Eurocopa 2024 [X]: Los octavos de la primera llave • Fernando Cuevas
Empezaron los partidos de los octavos de final y en la primera llave pudimos ver dos triunfos por marcador gemelo de 2-0, otro más que se fue a tiempo extra y la confirmación del equipo más sólido al momento. Llegados a estas instancias, las sorpresas van desapareciendo para que emerjan los habituales que cargan con tradición ganadora.
BATALLA EN LOS ALPES
Según la historia, Italia arrancó como favorito; de acuerdo con el desempeño en la primera fase, Suiza se llevaría los momios. El partido arrancó como se esperaba, con diez minutos de acomodo entre faltas y peloteo en medio campo, pero a partir de ahí, los helvéticos empezaron a meter presión en la puerta de los azzurri, quienes apenas reaccionaban con alguna tibia aproximación. Embolo tuvo un mano a mano que resolvió Donnarumma que ya avisaba lo que vendría con una presión incremental: con justicia, los de rojo se fueron adelante en el marcador con anotación de Freuler, gracias a un disparo preciso dentro del área tras recibir asistencia de Vargas. Todavía Rieder estuvo cerca de anotar el segundo con disparo que pasó muy cerca de la asediada cabaña italiana. Una primera parte triste para el cuadro italiano.
La mitad complementaria arrancó con una jugada definitoria: Vargas puso la pelota en el ángulo para vencer el lucidor lance del arquero y poner el segundo en la cuenta de los suyos. Si se veía difícil que los italianos lograran el empate con uno de diferencia, menos ahora con un par. Además de incapacidad para generar peligro, los italianos mostraban escasa disposición para tratar de emparejar el partido: un cabezazo en propia portería de los suizos que pegó en el poste y otro disparo más que también dio en el metal, fueron las únicas aproximaciones peligrosas. El campeón vigente se apunta como la mayor decepción del torneo, ausente de espíritu, y prolonga la profunda crisis en la que se encuentra desde hace, al menos, cuatro años. Los dirigidos por Yakin, por su parte, confirman la solidez alcanzada y se declaran listos para ganarle a cualquiera.
AL FINAL, GANA ALEMANIA
La selección de Alemania, después del susto en el último partido de la fase de grupos, salió al campo más ajustada y orientada al frente, mientras que Dinamarca se buscaba adaptar a las circunstancias, con aquella final de 1996 como motivación. En los primeros veinte minutos, los de casa ya habían enviado tres disparos cargados de peligro, en tanto los daneses empezaron a aparecer poco después, vía Eriksen, para ir equilibrando poco a poco el trámite o al menos brindar respuesta a la invasión alemana. A partir de ahí, en ambas áreas se percibía la sensación de peligro, si bien todavía con mayor intensidad en el área danesa que, entre los desvíos del arquero y las fallas milimétricas de los delanteros, se mantenía en cero, con todo y suspensión por una tormenta eléctrica.
La segunda parte arrancó con gran intensidad en el que Andersen, más allá de los cuentos, se convirtió en protagonista de un lado y otro: primero marcó para darle la ventaja a su equipo pero el VAR anuló el gol por posición adelantada y casi a la siguiente jugada, metió la mano en su área que derivó en un penal anotado por Havertz, moviendo por fin el marcador en favor de los teutones. De ir ganando a ir perdiendo en un pestañeo, de ser héroe a quedar en plan villanesco en dos jugadas seguidas. El propio Havertz tuvo el segundo pero la pelota terminó sin encontrarse con la puerta, en tanto el equipo danés trataba de reponerse de la demoledora combinación de eventos: no fue posible porque llegó el segundo a través de Musiala con poco más de veinte minutos por jugarse en los que todavía lo intentaron los daneses pero no consiguieron acortar distancias: llegaron hasta donde pudieron y los anfitriones siguen presentes para recibir a quien siga.
SALVADOS POR LA CHILENA
El partido entre Inglaterra y Eslovaquia vio cómo antes de los veinte minutos ya se habían presentado tres tarjetas amarillas para los ingleses y una para los eslovacos, quienes tuvieron la primera llegada peligrosa. Los de la Rosa tomaban el control de la pelota, pero eran los de la ex República checoslovaca los que volvían a pisar el frente con peligro hasta que en una descolgada, Schranz se internó al área y anotó el sorpresivo gol de la quiniela al 25’, a pesar de que los de blanco ya estaban en mayor disposición de ataque, sin seguir explotando todo su potencial. Siguieron intentando buscar el empate en los minutos restantes con Rice como pivote lanzador.
La segunda mitad arrancó con un gol Foden bien anulado por el VAR, en tanto los de azul se metían más atrás quizá de manera prematura por todo el tiempo por jugarse, aunque la estrategia parecía funcionar conforme corrían los minutos y los Tres Leones no encontraban la suficiente claridad, a pesar de que el partido ya se desarrollaba solo de un lado de la cancha, salvo un disparo desde medio campo que por poco se incrusta en la solitaria puerta inglesa. Rice dejó una pelota en el poste y Kane tuvo un cabezazo que debió anotar dada su expertise, pero no lograban mover las redes, hasta que apareció el milagro: Bellingham se lanzó de chilena para anotar el gol del empate, prácticamente en la última jugada del tiempo regular. Drama absoluto.
En los tiempos extra, los ingleses aprovecharon el envión anímico y muy pronto resolvieron con un remate de Kane después de recibir la pelota tras otro cabezazo: doble remate en el área, suele terminar en la red. Ya con la ventaja, los británicos se fueron replegando, hicieron los cambios de cautela y lograron controlar a un equipo eslovaco que apenas tuvo una llegada y que desde el segundo tiempo dejó de atacar: no obstante, se despiden con toda dignidad por el desempeño realizado, mientras que los ingleses por fin dieron algunos momentos del fútbol esperado, si bien todavía les falta consistencia y continuidad, necesarias para lo que viene. El mejor partido de la ronda de octavos, al momento.
LA FURIA AL ROJO VIVO
La selección de Georgia, grata revelación del torneo, enfrentó a España, el equipo más regular de la primera fase, único que ganó sus tres partidos sin recibir gol y que jugó al nivel de las expectativas generadas. Las estrategias estaban claras: los ex soviéticos iban a apostar al contragolpe fugaz y los ibéricos a lo suyo, tener la pelota todo el tiempo posible y arrinconar al rival con embates continuos sobre su arco. Así transcurrieron los primeros quince minutos, hasta que en una descolgada con centro al área respectivo, Le Normand anotó en propia puerta al 18’, dándole cierta emoción al desequilibrado encuentro. La sorpresa duró media hora, aunque pudo resolverse desde antes: tras varias llegadas y alguna respuesta georgiana, Rodri clavó el empate al 39’, dando tranquilidad a los españoles para enfrentar la parte complementaria.
Los favoritos resolvieron pronto la voltereta con anotación de Ruiz al 51’, después de un susto desde media cancha que pasó desviado en sorpresivo disparo de los georgianos, quienes no bajaron los brazos a pesar de verse superados y seguían mostrando una notable autoconfianza, acarreando balones y tratando de organizar ataques para la igualada, cada vez con menos peligro, eso sí. El tercero parecía cuestión de tiempo y fue Williams a quince minutos del final el que se encargó de sellar el resultado, confirmado por si hiciera falta por Dani Olmo al 83’, anotando el cuarto en la frente y reflejando en el marcador la diferencia entre ambos equipos. Grandísima participación de Georgia que cayó ante el principal candidato a llevarse el título, a juzgar por el desempeño mostrado hasta ahora en el torneo.