La Champions 2024 [II]: La vuelta de los cuartos

PSG

Se definieron los semifinalistas de la edición de este año: curioso que no queden equipos ingleses, la mejor liga del mundo hoy por hoy, y que hayan pasado dos conjuntos alemanes a  las semifinales, justo los que jugaron la final en el 2013, ahora que están en crisis a nivel selección desde el 2014. Solo han ganado un título de la Champions en este lapso y ninguno alcanzó la final. Complementan el cuarteto un cuadro francés y uno español.

PARÍS BIEN VALE UNA SORPRESA

El París Saint Germain se presentó en el Olímpico Lluís Companys con una desventaja que parecía complicada de solventar. Por su parte, el Barcelona parecía haber recuperado la confianza y un poco de la memoria en el partido en tierras francesas, tal como lo corroboró muy pronto con el gol de Raphina pasados los diez minutos, ampliando la ventaja a dos tantos en el global y amenazando con el segundo vía Lewandowski. El equipo francés había sido superior y con mayor razón a partir de la expulsión de Araujo antes de la media hora de partido: ya con plena superioridad y después de algunas oportunidades, Dembélé anotó al 40’ ante sus excompañeros, dándole vida e impulso a los suyos para continuar la remontada que pudo seguirse manifestando en la primera parte, cuando el local ya pedía esquina.

Los ajustes de Xavi no rindieron los resultados esperados, en particular porque la visita se acomodó con atingencia en el campo para aprovechar la ventaja numérica. Vitinha al 54’ puso el segundo para empatar el global y con más de media hora por delante, parecía muy complicado resistir para la causa catalana: Mbappé fue el encargado de sentenciar la serie con un doblete al 61’ vía penal y ya cerca del final del partido. No obstante, el Barcelona tuvo un par de aproximaciones serias cuando todavía podía alcanzar en el global, pero las desperdició: dejaron todo en el campo pero los dirigidos por Luis Enrique mostraron el suficiente oficio para jugar con las condiciones y salir avantes de un compromiso que de arranque parecía infranqueable.

EL ZUMBIDO DE LAS ABEJAS

Arropado por su gran afición, el equipo del Borussia Dortmund recibió al siempre correoso Atlético de Madrid, que llegó con una ventaja menor a lo que quizá pudieron haber conseguido. Y ahora, a pesar de que Morata tuvo la suya, se les veía un poco extraviados en el partido, incluso mostrando desavenencias entre ellos y fallas más o menos garrafales, mientras que sus anfitriones iban creciendo poco a poco, hasta que pasada la media hora de partido y después de algunas llegadas, Brandt anotó el primero y, cinco minutos después, Maatsen hizo el segundo, poniendo a su equipo en la siguiente fase al momento. Faltaba reacción en el campo y en el banquillo por parte del equipo colchonero, ahora ya rebasado también en el marcador global.

Para la segunda mitad, con una tripleta de cambios enviados por Simeone que parecen dar frutos pronto, un desafortunado autogol de Hummels puso al Aleti en el partido, dado el empate global, para después darle la vuelta con un tanto de Correa al 64’ : nuevamente parecía que la eliminatoria era para el cuadro español pero volvió el bajón de juego y en tres minutos vieron cómo la ventaja se les iba de las manos y se volvían a poner por debajo del Borussi: primero Füllkrug al 71’ a través de un cabezazo a servicio de Sabitzer, quien convirtió con un zurdazo para sentenciar el 4-2 que le daba el pase al equipo alemán, ya sin reacción de sus rivales que incluso se salvaron del quinto y ahora tendrán que esperar otra vez para intentar colarse entre los cuatro primeros de Europa: quizá llegaron más lejos de lo presupuestado.

