Astillas de espejo
Poema de Víctor Hugo Rodríguez Bécquer
Para mi hermano Antonio
un marinero de agua dulce
—Se te secaron los mares así tan de repente | en un plegar de alas quietas —velas amotinadas | y te fuiste a la deriva un día parecido a este | como buen navegante tras las olas del destino || No hay más espejo marino ahora mismo | la luna redonda en el ropero se hizo añicos del coraje | con ella va la infancia tras el recuerdo que se escapa | sobre una gelatina amorfa de color inocente— esmeralda | entre sepias del álbum en lumínicas vivencias | difuso entre fantasmas de ayeres desaparecidos || Cualquier reclamo hacia genealogías inventadas | es mero acontecer de juego a solitario || Si uno pudiera hurgar en los adentros | saber que los ecos del tiempo tienen ritmo | el hambre de mi hermano en reclamos intestinos | sobre la verdad oculta de su origen adoptivo || Nadie le dirá que fue un maravilloso día | que alguien le inventó la progenitura tan deseada || La verdad hermano mío que fuiste sólo el primer sueño || Después llegué yo a ensalivar el pecho enjuto | donde no dejaste para mi infancia más de un sorbo || En las afueras de casa surgiste reinventado | navegando los mares que me heredaste en estampas | callando de mi boca otros reclamos de aventuras mutuas || Desde antes y después te he amado | no sólo porque atinaste a irte y dejarme | con los dos viejos que sin procrearnos | nos inventaron una azarosa vida como pocas | desde los grabados de Doré en silábico catecismo | que sin ser cierto se parecen nuestros pasados | y entre todas esas verdades míticas | fuiste antes que yo el prodigio | de saber traer obsequios a tu hermano | inventándote como un cuarto rey mago || No hay reclamos hacia la partera Albina | ni tache al vaivén de la suerte echada || En otra esfera parecería imposible nuestra coexistencia | con nuestra madre aullando como loba si alguno enfermaba || Primero naciste hijo verdadero y luego se transformó la historia || Lloro tu partida porque ya no estás para espantar mis pesadillas || Quédate la luna para ti solo Repollo || pero si quieres obsequiarme un gajo | con una astilla de su luz me alumbraré si acaso | y bastará para recordarte en noches punitivas | por pelearlos la cama almohadas y cobijas | del signo fraternal al referente ingrato | de la hora lunar al destino tras-terrado || Déjame un poco de gracia para suspirar tu ausencia | Repollo marinero de tierra adentro || Tu nombre va conmigo prendido a nuestra sombra—
Junio::2013