domingo. 13.10.2024
El Tiempo

Ruge León con la octava estrella campeonil

Se queda La Fiera con el campeonato Guardianes
Ruge León con la octava estrella campeonil

Se enfrentaron el primero y segundo de la tabla general. Dos equipos de fuerte tradición que se refleja en sus aficionados, siempre al pie del cañón y buscando el octavo título para ubicarse en el quinto puesto de los cuadros con más campeonatos en el fútbol mexicano. El León llegaba después de jugar con practicidad y solvencia para asegurar los resultados, sabedor de que ha sido el mejor conjunto de los últimos dos años; la UNAM se presentó después de mostrar muchos contrastes que lo llevaban de dominador a dominado y viceversa entre un juego y otro.

El primer partido arrancó con frenesí y dominio alterno, leonés al inicio y universitario posteriormente; algunas llegadas que se quedaban en la orilla, con la sensación de que daban para más por los desaciertos en el toque final para coronar buenas jugadas. Con un cierto predominio puma se fue la parte inicial sin sacudir las redes. En el segundo medio, llegaron algunas lesiones y roces que no pasaron de zarpazos al aire, mientras que el desarrollo de las acciones permanecía en un suspenso rasposo, sin que se viera mucha claridad en las partes altas del campo.

Fue hasta que un preciso centro de Gutiérrez se convirtió en certero cabezazo de González al ’72 que el partido cobró más vida: los locales conseguían la ventaja que parecía definitiva cuando a diez del final los visitantes se quedaron con un hombre menos por la justa expulsión de Barreiro. Entonces se abrió uno de los momentos definitorios de la final: Pumas podría rematar a la Fiera, quedarse con la ventaja mínima o que los de verde sorprendieran con el empate: sucedió esto último gracias a una descolgada que capitalizó, paradójicamente, el ingresado puma Gigliotti, aprovechando un servicio de Calderón.

Para el segundo partido, el León salió desatado: copó la salida y los visitantes no atinaban a retener la pelota. La presión rindió frutos pronto, pasados los diez minutos, y Gigliotti repitió la dosis para anotar con disparo raso, doblando la mano de Talavera y mandando al frente a los locales, quienes intentaron mantener la misma intensidad adelante pero Pumas fue poco a poco recuperando terreno, incluso llegando a generar un par de alternativas de gol. En el complemento, los universitarios siguieron luchando pero daban la impresión de haber llegado a su propio límite, ahí donde no alcanzaban a generar una sensación más intensa de peligro.

Por su parte, los de casa manejaban la situación con atingencia, sin replegarse del todo pero tampoco desbocándose en busca de la segunda anotación que les diera mayor tranquilidad: así transcurrió buena parte del tiempo hasta que, ya con unos pumas tirados hacia delante sin regresos veloces para proteger la guarida, Montes sirvió una gran pelota a Moreno quien, recorte de por medio, consiguió el sello definitivo para el campeonato.

La octava fue para el rey de la selva, merecidamente. Emotivo fue ver al propio Montes, acaso el jugador del torneo, y al histórico Nacho González en plan de despedida, ambos símbolos del equipo desde la división de ascenso, levantar con orgullo contagiante la copa, así como la alegría del otro Nacho, culminando un gran trabajo desde el banquillo. El reto se sabe: no es llegar, sino mantenerse en el nivel alcanzado para seguir siendo contendiente, ahora con la responsabilidad que implica ser campeón.