“PERDIMOS EL MIEDO A MORIR PORQUE MORIMOS EL DÍA QUE ENCONTRAMOS SIN VIDA A NUESTRAS HIJAS”
Llegan a Guanajuato familiares de asesinadas y desaparecidas
Recorren en caravana las 32 fiscalías del país para exponer casos y pedir justicia

Guanajuato, Gto. El 1 de diciembre de 2022, familiares de mujeres asesinadas y desaparecidas en Chimalhuacán, estado de México, iniciaron una caravana por las 32 Fiscalías de Justicia ubicadas a lo largo del país para exponer sus casos y pedir justicia para todas.
La que ene se momento fue denominada “Caravana por la Justicia”, fue encabezada por Irinea Buendía, Lidia Florencio Guerrero y Laura Velázquez Florencio, así como familiares de Mariana Lima Buendía y Diana Velázquez Florencio, ambas asesinadas en ese municipio
Identificada ahora como Caravana “Sentencia Mariana Lima Buendía”, llegó a la ciudad de Guanajuato. La diputada priista Yulma Rocha Aguilar presentó las lideresas del movimiento en rueda de prensa, en la que también estuvieron presentes activistas y regidoras.
El origen
El 28 de junio de 2010, Mariana Lima Buendía, de 29 años de edad, fue víctima de feminicidio en su casa en Chimalhuacán, donde vivía con su esposo, Julio César Hernández, agente investigador de la Procuraduría General de Justicia del Estado de México.
El hombre se presentó a rendir declaración a las oficinas de la Procuraduría General de Justicia del Estado de México y, en lo que se consideró un acto solapado de parte de la institución, hizo pasar el acto como un suicidio y así evitar la denuncia por el delito de homicidio.
Irinea Buendía Cortez acudió a dar su versión: Mariana era violentada por su esposo. La denuncia pública señaló que el esposo de la víctima participó en los trabajos de criminalística, fotografía y médico legista para la inspección ministerial, levantamiento del cuerpo e investigación de los hechos, en las que participó el esposo de la víctima.
El 10 de noviembre de 2010 se trasladó el acta de averiguación previa a la Fiscalía Especializada en Homicidios de la Agencia del Ministerio Público en Tlalnepantla, Estado de México donde se concluyó el 9 de septiembre de 2011 que Mariana Lima Buendía se había suicidado y se decidió no ejercer la acción penal.
El 19 de noviembre de 2011, Irinea Buendía Cortez acompañada del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, solicitó por escrito al procurador general de Justicia del Estado de México la revisión de la autorización del no ejercicio de la acción penal, con fundamento en el artículo 117 del Código de Procedimientos Penales del Estado de México.
El 14 de marzo de 2012, promovió juicio de amparo contra la falta de respuesta. Su acción tuvo como consecuencia que el 25 de marzo de 2015, la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia emitiera la sentencia en relación con la investigación de la muerte violenta de Mariana Lima Buendía. Esto fue primer pronunciamiento del tribunal relacionado con el feminicidio en México y resolvió que la fiscalía responsable tenía que reabrir el caso para volver a realizar la investigación como feminicidio.
El 15 de junio de 2016 se consignó acción penal contra Julio César Hernández, esposo de Mariana Lima Buendía, por el delito de Homicidio Calificado y el 29 de junio de 2016, se le dictó auto de formal prisión.
Este hecho tiene un significado específico: obliga a las autoridades a investigar y sancionar a los servidores públicos implicados que incurran en irregularidades y fomenta la formación cultural y la de los funcionarios públicos, a partir de medidas progresivas y fomentarlas en la educación, entre otros elementos.
La sentencia no fue incluida en la nueva versión del Protocolo para Juzgar con perspectiva de género publicado por la Dirección de Derechos Humanos de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en noviembre de 2020. El 29 de junio de 2021, Irinea Buendía presentó una solicitud de revisión en contra de esta decisión y logró que el caso se convirtiera en ser el primero en México en ser investigado con perspectiva de género.
A partir de ese momento, la Caravana tuvo este último punto como bandera principal. El caso de Mariana Lima se convirtió en emblema de lucha y exigencia de justicia, un ícono de la necesidad de investigaciones con perspectiva de género y sobre todo de la lucha de las familias de las víctimas de feminicidio en México que han tenido que emprender para alzar la voz y visibilizar la problemática.
La caravana en Guanajuato
Con el acompañamiento de Iovana Rocha y Brenda de la Mora, integrantes del colectivo Alerta Violeta, y el respaldo de la diputada Yulma Rocha Aguilar, Irinea Buendía ofreció rueda de prensa, acompañada por Lidia Florencio, madre de la joven Diana Florencio, hallada sin vida el 2 de julio de 2017 también en el municipio de Chimalhuacán.
Ambas explicaron sus casos: durante más de 11 años, Irinea Buendía recorrió más de 20 ministerios públicos, y enfrentó peritajes y audiencias en donde recibió negativas y negligencias de las autoridades.
Lidia Florencio ha denunciado durante años que en varios casos de feminicidio ha habido negligencia, omisión, corrupción e impunidad, además de que en varios juicios ha derivado que los presuntos responsables quedan en libertad.
Irinea Buendía destacó que la gira que realizan tiene como finalidad hacer llegar a todas las fiscalías del país que ya la corte fijó jurisprudencia para atender con perspectiva de género los casos de mujeres asesinadas y que esos casos “no sean juzgados con las patas”.
Yulma Rocha y otras participantes recalcaron que esta caravana tiene especial trascendencia en Guanajuato por ser uno de los estados con mayores índices de violencia contra las mujeres.
Iovana Rocha señaló que vienen el 8 de marzo y luego vendrá el 25 de noviembre y habrá discursos muy emotivos sobre derechos de las mujeres y las violencias que se ejercen contra ellas, pero que no hay un solo municipio del estado que se distinga por impulsar políticas públicas con perspectiva de género.
Es lo que las integrantes de la Caravana hacen llegar a los colectivos de la localidad y expondrán en la Fiscalía del Estado.
El encuentro fue emotivo, con rabia y reclamos de las asistentes contra la negligencia de las autoridades, la impunidad de los agresores y la indolencia y amarillismo de medios de comunicación. Las lágrimas afloraron entre la indignación y lo dicho por Irinea Buendía no podía ser menos impactante:
“Hemos perdido el miedo a morir porque morimos el día que encontramos sin vida a nuestras hijas”.