viernes. 19.04.2024
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Astillas de espejo

Poema de Víctor Hugo Rodríguez Bécquer

 

Tachas 03
Tachas 03
Astillas de espejo
 

Para mi hermano Antonio
un marinero de agua dulce

—Se te secaron los mares así tan de repente | en un plegar de alas quietas —velas amotinadas | y te fuiste a la deriva un día parecido a este | como buen navegante tras las olas del destino || No hay más espejo marino ahora mismo | la luna redonda en el ropero se hizo añicos del coraje | con ella va la infancia tras el recuerdo que se escapa | sobre una gelatina amorfa de color inocente— esmeralda | entre sepias del álbum en lumínicas vivencias | difuso entre fantasmas de ayeres desaparecidos || Cualquier reclamo hacia genealogías inventadas | es mero acontecer de juego a solitario || Si uno pudiera hurgar en los adentros | saber que los ecos del tiempo tienen ritmo | el hambre de mi hermano en reclamos intestinos | sobre la verdad oculta de su origen adoptivo || Nadie le dirá que fue un maravilloso día | que alguien le inventó la progenitura tan deseada || La verdad hermano mío que fuiste sólo el primer sueño || Después llegué yo a ensalivar el pecho enjuto | donde no dejaste para mi infancia más de un sorbo || En las afueras de casa surgiste reinventado | navegando los mares que me heredaste en estampas | callando de mi boca otros reclamos de aventuras mutuas || Desde antes y después te he amado | no sólo porque atinaste a irte y dejarme | con los dos viejos que sin procrearnos | nos inventaron una azarosa vida como pocas | desde los grabados de Doré en silábico catecismo | que sin ser cierto se parecen nuestros pasados | y entre todas esas verdades míticas | fuiste antes que yo el prodigio | de saber traer obsequios a tu hermano | inventándote como un cuarto rey mago || No hay reclamos hacia la partera Albina | ni tache al vaivén de la suerte echada || En otra esfera parecería imposible nuestra coexistencia | con nuestra madre aullando como loba si alguno enfermaba || Primero naciste hijo verdadero y luego se transformó la historia || Lloro tu partida porque ya no estás para espantar mis pesadillas || Quédate la luna para ti solo Repollo || pero si quieres obsequiarme un gajo | con una astilla de su luz me alumbraré si acaso | y bastará para recordarte en noches punitivas | por pelearlos la cama almohadas y cobijas | del signo fraternal al referente ingrato | de la hora lunar al destino tras-terrado || Déjame un poco de gracia para suspirar tu ausencia | Repollo marinero de tierra adentro || Tu nombre va conmigo prendido a nuestra sombra—

Junio::2013