Cuentos

Rodrigo Fernando Pérez Muñoz

 

El ciego
A falta de vista, sus sensuales manos fueron las responsables de su condenación en el infierno.

 

2 de noviembre
—Lo que no me gusta de estar muerto, es tener que regresar a la tierra una vez al año.

 

Santo remedio
—Cada vez que miro un ángel volar por los cielos, me conmuevo hasta las lágrimas.

—No volverás a llorar mamita… —y su hijo que no quería ver sufrir a su madre, desplomó a todos los ángeles a escopetazos.

 

Incomprensible
—Mientras más malo, cruel  y ruin es el hombre, más creo en el infinito humor del Todopoderoso para burlarse de nosotros.

 

El coleccionista
Mi amigo Sebastián Arredondo es uno de los hombres más excéntricos que sin duda he conocido.

Su vida ha sido fácil pues es dueño de exitosas empresas heredadas de su padre; nunca conoció la pobreza, por eso mismo, se convirtió  en un aburrido snob. 

Para pasar el tiempo, Arredondo se dedica a la caza de animales exóticos en lugares diversos como el África, o Sudamérica.

   Un día me invitó a su casa, la cual tenía varias galerías, repletas de aquellos extraños animales que sólo había visto en las imágenes de  libros y muchos otros que ni sabía de su existencia.

   Qué impresionante dije mientras caminaba embelesado por aquél museo parece que están vivos…

   —Tiene toda la razón, estos animales aparentan algo de lo que carecen, como muchos de nosotros, ¿verdad? —dijo clavando en mi la fría mirada de cazador sobre su presa.

   —Por cierto, tengo una nueva colección, permítame mostrársela.

   Me tomó suavemente del brazo y me deje conducir escaleras abajo a un oscuro sótano.

   —¿Qué colecciona ahora? —le pregunté tratando de clavar los ojos en la oscuridad.

   —Cadáveres humanos— y antes de que me diera cuenta enrolló una cuerda a mi cuello y me estranguló…

Ahora pertenezco a su macabra galería, muy bien conservado, en un sótano repleto de otras piezas de colección, aparentando poseer algo que no tenemos... ya me callo, porque la sirvienta  limpia el polvo que han acumulado mis mejillas y tengo que estar presentable para las futuras adquisiciones.

 

Sinceridad
—Las personas imaginarias con las que discute el loco de la esquina, son mucho más amables que varios que conozco en la vida rea.dijo el kwubosaurio al dragofonte.

 

Rector
El periquillo era tan listo, que lo hicieron rector de aquella universidad.

 

Convento
—¿Dónde estaba?

—Platicando con la madre Trini. Qué simpática mujer, es un ángel.

—Tiene toda la razón. Murió ayer.