Amor, esa palabra que detona mundos inexplicables

Rosa Delia Guerrero


Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Julio Cortázar, Rayuela, capítulo 7

 

¿Qué es el amor en la época actual? Los conceptos han variado; ¿los roles, las formas o sólo la dinámica es lo que varió? Para Erich Fromm es un proyecto inacabado, porque la sociedad actual es rápida y ese ritmo nos vuelve individuos sólo capaces de producir y no seres con sentimientos.

En El arte de amar, Erich Fromm pregunta: ¿Es el amor un arte? En tal caso, requiere conocimiento y esfuerzo. ¿O es el amor una sensación placentera, cuya experiencia es una cuestión de azar, algo con lo que uno "tropieza" si tiene suerte?

Para muchos, el problema del amor consiste fundamentalmente en ser amado, y no en amar, no en la propia capacidad de amar. De ahí que para ellos el problema sea cómo lograr que se los ame, cómo ser dignos de amor. Para alcanzar ese objetivo, siguen varios caminos. Uno de ellos, utilizado en especial por los hombres, es tener éxito, ser tan poderoso y rico como lo permita el margen social de la propia posición. Otro, usado particularmente por las mujeres, consiste en ser atractivas, por medio del cuidado del cuerpo, la ropa, etcétera.

El objeto amado es el problema y no, según Fromm, la importancia del amor en sí. El amor es una paradoja en la cual dos seres humanos que se convierten en uno, siguen siendo dos.

El amor en la sociedad contemporánea es la búsqueda de la autorrealización individual para obtener la felicidad; es recibir amor, no amar.

Al comparar el amor con la sociedad actual, según Zygmunt Bauman, ambos son un fluido, fluyen, se derraman, se inundan, se desbordan, salpican, gotean, chorrean.

En Modernidad Líquida, Bauman afirma que nos encontramos ante la desaparición de ese sentido de pertenencia social del ser humano al volverse independiente. Cuando el ser humano tiene posibilidades reales de ser individual, la sociedad ya no es aquella suma de individualidades sino el conjunto de las mismas.

Un capitalismo sólido en una modernidad sólida. Años más tarde, el desarrollo, la ciencia y tecnología, así como en lo político, económico, intercambio cultural, apertura de mercados, globalización, nos han llevado a alejarnos de lo que nos mantenía unidos, la sociedad. De una sociedad sólida pasamos a una sociedad líquida.

Nos consideramos modernos, pero no lo somos.

En días pasados leía a Paul Krugman: Redefiniendo a la clase media. Cuando hablamos de ser de clase media, tenemos en mente dos atributos cruciales de estatus: seguridad y oportunidad. Muchos estadounidenses no tienen los prerrequisitos para la vida de clase media tal como siempre la hemos entendido. Nuestra “fetichización” de la clase media es una causa importante por la que muchos de hecho no pertenecemos a ella. La creciente apreciación de las realidades de clase es algo bueno, aumenta la probabilidad de que empecemos a crear el tipo de sociedad que sólo fingimos tener.  

En Modernidad líquida, Bauman nos lleva a tratar de entender cómo ha sido posible que el espacio se haya separado del tiempo. No sólo se han separado; hacen fuerza entre si, sobre todo el tiempo sobre el espacio.

Los espacios o lugares émicos (aquel destinado a la exclusión), los lugares fágicos (aquel destinado a la inclusión masificada del consumo), los no-lugares (espacio despojado de las expresiones simbólicas de identidad) y los espacios vacíos (lugares que siempre han estado ahí, pero inexistentes en nuestro mapa mental).

Estamos perdiendo las habilidades de convivencia. No hables con extraños, como lo señala Bauman, se ha convertido de una frase de protección infantil a una coraza de protección adulta. Vivimos en conjunto alrededor de ciudades o localidades, en un mecanismo del cual es muy difícil salir. Sólo se puede confiar en sí mismo, ya no podemos confiar en los demás, ya que la seguridad está muy por encima de intereses colectivos o, mejor dicho, comunitarios. 

En la modernidad sólida el individuo tenía una figura con la cual identificarse, el Estado, además de garantizarle un futuro, si no más prometedor, por lo menos un futuro. Ahora el individuo se encuentra con que ese futuro se ha desvanecido; no tiene certeza del futuro.

En el caos de la modernidad el amor es una seguridad ontológica según Ulrich Beck, en La sociedad del riesgo. Una individualización, la biografía de la persona, la contra-soledad, una interpretación subjetiva y no una tradición. El amor es el refugio de esta modernidad del riesgo; es una relación consensuada entre amantes donde se crean roles implícitos.

¿Qué es el amor en la época actual? Más allá, ¿cómo lo vivimos?