MUTEK 2024 [I] • Fernando Cuevas
MUTEK 2024 (I)
Llega nuevamente el denominado Festival Internacional de Creatividad Digital, presente en nuestro país desde hace 20 años -su origen fue en Montreal a finales del siglo XX- y que se enfoca en promover el arte digital y la música electrónica desde una perspectiva experimental y de transmedia. Vamos a dar una breve mirada sobre ciertos artistas que se presentan en esta edición 2024.
DE ORIENTE Y OCCIDENTE
Instalaciones donde juegan los datos que habitan la virtualidad; performances que terminan por llevarnos a ese futuro del presente y máquinas que parecen tener voluntad propia, en la lógica de los algoritmos generativos, son algunos de los componentes de la propuesta artística de Ali Phi, iraní radicado en Toronto que gusta de explorar los ecosistemas transmedia y cuya capacidad de imbricar los campos tecnológicos con los artísticos queda de manifiesto tanto en sus presentaciones, siempre jugando con las posibilidades del espacio para invadirlo de luces con ánimos poéticos, como en su grabaciones sonoras, además de su labor como conferenciante, jurado y director artístico de TADAEX, la exposición anual de artes digitales de Teherán.
Por lo que toca a sus producciones sonoras, todas conformadas por seis pistas, en Left (2017) profundizó en un ambient de pausada elaboración, como si se tratara de un organismo que evoluciona a su tiempo en seis momentos, mientras que en Elemaun (2021) activó rítmicas que transitan sobre envolventes tapices que de pronto incorporan sonidos y cánticos de la tierra de origen, también conformado por seis piezas. Compositions for Computer (2022), despliega en tres cortes una electrónica de entornos yuxtapuestos, en tanto Maqruh (2023), cuyo título significa una acción reprobable en el contexto musulmán sin llegar a la sanción, ronda esta moralidad a través de sonidos que se incorporan cual sucedáneos de una construcción ideológica que termina por rodearnos para ponernos en situación de análisis.
Por su parte, el asentado en Montreal de origen bengalí, Debanishis Sinha, es principalmente un percusionista que explora las distintas rítmica vitales, incluyendo sonidos de la naturaleza como mostró en Anudutram (2010), de electrónica impredecible que parece gobernada, en efecto, por una inteligencia ajena, punzante, que se acompaña de proclamas callejeras. Apostando por un entrecortado trance que recupera la rica poética sonora de su nación, entreverada con la noción del machine learning, bien manifestada en Brahmaputra (2023) y reforzada en el EP Adeva_v004_04 (2023). Ahora se presenta con Exorcismos.
En tanto, Linh Luu y Marvin Lalihatu conforman Animistic Beliefs desde sus orígenes surasiáticos e incorporando los sonidos electrónicos alimentados por la escena de Rotterdam, del techno a la rispidez del punk y de ahí a la lógica dance, impulsados por la estética queer y la vertiente conocida como gabber, en la que se inserta un componente hardcore a la lógica digital. El EP Sinuous Gullie (2018), Mindset:Reset (2019) y el EP Molucca Quake (2019), impulsan a la pista sin remedio; Thief of Sanity (2020) nos lleva por el dance club a buscar un poco de cordura a ciegas para evitar el toque mortal, mientras que en Merdeka (2022), el viaje es por paisajes de sus tierras ancestrales con toques oníricos entre recuerdos infantiles, duendes inquietos y poesía acuática.
SELLO NACIONAL
Benfika es el nombre que Carlos, un estudiante de Diseño en Tijuana que gusta del Hip-Hop y el punk, adoptó para desarrollar su propuesta electrónica, navegando entre cierta melancolía y toques naturalistas, como se aprecia en Ruinas (2020), especie de excursión selvática con parajes en calma tensa y yuxtaposiciones sonoras cual vegetación diversa. Los sencillos Posición (2023) y Latido (2023) continuaron en esta tesitura, al igual que Los vientos de Santa Ana (2023), grabado en complicidad con DJ Fucci y en el que se juega con espacios suspensivos y vocalizaciones robóticas que inevitablemente nos impulsan a la pista.
Por su parte, Malitzin Cortés, mejor conocida en el medio como CNDSD, gusta de sumergirse en sonidos entrecortados que apuestan al famoso glitch como recurso, tal como se despliega en el sencillo Crisis Tales (2018), integrado por tres cortes de inesperada secuenciación; en el rocoso EP Acrópolis (con el torso giratorio) (2019) y en el EP En lenguas (2020), desprendiendo vocalizaciones sobrepuestas que en efecto parecen de pronto formar un cónclave de distintos códigos lingüísticos: justo así suena Decán (2022), como una fuerza rítmica que envuelve de a poco, cual discurso convincente.