TRIUNFO DE LA RESISTENCIA

Después de la infaltable Hey Jude en el Etihad, el juego empezó en tono calculador. Mientras que el Manchester City imponía un ritmo semilento, el Real Madrid se iba acomodando paulatinamente, aunque el primer aviso fue de los de casa con un centro rasante bien desviado por el arquero. Respondieron los madrileños y después de un aviso, Rodrygo abrió el marcador al ‘12 tras segundo disparo después de una buena reacción de Emerson, al fin vencido. Reaccionaron bien los ciudadanos y empujaron fuerte para buscar el empate, dejando un cabezazo en el poste de Haaland y un disparo lanzado por De Bruyne que el arquero salvó con un lance seguro. La intensidad del juego se mantuvo un tiempo porque el equipo merengue, hoy de azul, mantuvo cierta amenaza al frente hasta la media hora de juego: ya después, fueron arrinconados por los de casa que merecían algo más dadas las opciones generadas. 

La ciudadanía salió con la consigna de buscar el empate lo más pronto posible, sobre todo lanzando ataques por el costado de Grealish y De Bruyne, pero los madrileños aguantaban con Valverde y Camavinga por todas partes y la defensa revolviéndose ante la presión. Guardiola y Ancelotti, en una rivalidad ya clásica desde los banquillos, movían sus piezas e intentaban buscar nuevos circuitos o cerrarlos, según el caso. El anfitrión merodeaba pero no concretaba, hasta que De Bruyne emparejó el marcador al ‘76, aprovechando un rebote en el área. El cansancio empezó a hacer de las suyas en el tiempo restante de la segunda mitad, si bien los de Manchester tuvieron todavía un par para definir la serie, mientras que los de Madrid sabían que sus mejores posibilidades estaban en llegar a la tanda de penales.

Los celestes salieron al frente para tratar de finiquitar la eliminatoria en el tiempo extra. Tuvieron todo el tiempo la pelota en la primera parte del complemento pero no lograron trascender hacia la zona de mayor peligro, apenas bordando el área y buscando algún resquicio que no se abrió. La visita, por su parte, consiguió apenas su primer tiro de esquina del partido y un poco después, Rüdiger estuvo cerca de anotar. Para la segunda mitad, ambos conjuntos, a pesar de los cambios, lucían ya con poca capacidad para emprender alguna avanzada de peligro. 

Llegó la tanda de penales con fallas de los estelares Modric y Silva, mientras no se encontraba el balón para un cobro y desde la tribuna era lanzado, como partido de barrio. El arquero Lunin detiene el disparo de Kovacic que terminó resultando esencial para el triunfo, con todo y su gélida reacción cuando Rüdiger anotó el penal definitivo. Otra vez el Madrid saca un partido que parecía fuera de su alcance, ahora frente al equipo que mejor fútbol desarrolla hoy en día: entre el talento para aplicarse y la resistencia, siguen siendo un foco de atención para el mundo futbolístico con toda la historia que lo respalda, incluso cuando no son superiores.

POR LA MÍNIMA

Tras el empate en el partido de ida, que implicaba cierta ventaja para el Bayern Munich, ahora en condición de local, la vuelta parecía un enfrentamiento de tiempo, así planteado por Arteta y Tuchel, cada uno confiado en sus fortalezas. El Arsenal saltó al campo con la mira puesta en aguantar el posible vendaval y dejar que corrieran los minutos con todo y el efusivo apoyo de la tribuna de la Allianz Arena para su equipo, que recién perdió la liga: de hecho los de casa fueron quienes tuvieron la primera opción para romper el empate y de ahí, vía Sané, generaron llegada que olfateaba Kane y Mazraoui. Del otro lado, Odegaard levantaba la mano junto con Martinelli y el incombustible Rice, pero Neuer no tenía mayores dificultades.

Para la segunda mitad, fueron los locales quienes empezaron a proponer con mayor énfasis y saludaron el palo en un par de ocasiones, hasta que Kimmich, quien recorría la lateral de arriba a abajo, aprovechó al 63’ un gran servicio de Guerreiro para mandar a los suyos al frente, provocando una gran reacción de compañeros, cuerpo técnico y público, necesitados de una alegría. Siguieron luchando los Gunners pero con escasa capacidad de generar real peligro y parecía más probable el segundo del cuadro teutón que el del empate, que solo se acercó en alguna ocasión ya hacia el final del partido: le faltó mayor empaque al conjunto londinense y los germanos jugaron a la ventaja mínima pero terminaron avanzando.