamentables las del tibio Julio Bracho como Jorge Negrete (personaje importante en la vida de Cantinflas, muy desperdiciado aquí), o Ana Layevska como Miroslava, mostrando un trabajo insuficiente en maquillaje y caracterización, mal que se repite en varios personajes.

No entiendo el repetir caprichos, después de varios detalles que se suscitaron en Orol, como el pasar de largo en aquel guion el encuentro de Juan Orol con Lucky Luciano en Cuba, algo que hubiese disparado el peso de la trama. Acá en Cantinflas se pecó de pretensión, y al final nos queda una película que no cuaja del todo, pues la unidad del trabajo orgánico de Jaenada, huyendo a la caricaturización del personaje, se rompe con las caricaturas irrelevantes de muchos personajes a su alrededor, donde se nota la mano de Televisa.   

Al final recomiendo ampliamente ir a verla al cine, pues vale la pena el titánico esfuerzo detrás de un proyecto así. Me quedo con una escena, que es toda una lección de actuación: Jaenada se encuentra fuera de la carpa con un peladillo barrendero, personificado por uno de los imitadores de Cantinflas que más sale en la T.V. Óscar Jaenada, por increíble que parezca, le da tres vueltas y le hace una faena de orejas y rabo, demostrando que entre el cine y la televisión hay una ingente diferencia, cosa que Sebastián del Amo no supo descifrar del todo.

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